/ lunes 27 de diciembre de 2021

Otra vez las Villas

Hace algo más de medio año escribía sobre las Villas y mi postura era la misma que es hoy: deseando que no se edifique ningún inmueble más y que se prohíba la habitabilidad.

Días atrás, el magistrado Laurentino López Villaseñor, ordenó al Ayuntamiento de Zapopan otorgar la habitabilidad, con lo que las personas que allí compraron ahora pueden ir a vivir en ellos. El pronunciamiento contra la habitabilidad no es un capricho, se trata de cuestiones de seguridad de civiles y ambientales. La zona donde están construidas tiene un alto índice de movimiento sísmico y además, está asentada sobre acuíferos, mismos que abastecen el 30% del agua que la ciudad necesita.

Diez años atrás se construyó este inmueble con el pretexto de contar con un recinto para albergar a las y los atletas que venían a la ciudad por los juegos panamericanos que se celebraban aquel 2011. Esa construcción, que nunca debió de ocurrir, fue posible gracias a las omisiones de los tres órdenes de gobierno, que en ese momento eran panistas y que con una justa deportiva de ese tamaño, se colgaban una estrellita y se dieron todas las facilidades para sacar adelante no solo el evento sino negocios como el de las Villas.

Recordemos que Las Villas, que ya no se llaman así y ahora son Avaterra, fueron compradas por la empresa Green Life Capital a finales del año pasado al Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco y al Instituto Jalisciense de la Vivienda por 1,500 millones de pesos.

Uno de los riesgos urbanos, además de los hídricos y sísmicos, es la cercanía del inmueble con el Bosque La Primavera, el gran pulmón del Área Metropolitana de Guadalajara y que ha sido sumamente afectado tanto por incendios como por intereses inmobiliarios y de particulares. Ahora que se otorgó la habitabilidad, se sentó un precedente que abrirá la puerta para que otras zonas que estaban fuera del alcance de las grandes constructoras que edifican sin importar el daño ambiental y el costo social.

Sostengo lo que he dicho anteriormente, esta construcción ha estado envuelta en una serie de controversias, abandonada años, y permitir que se habiten es un agravio a derechos fundamentales como el acceso al agua y a un ambiente sano, en resumen, es una terrible irresponsabilidad que lamentablemente no tardará mucho en empezar a cobrar caras facturas que serán una dolorosa herida para toda la ciudad.

Hace algo más de medio año escribía sobre las Villas y mi postura era la misma que es hoy: deseando que no se edifique ningún inmueble más y que se prohíba la habitabilidad.

Días atrás, el magistrado Laurentino López Villaseñor, ordenó al Ayuntamiento de Zapopan otorgar la habitabilidad, con lo que las personas que allí compraron ahora pueden ir a vivir en ellos. El pronunciamiento contra la habitabilidad no es un capricho, se trata de cuestiones de seguridad de civiles y ambientales. La zona donde están construidas tiene un alto índice de movimiento sísmico y además, está asentada sobre acuíferos, mismos que abastecen el 30% del agua que la ciudad necesita.

Diez años atrás se construyó este inmueble con el pretexto de contar con un recinto para albergar a las y los atletas que venían a la ciudad por los juegos panamericanos que se celebraban aquel 2011. Esa construcción, que nunca debió de ocurrir, fue posible gracias a las omisiones de los tres órdenes de gobierno, que en ese momento eran panistas y que con una justa deportiva de ese tamaño, se colgaban una estrellita y se dieron todas las facilidades para sacar adelante no solo el evento sino negocios como el de las Villas.

Recordemos que Las Villas, que ya no se llaman así y ahora son Avaterra, fueron compradas por la empresa Green Life Capital a finales del año pasado al Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco y al Instituto Jalisciense de la Vivienda por 1,500 millones de pesos.

Uno de los riesgos urbanos, además de los hídricos y sísmicos, es la cercanía del inmueble con el Bosque La Primavera, el gran pulmón del Área Metropolitana de Guadalajara y que ha sido sumamente afectado tanto por incendios como por intereses inmobiliarios y de particulares. Ahora que se otorgó la habitabilidad, se sentó un precedente que abrirá la puerta para que otras zonas que estaban fuera del alcance de las grandes constructoras que edifican sin importar el daño ambiental y el costo social.

Sostengo lo que he dicho anteriormente, esta construcción ha estado envuelta en una serie de controversias, abandonada años, y permitir que se habiten es un agravio a derechos fundamentales como el acceso al agua y a un ambiente sano, en resumen, es una terrible irresponsabilidad que lamentablemente no tardará mucho en empezar a cobrar caras facturas que serán una dolorosa herida para toda la ciudad.