/ lunes 31 de enero de 2022

Transporte público para todas las personas

La entrada en operación de Mi Macro Periférico ha suscitado múltiples opiniones que van desde los ciegos aplausos y las loas faltas de crítica hasta una postura de total rechazo que no admite una sola ventaja de un proyecto como este.

Aquello que por el Gobierno del Estado ha sido catalogado como “el proyecto de renovación urbana y de movilidad más grande de México” incluye según su sitio web “41,5 kilómetros con concreto hidráulico, nuevas laterales con banquetas, cruceros seguros, reforestación, la ciclovía más grande de América Latina y 42 estaciones totalmente accesibles”. Hasta allí todo pinta muy bien y parece ser una gran apuesta por la ciudad, sin embargo, hay ciertas precisiones que sería imprudente omitir: no abarca todo el Periférico y se inauguró sin haber terminado todas las obras relativas a su servicio.

Sobre el primer punto, aclaremos que, en efecto, el Periférico de la ciudad no es un anillo perfecto, pues digamos que “no se cierra” sino que en las partes Sur y Oriente topa con la Avenida de la Solidaridad Iberoamericana, esa misma que cotidianamente llamaríamos “Carretera a Chapala”. Ahora bien, aunque esto es así, existe un trayecto en el que se pudo haber continuado la obra y no se hizo, específicamente la zona de poniente de Guadalajara y Tonalá, que por cierto, alberga la mayor parte de las colonias del área metropolitana de menor estrato socioeconómico y por lo cual la obra ha sido calificada de discriminatoria.

Sobre esto, el gobernador se ha empeñado en decir que la población de esta zona no fue excluida porque el proyecto contempla rutas alimentadoras que completen la ruta que anteriormente hacía la famosa y ahora extinta “380”. Lo que el Gobierno del Estado parece no querer ver, es que el hecho de que el BRT (Bus Rapid Transit por sus siglas en inglés, o autobuses de tránsito rápido si hacemos la traducción) no cubra toda el área y pretenda afirmar que una distinción en sistemas de transporte no es discriminatoria, provoca desazón, disgusto e irritación. En efecto, esta planeación evidencia las desigualdades estructurales de las cuales los gobiernos se vuelven no solo cómplices sino que ellos mismos la reproducen: modernización y nueva estructura para las zonas más privilegiadas y más de lo mismo para aquellas más desfavorecidas (viles camiones, pintados y nuevos, pero camiones al fin y al cabo).

Por si no fuera poco, y sumado a la crítica anterior, la obra fue inaugurada el fin de semana pese a estar incompleta, es decir, la ciclovía no está terminada, se presentan dificultades y peligros para acceder a los puentes peatonales y no está funcionando la infraestructura para personas con discapacidad (en especial para aquellas personas que tienen dificultades de movilidad).

Pese a todo ello, es crucial reconocer que la inversión en obra pública destinada al transporte es urgente y necesaria pues los grandes retos de movilidad están relacionados con el transporte público y no porque éste sea el problema. Al contrario, esa tiene que ser la gran apuesta para descongestionar y conectar más la ciudad, pero este transporte tiene que ser para todo mundo y eso significa incluir todas las zonas, que sin importar las condiciones físicas de las personas puedan acceder a él y usarlo, y además que su precio sea accesible.

* Vicepresidenta de Hagamos

La entrada en operación de Mi Macro Periférico ha suscitado múltiples opiniones que van desde los ciegos aplausos y las loas faltas de crítica hasta una postura de total rechazo que no admite una sola ventaja de un proyecto como este.

Aquello que por el Gobierno del Estado ha sido catalogado como “el proyecto de renovación urbana y de movilidad más grande de México” incluye según su sitio web “41,5 kilómetros con concreto hidráulico, nuevas laterales con banquetas, cruceros seguros, reforestación, la ciclovía más grande de América Latina y 42 estaciones totalmente accesibles”. Hasta allí todo pinta muy bien y parece ser una gran apuesta por la ciudad, sin embargo, hay ciertas precisiones que sería imprudente omitir: no abarca todo el Periférico y se inauguró sin haber terminado todas las obras relativas a su servicio.

Sobre el primer punto, aclaremos que, en efecto, el Periférico de la ciudad no es un anillo perfecto, pues digamos que “no se cierra” sino que en las partes Sur y Oriente topa con la Avenida de la Solidaridad Iberoamericana, esa misma que cotidianamente llamaríamos “Carretera a Chapala”. Ahora bien, aunque esto es así, existe un trayecto en el que se pudo haber continuado la obra y no se hizo, específicamente la zona de poniente de Guadalajara y Tonalá, que por cierto, alberga la mayor parte de las colonias del área metropolitana de menor estrato socioeconómico y por lo cual la obra ha sido calificada de discriminatoria.

Sobre esto, el gobernador se ha empeñado en decir que la población de esta zona no fue excluida porque el proyecto contempla rutas alimentadoras que completen la ruta que anteriormente hacía la famosa y ahora extinta “380”. Lo que el Gobierno del Estado parece no querer ver, es que el hecho de que el BRT (Bus Rapid Transit por sus siglas en inglés, o autobuses de tránsito rápido si hacemos la traducción) no cubra toda el área y pretenda afirmar que una distinción en sistemas de transporte no es discriminatoria, provoca desazón, disgusto e irritación. En efecto, esta planeación evidencia las desigualdades estructurales de las cuales los gobiernos se vuelven no solo cómplices sino que ellos mismos la reproducen: modernización y nueva estructura para las zonas más privilegiadas y más de lo mismo para aquellas más desfavorecidas (viles camiones, pintados y nuevos, pero camiones al fin y al cabo).

Por si no fuera poco, y sumado a la crítica anterior, la obra fue inaugurada el fin de semana pese a estar incompleta, es decir, la ciclovía no está terminada, se presentan dificultades y peligros para acceder a los puentes peatonales y no está funcionando la infraestructura para personas con discapacidad (en especial para aquellas personas que tienen dificultades de movilidad).

Pese a todo ello, es crucial reconocer que la inversión en obra pública destinada al transporte es urgente y necesaria pues los grandes retos de movilidad están relacionados con el transporte público y no porque éste sea el problema. Al contrario, esa tiene que ser la gran apuesta para descongestionar y conectar más la ciudad, pero este transporte tiene que ser para todo mundo y eso significa incluir todas las zonas, que sin importar las condiciones físicas de las personas puedan acceder a él y usarlo, y además que su precio sea accesible.

* Vicepresidenta de Hagamos