/ martes 14 de diciembre de 2021

Negociación política: llave del cambio

En nuestros días, en México la política ha superado a lo económico y a lo social en prioridad e importancia. Transitamos entre lo que vemos, que es mínimo y lo que no vemos, que es el verdadero caudal, la parte mayor del actuar de los miembros de nuestra clase burocrática, política y gobernante.

El presidente López Obrador utiliza el más grande aparato propagandístico nacional, con pleno dominio: el estado. Su equipo de comunicación social inunda e infoxica a la población con cifras, datos, relatos, ficciones, mitos, cortinas de humo; potencializa acciones de gobierno, disminuye los errores y omisiones, crea ídolos, construye adversarios y hasta enemigos para dirigir el imaginario social. Por su parte, la oposición mexicana parece haber comprendido que no puede disputar la batalla en la cancha de AMLO ni seguir sus reglas, pues la desventaja sería definitoria en el resultado final, que es la sucesión presidencial 2024.

La oposición en México hace política velada, oculta, con disfraces, con caretas. No son tiempos de dar la cara o serás inhibido o repelido por el aparato oficial. La ausencia de la oposición en el debate, en la conversación cotidiana, obedece a temor fundado, a la amenaza permanente, a la operación dura del gobierno. Al parecer, la ruta forzada será forjar estructuras, construir redes, simular condescendencia y esperar el momento oportuno para detonar una ofensiva propagandística. Es temprano aún. La máxima de que el poder desgasta, es implacable; las incongruencias entre el discurso presidencial y el balance de resultados, acabaran por cobrar factura y diezmar la popularidad; los escándalos de corrupción muy cercana a AMLO; las pugnas entre los miembros de su gabinete, que aspiran a mandar, que acechan el debilitamiento del presidente que es usual desde el quinto año de gobierno; la carrera presidencial y la regla de muera el rey, viva el rey, son el camino por venir, el ambiente calculado y el destino histórico previsible.

La sucesión presidencial en México obedecerá más que al comportamiento en las urnas, a duros procesos de negociaciones políticas, para resolver conflictos, buscar ventajas para las partes e incluso colectivas y obtener resultados que sirvan a los fines de los partidos y de los actores políticos. 4 palancas serán fundamentales en la negociación: A.- las partes en disputa, su nivel de interdependencia y las alianzas que se construyan entre ellos. B.- Lectura del conflicto. Entender que nada es para siempre y que la continuidad del régimen si se alcanza, implica ruptura (interior y exterior). C.- Percepción de poder. Depende del empoderamiento, del posicionamiento de marca y de candidatos, de las encuestas, del peso especifico de cada ficha en el tablero de juego. D.- Lectura de contexto. Interpretar el desgaste de AMLO, del partido en el poder, de la narrativa popular, de las coyunturas, de las tendencias, de la construcción de alternativas para disputar o arrebatar el poder.

No es agradable visualizar que en la gran mesa de negociación del juego político, la sociedad no estará sentada. La ciudadanía esta prácticamente fuera de la negociación. El pueblo bueno, crédulo, confiado, noble… está siendo utilizado. Lo que hoy parece imposible, podría acordarse de cara a la sociedad, para armar una fuerza ganadora en cualquier sentido: para proseguir la 4T o para jubilarla al final del sexenio y dejar pasar a otro proyecto de nación. Lo que hoy vemos cambiará y no llegará hasta el 2024.

www.inteligenciapolitica.org

En nuestros días, en México la política ha superado a lo económico y a lo social en prioridad e importancia. Transitamos entre lo que vemos, que es mínimo y lo que no vemos, que es el verdadero caudal, la parte mayor del actuar de los miembros de nuestra clase burocrática, política y gobernante.

El presidente López Obrador utiliza el más grande aparato propagandístico nacional, con pleno dominio: el estado. Su equipo de comunicación social inunda e infoxica a la población con cifras, datos, relatos, ficciones, mitos, cortinas de humo; potencializa acciones de gobierno, disminuye los errores y omisiones, crea ídolos, construye adversarios y hasta enemigos para dirigir el imaginario social. Por su parte, la oposición mexicana parece haber comprendido que no puede disputar la batalla en la cancha de AMLO ni seguir sus reglas, pues la desventaja sería definitoria en el resultado final, que es la sucesión presidencial 2024.

La oposición en México hace política velada, oculta, con disfraces, con caretas. No son tiempos de dar la cara o serás inhibido o repelido por el aparato oficial. La ausencia de la oposición en el debate, en la conversación cotidiana, obedece a temor fundado, a la amenaza permanente, a la operación dura del gobierno. Al parecer, la ruta forzada será forjar estructuras, construir redes, simular condescendencia y esperar el momento oportuno para detonar una ofensiva propagandística. Es temprano aún. La máxima de que el poder desgasta, es implacable; las incongruencias entre el discurso presidencial y el balance de resultados, acabaran por cobrar factura y diezmar la popularidad; los escándalos de corrupción muy cercana a AMLO; las pugnas entre los miembros de su gabinete, que aspiran a mandar, que acechan el debilitamiento del presidente que es usual desde el quinto año de gobierno; la carrera presidencial y la regla de muera el rey, viva el rey, son el camino por venir, el ambiente calculado y el destino histórico previsible.

La sucesión presidencial en México obedecerá más que al comportamiento en las urnas, a duros procesos de negociaciones políticas, para resolver conflictos, buscar ventajas para las partes e incluso colectivas y obtener resultados que sirvan a los fines de los partidos y de los actores políticos. 4 palancas serán fundamentales en la negociación: A.- las partes en disputa, su nivel de interdependencia y las alianzas que se construyan entre ellos. B.- Lectura del conflicto. Entender que nada es para siempre y que la continuidad del régimen si se alcanza, implica ruptura (interior y exterior). C.- Percepción de poder. Depende del empoderamiento, del posicionamiento de marca y de candidatos, de las encuestas, del peso especifico de cada ficha en el tablero de juego. D.- Lectura de contexto. Interpretar el desgaste de AMLO, del partido en el poder, de la narrativa popular, de las coyunturas, de las tendencias, de la construcción de alternativas para disputar o arrebatar el poder.

No es agradable visualizar que en la gran mesa de negociación del juego político, la sociedad no estará sentada. La ciudadanía esta prácticamente fuera de la negociación. El pueblo bueno, crédulo, confiado, noble… está siendo utilizado. Lo que hoy parece imposible, podría acordarse de cara a la sociedad, para armar una fuerza ganadora en cualquier sentido: para proseguir la 4T o para jubilarla al final del sexenio y dejar pasar a otro proyecto de nación. Lo que hoy vemos cambiará y no llegará hasta el 2024.

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