/ lunes 3 de enero de 2022

Las nenis

A raíz de la pandemia desarrollamos nuevas formas de relacionarnos y de cuidarnos pero también vimos surgir nuevas necesidades y mercados. Sin lugar a duda, esta situación mundial desató distintas crisis y la económica no fue la excepción, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas. De acuerdo con la Encuesta sobre el Impacto Generado por Covid-19 en las Empresas y el Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020, más de un millón de negocios desaparecieron a causa de las dificultades ocasionadas por el virus.

En medio de toda esta turbulencia, nacieron “las nenis”, ese término que fue empleado inicialmente de manera despectiva, como sucede con muchas de las iniciativas de las mujeres, que de entrada son descalificadas y que el tiempo termina por darles su lugar. Estas mujeres se caracterizan por vender servicios y productos a través de plataformas digitales, para hacer sus entregas recurren normalmente a puntos céntricos de las ciudades o incluso en algunas ocasiones a servicios de paquetería y los pagos ocurren frecuentemente de manera también digital, al igual que el contacto y comunicación con quienes entablan la compra-venta. En medio de un clima completamente hostil, han sido pieza clave para reactivar la economía en nuestro país.

Aún así, con todo en contra, los alcances de su actividad ha sido sorprendente, en un estudio titulado “La nueva cara del emprendimiento”, que estuvo a cargo de TALA, Metrics y Estafeta se dio a conocer que este grupo es de más de 5 millones, y que estas emprendedoras generan alrededor de 9.5 millones y medio de pesos al día, beneficiando a 13 millones de hogares de forma directa o indirecta. Sin embargo, más del 80% de ellas está en una modalidad de empleo informal, lo que rinde cuenta nuevamente de las condiciones de precarización en las que se encuentran millones de personas, pero que se agudiza cuando a la ecuación agregamos el componente de género.

Las mujeres que emprenden o que trabajan por su cuenta en México son una de cada cuatro mujeres que decide trabajar en México lo hace por su cuenta. En el caso de “las nenis” la mayoría jóvenes que en su mayoría no cuentan con alguna otra fuente de trabajo formal. Tener presente las características del perfil es importante porque muestra cómo se cruzan distintas situaciones de desigualdad: ser mujer, joven, pertenecer al sector informal. Basta recuperar datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, mismos que dieron a conocer que durante el primer trimestre de 2021, 1.6 millones de personas salieron de la fuerza laboral, y de ellas, un millón 363 mil 287, es decir, el 84% fueron mujeres.

Celebro la visibilización del gran aporte que estas mujeres están haciendo, y a la par, veo con preocupación la desatención y precarización en la que se les está dejando. Celebro que más mujeres estén generando ingresos que les permitan contar con cierto margen de independencia económica, y a la par, veo con preocupación las dobles y triples jornadas y que se les deje toda la carga. En otras palabras, celebro la reivindicación del término porque es una muestra de reconocimiento, pero me siguen preocupando las lógicas de sobreexigencia y explotación. Las contradicciones suelen saber amargas pero eso no significa que dejemos de caminar buscando condiciones de mayor igualdad, libertad y justicia.


* Vicepresidenta de Hagamos

A raíz de la pandemia desarrollamos nuevas formas de relacionarnos y de cuidarnos pero también vimos surgir nuevas necesidades y mercados. Sin lugar a duda, esta situación mundial desató distintas crisis y la económica no fue la excepción, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas. De acuerdo con la Encuesta sobre el Impacto Generado por Covid-19 en las Empresas y el Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020, más de un millón de negocios desaparecieron a causa de las dificultades ocasionadas por el virus.

En medio de toda esta turbulencia, nacieron “las nenis”, ese término que fue empleado inicialmente de manera despectiva, como sucede con muchas de las iniciativas de las mujeres, que de entrada son descalificadas y que el tiempo termina por darles su lugar. Estas mujeres se caracterizan por vender servicios y productos a través de plataformas digitales, para hacer sus entregas recurren normalmente a puntos céntricos de las ciudades o incluso en algunas ocasiones a servicios de paquetería y los pagos ocurren frecuentemente de manera también digital, al igual que el contacto y comunicación con quienes entablan la compra-venta. En medio de un clima completamente hostil, han sido pieza clave para reactivar la economía en nuestro país.

Aún así, con todo en contra, los alcances de su actividad ha sido sorprendente, en un estudio titulado “La nueva cara del emprendimiento”, que estuvo a cargo de TALA, Metrics y Estafeta se dio a conocer que este grupo es de más de 5 millones, y que estas emprendedoras generan alrededor de 9.5 millones y medio de pesos al día, beneficiando a 13 millones de hogares de forma directa o indirecta. Sin embargo, más del 80% de ellas está en una modalidad de empleo informal, lo que rinde cuenta nuevamente de las condiciones de precarización en las que se encuentran millones de personas, pero que se agudiza cuando a la ecuación agregamos el componente de género.

Las mujeres que emprenden o que trabajan por su cuenta en México son una de cada cuatro mujeres que decide trabajar en México lo hace por su cuenta. En el caso de “las nenis” la mayoría jóvenes que en su mayoría no cuentan con alguna otra fuente de trabajo formal. Tener presente las características del perfil es importante porque muestra cómo se cruzan distintas situaciones de desigualdad: ser mujer, joven, pertenecer al sector informal. Basta recuperar datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, mismos que dieron a conocer que durante el primer trimestre de 2021, 1.6 millones de personas salieron de la fuerza laboral, y de ellas, un millón 363 mil 287, es decir, el 84% fueron mujeres.

Celebro la visibilización del gran aporte que estas mujeres están haciendo, y a la par, veo con preocupación la desatención y precarización en la que se les está dejando. Celebro que más mujeres estén generando ingresos que les permitan contar con cierto margen de independencia económica, y a la par, veo con preocupación las dobles y triples jornadas y que se les deje toda la carga. En otras palabras, celebro la reivindicación del término porque es una muestra de reconocimiento, pero me siguen preocupando las lógicas de sobreexigencia y explotación. Las contradicciones suelen saber amargas pero eso no significa que dejemos de caminar buscando condiciones de mayor igualdad, libertad y justicia.


* Vicepresidenta de Hagamos