/ jueves 21 de septiembre de 2023

Hay presidenta


La lucha de las mujeres por nuestros derechos político electorales en nuestro país es histórica, uno de los primeros logros institucionales en cuestión de representatividad, fue la llegada de Elvia Carrillo Puerto como la primera diputada local del país en el Congreso de Yucatán en 1923. Hasta 1982 Rosario Ibarra de Piedra fue la primera mujer en competir para la presidencia de México, compitió de nuevo en 1988, seguida de Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo (1994), Patricia Mercado (2006), Josefina Vázquez Mota (2012) y Margarita Zavala (2018).

En el 2024, tendría que pasar algo extraordinario para que nuestro país no fuera gobernado por una mujer, la primera mujer en México, el sueño morado de las miles de mujeres que durante décadas han resistido a la opresión patriarcal de la política vertical y hegemónica que impera en un país como el nuestro.

Las que fuimos niñas en este país que se desangra, no crecimos viendo presidentas, crecimos viendo cruces rosas en desiertos, manifestaciones para exigir justicia por nuestras desaparecidas, discusiones sobre la tipificación de nuestras muertes, luchas por la paridad a cuentagotas, llegadas accidentadas de mujeres por cuotas establecidas en sanedrines conformados por hombres, foros sobre la lactancia materna formados exclusivamente por varones y presídiums donde nosotras llevábamos vasos con agua mientras ellos representaban la toma de decisiones.

Poco a poco, pero siendo muchas, las mujeres empujamos los techos de cristal, nos sacudimos el cemento de los pisos pegajosos y abrimos brechas donde la luz ya no entraba. Por ello el ambiente nacional que hoy respiramos rumbo a los próximos comicios, es un ambiente de triunfo para las mujeres, porque pese a las distintas perspectivas políticas que podemos tener, ya que la colectividad de mujeres representa también la pluralidad de ideas, de feminismos o no; el 2024 tendrá tanto a los partidos más conservadores, como a quienes dicen ser progresistas, representados por mujeres con una trayectoria política de lucha y resistencia.

Hay mucho por hacer, temas de sobra por abordar y realidades por cambiar. No quiero que el reconocimiento de los logros y avances suene a panfleto triunfalista, pero no debemos dejar pasar este hecho histórico para México y para las mujeres, no cabe duda que es tiempo de nosotras y de la igualdad.


La lucha de las mujeres por nuestros derechos político electorales en nuestro país es histórica, uno de los primeros logros institucionales en cuestión de representatividad, fue la llegada de Elvia Carrillo Puerto como la primera diputada local del país en el Congreso de Yucatán en 1923. Hasta 1982 Rosario Ibarra de Piedra fue la primera mujer en competir para la presidencia de México, compitió de nuevo en 1988, seguida de Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo (1994), Patricia Mercado (2006), Josefina Vázquez Mota (2012) y Margarita Zavala (2018).

En el 2024, tendría que pasar algo extraordinario para que nuestro país no fuera gobernado por una mujer, la primera mujer en México, el sueño morado de las miles de mujeres que durante décadas han resistido a la opresión patriarcal de la política vertical y hegemónica que impera en un país como el nuestro.

Las que fuimos niñas en este país que se desangra, no crecimos viendo presidentas, crecimos viendo cruces rosas en desiertos, manifestaciones para exigir justicia por nuestras desaparecidas, discusiones sobre la tipificación de nuestras muertes, luchas por la paridad a cuentagotas, llegadas accidentadas de mujeres por cuotas establecidas en sanedrines conformados por hombres, foros sobre la lactancia materna formados exclusivamente por varones y presídiums donde nosotras llevábamos vasos con agua mientras ellos representaban la toma de decisiones.

Poco a poco, pero siendo muchas, las mujeres empujamos los techos de cristal, nos sacudimos el cemento de los pisos pegajosos y abrimos brechas donde la luz ya no entraba. Por ello el ambiente nacional que hoy respiramos rumbo a los próximos comicios, es un ambiente de triunfo para las mujeres, porque pese a las distintas perspectivas políticas que podemos tener, ya que la colectividad de mujeres representa también la pluralidad de ideas, de feminismos o no; el 2024 tendrá tanto a los partidos más conservadores, como a quienes dicen ser progresistas, representados por mujeres con una trayectoria política de lucha y resistencia.

Hay mucho por hacer, temas de sobra por abordar y realidades por cambiar. No quiero que el reconocimiento de los logros y avances suene a panfleto triunfalista, pero no debemos dejar pasar este hecho histórico para México y para las mujeres, no cabe duda que es tiempo de nosotras y de la igualdad.