/ miércoles 3 de marzo de 2021

Cultura, vida social y proxémia

En México tras recorrer un largo año acompañados por el Covid-19 en nuestras vidas, las afectaciones a la vida cotidiana han producido ya diversos cambios que van desde los hábitos, hasta las costumbres e incluso el comportamiento y la cultura.

El confinamiento domiciliario inicial, la reducción de las actividades no esenciales, la reducción o incluso perdida temporal de oportunidades de interacción humana que alcanzo desde nuestros seres más queridos hasta la suspensión de actividades en escuelas, trabajo, clubes deportivos y sociales, la no asistencia a espectáculos, una reducción drástica de la convivencia social, la distancia social y el rechazo creciente al contacto físico, volvió frías nuestras relaciones humanas. La distancia con seres queridos y la necesidad de utilizar tecnología y nuevas herramientas de comunicación, nos han afectado voluntaria o involuntariamente a todos.

Nuestra cultura es caracterizada por nuestro trato cálido, afectivo, con acentos kinésicos de tocar, de abrazar, de palmear, de saludar de beso, de permitir acortar distancias en base a la confianza y al afecto. Pero la pandemia lo cambió. Temporalmente, creo. Pero sin duda dejara secuelas en la conducta de las personas que la padecimos.

Por salud y por cuidar nuestra vida y la de los demás, nos alejamos. Dejamos de visitar, de abrazar, de demostrar cariño con la cercanía, con el contacto físico. Nuestras relaciones humanas incrementaron su virtualización. Y nuestra forma en la que nos comunicamos, ha sido muy afectada.

Cuando nos comunicamos, otorgamos más atención al habla y a la escritura, pensando que la mayor parte de la información que debemos expresar e interpretar está contenida allí, sin tener presente que el lenguaje no verbal es sumamente importante en nuestra comunicación.

Nuestra capacidad de comunicarnos y comprendernos es una de las características que hace posible la vida en sociedad. La proxémica o proxemia es la disciplina que se encarga de analizar la comunicación no verbal según el uso del espacio personal y la distancia que guardamos entre nosotros al comunicarnos verbalmente. Estudia las relaciones y la comunicación que establecemos los seres humanos a través del espacio y a través de las distancias que ponemos entre nosotros mismos y hacia las cosas que nos rodean. Incluye la forma en la que las normas sociales y culturales sobre el espacio limitan o condicionan nuestra comunicación.

La proxemia se centra en analizar el empleo de las distancias, cercanía o lejanía, la interacción con otros elementos del entorno o la existencia o ausencia de contacto físico. Está relacionada con las costumbres culturales y la territorialidad e influye en nuestra conducta de acuerdo al grado de confianza, de afecto y de comodidad en nuestras interacciones humanas.

Por necesidad de prevenir los contagios, el alejamiento de las demás personas precisó alejarse, dejar de saludar, abrazar, tocar, besar. Las conversaciones debieron ampliar la distancia entre los interlocutores, reducir el numero de ellos en lugares públicos. El protocolo social cambió significativamente. El rechazo a quienes violan los convencionalismos sociales y las recomendaciones de cuidado personal y social, además de las normas y la obligatoriedad enfrentada en diversos momentos y situaciones, modificaron las reglas sociales, a pesar de la enorme variación que existe entre los comportamientos en cada comunidad.

Conforme avance la vacunación y se logré ir venciendo a la pandemia, iremos recuperando nuestra vida anterior. La nueva normalidad seguirá marcada con improntas grabadas con dolor, incomodidad, miedo, angustia, ansiedad, coraje y frustración por lo vivido. Pasará tiempo en que recuperemos la forma cultural cálida en nuestras relaciones sociales. La sana distancia viajará con nosotros por más tiempo que el Covid 19. Comercio electrónico, educación a distancia, comunicación virtual y otras actividades, prevalecerán a la pandemia y seguirán enterrándose en nuestra cultura cotidiana. Se normalizara y se aceptara la perdida de calidez, la disminución del trato humano, la reducción de los círculos sociales y el blindaje del espacio intimo, del causal – personal y del social – consultivo.


* Consultor y empresario

@carlosanguianoz en Twitter

En México tras recorrer un largo año acompañados por el Covid-19 en nuestras vidas, las afectaciones a la vida cotidiana han producido ya diversos cambios que van desde los hábitos, hasta las costumbres e incluso el comportamiento y la cultura.

El confinamiento domiciliario inicial, la reducción de las actividades no esenciales, la reducción o incluso perdida temporal de oportunidades de interacción humana que alcanzo desde nuestros seres más queridos hasta la suspensión de actividades en escuelas, trabajo, clubes deportivos y sociales, la no asistencia a espectáculos, una reducción drástica de la convivencia social, la distancia social y el rechazo creciente al contacto físico, volvió frías nuestras relaciones humanas. La distancia con seres queridos y la necesidad de utilizar tecnología y nuevas herramientas de comunicación, nos han afectado voluntaria o involuntariamente a todos.

Nuestra cultura es caracterizada por nuestro trato cálido, afectivo, con acentos kinésicos de tocar, de abrazar, de palmear, de saludar de beso, de permitir acortar distancias en base a la confianza y al afecto. Pero la pandemia lo cambió. Temporalmente, creo. Pero sin duda dejara secuelas en la conducta de las personas que la padecimos.

Por salud y por cuidar nuestra vida y la de los demás, nos alejamos. Dejamos de visitar, de abrazar, de demostrar cariño con la cercanía, con el contacto físico. Nuestras relaciones humanas incrementaron su virtualización. Y nuestra forma en la que nos comunicamos, ha sido muy afectada.

Cuando nos comunicamos, otorgamos más atención al habla y a la escritura, pensando que la mayor parte de la información que debemos expresar e interpretar está contenida allí, sin tener presente que el lenguaje no verbal es sumamente importante en nuestra comunicación.

Nuestra capacidad de comunicarnos y comprendernos es una de las características que hace posible la vida en sociedad. La proxémica o proxemia es la disciplina que se encarga de analizar la comunicación no verbal según el uso del espacio personal y la distancia que guardamos entre nosotros al comunicarnos verbalmente. Estudia las relaciones y la comunicación que establecemos los seres humanos a través del espacio y a través de las distancias que ponemos entre nosotros mismos y hacia las cosas que nos rodean. Incluye la forma en la que las normas sociales y culturales sobre el espacio limitan o condicionan nuestra comunicación.

La proxemia se centra en analizar el empleo de las distancias, cercanía o lejanía, la interacción con otros elementos del entorno o la existencia o ausencia de contacto físico. Está relacionada con las costumbres culturales y la territorialidad e influye en nuestra conducta de acuerdo al grado de confianza, de afecto y de comodidad en nuestras interacciones humanas.

Por necesidad de prevenir los contagios, el alejamiento de las demás personas precisó alejarse, dejar de saludar, abrazar, tocar, besar. Las conversaciones debieron ampliar la distancia entre los interlocutores, reducir el numero de ellos en lugares públicos. El protocolo social cambió significativamente. El rechazo a quienes violan los convencionalismos sociales y las recomendaciones de cuidado personal y social, además de las normas y la obligatoriedad enfrentada en diversos momentos y situaciones, modificaron las reglas sociales, a pesar de la enorme variación que existe entre los comportamientos en cada comunidad.

Conforme avance la vacunación y se logré ir venciendo a la pandemia, iremos recuperando nuestra vida anterior. La nueva normalidad seguirá marcada con improntas grabadas con dolor, incomodidad, miedo, angustia, ansiedad, coraje y frustración por lo vivido. Pasará tiempo en que recuperemos la forma cultural cálida en nuestras relaciones sociales. La sana distancia viajará con nosotros por más tiempo que el Covid 19. Comercio electrónico, educación a distancia, comunicación virtual y otras actividades, prevalecerán a la pandemia y seguirán enterrándose en nuestra cultura cotidiana. Se normalizara y se aceptara la perdida de calidez, la disminución del trato humano, la reducción de los círculos sociales y el blindaje del espacio intimo, del causal – personal y del social – consultivo.


* Consultor y empresario

@carlosanguianoz en Twitter