/ miércoles 28 de octubre de 2020

Imagen personal y dinero público

Mandatarios de 10 estados del país integrantes de la Alianza Federalista advierten que no tolerarán más abusos, exigen respeto y que se establezcan puentes entre los órdenes de gobierno. Así empieza una nueva batalla política y legal contra la Federación, que podría derivar en instancias internacionales.

En Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro convocó a cerrar filas a los 3 poderes de la entidad, a presidentes municipales, al rector de la universidad pública (UDG), a organismos cúpula empresarial y a diversos sectores de la sociedad. Argumentó que el gobierno federal de pretende quitarle a Jalisco alrededor de 9 mil 200 millones de pesos y exigió al presidente Andrés Manuel López Obrador, que corrija el Presupuesto de Egresos de la Federación pues, de no hacerlo, emprendería una batalla jurídica y política para que el Estado reciba los recursos que le corresponden.

Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador gobierna respaldado por el mandato popular que le dio el pueblo de México de cambiar la forma de gobernar, basado en la promesa de campaña de “por el bien de México, primero los pobres”, poniendo a prueba su popularidad y la aceptación de su gobierno.

Con argumentos encontrados, una guerra de cifras millonarias, con actitud de disputa y animo de llevar la confrontación a niveles que a nadie le convienen, las partes en disputa, políticos al fin, se olvidan que las consecuencias de sus actos afectan y perjudican antes que a nadie, a los ciudadanos, no a ellos.

Estamos ante una batalla política donde todos los participantes olvidan que antes de hacer proselitismo y promocionarse personalmente utilizando sus cargos y mediatizando sus posiciones, argumentos y desacuerdos. Olvidan también que su actuación será juzgado electoralmente en base a resultados, esos que no abundan, los que no llenan la expectativa ciudadana que despertaron y que no han satisfecho.

Lo que es un hecho es que a los mexicanos, a los jaliscienses, lo que menos nos importa es el procedimiento ni el trámite necesario, sino que esperamos impacientes acciones de buen gobierno, obras, programas y mejoras en los servicios públicos, que estamos hartos de los pretextos, de la búsqueda de culpables y de enemigos ficticios, de encontrar en otro la fuente de la ineficacia, del no avance, del mal gobierno.

Es tiempo de ponerse a trabajar, señores gobernantes de todos los partidos, de todos los colores. Menos dichos y más hechos. Aumenten la austeridad, la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción. Disminuyan los discursos, las declaraciones y las narrativas épicas. Dedíquense a gobernar, de acuerdo a su tiempo y a su circunstancia y demuéstrenle al pueblo gobernado que son capaces, que tienen talento, que tienen valía, que desquitan el sueldo y que le sirven al pueblo.

Olviden sus fantasías de trascendencia y busquen administrar bien lo que no es suyo, para devolvérselo a la ciudadanía en mejores condiciones al menos de cómo lo recibieron. Restrínjanse los deseos de lujo, de privilegios, de excesos, de despilfarros. Tengan, por lo menos, sensibilidad social. Busquen beneficios colectivos y no logros personales. Tengan en cuenta que el pueblo los ve, los escucha, registra sus actos y serán calificados con una urna en breve y quizá incluso dirimidos y revisados por tribunales. Pónganse a trabajar, que el show sin resultados no será ya suficiente.

www.inteligenciapolitica.org

Mandatarios de 10 estados del país integrantes de la Alianza Federalista advierten que no tolerarán más abusos, exigen respeto y que se establezcan puentes entre los órdenes de gobierno. Así empieza una nueva batalla política y legal contra la Federación, que podría derivar en instancias internacionales.

En Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro convocó a cerrar filas a los 3 poderes de la entidad, a presidentes municipales, al rector de la universidad pública (UDG), a organismos cúpula empresarial y a diversos sectores de la sociedad. Argumentó que el gobierno federal de pretende quitarle a Jalisco alrededor de 9 mil 200 millones de pesos y exigió al presidente Andrés Manuel López Obrador, que corrija el Presupuesto de Egresos de la Federación pues, de no hacerlo, emprendería una batalla jurídica y política para que el Estado reciba los recursos que le corresponden.

Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador gobierna respaldado por el mandato popular que le dio el pueblo de México de cambiar la forma de gobernar, basado en la promesa de campaña de “por el bien de México, primero los pobres”, poniendo a prueba su popularidad y la aceptación de su gobierno.

Con argumentos encontrados, una guerra de cifras millonarias, con actitud de disputa y animo de llevar la confrontación a niveles que a nadie le convienen, las partes en disputa, políticos al fin, se olvidan que las consecuencias de sus actos afectan y perjudican antes que a nadie, a los ciudadanos, no a ellos.

Estamos ante una batalla política donde todos los participantes olvidan que antes de hacer proselitismo y promocionarse personalmente utilizando sus cargos y mediatizando sus posiciones, argumentos y desacuerdos. Olvidan también que su actuación será juzgado electoralmente en base a resultados, esos que no abundan, los que no llenan la expectativa ciudadana que despertaron y que no han satisfecho.

Lo que es un hecho es que a los mexicanos, a los jaliscienses, lo que menos nos importa es el procedimiento ni el trámite necesario, sino que esperamos impacientes acciones de buen gobierno, obras, programas y mejoras en los servicios públicos, que estamos hartos de los pretextos, de la búsqueda de culpables y de enemigos ficticios, de encontrar en otro la fuente de la ineficacia, del no avance, del mal gobierno.

Es tiempo de ponerse a trabajar, señores gobernantes de todos los partidos, de todos los colores. Menos dichos y más hechos. Aumenten la austeridad, la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción. Disminuyan los discursos, las declaraciones y las narrativas épicas. Dedíquense a gobernar, de acuerdo a su tiempo y a su circunstancia y demuéstrenle al pueblo gobernado que son capaces, que tienen talento, que tienen valía, que desquitan el sueldo y que le sirven al pueblo.

Olviden sus fantasías de trascendencia y busquen administrar bien lo que no es suyo, para devolvérselo a la ciudadanía en mejores condiciones al menos de cómo lo recibieron. Restrínjanse los deseos de lujo, de privilegios, de excesos, de despilfarros. Tengan, por lo menos, sensibilidad social. Busquen beneficios colectivos y no logros personales. Tengan en cuenta que el pueblo los ve, los escucha, registra sus actos y serán calificados con una urna en breve y quizá incluso dirimidos y revisados por tribunales. Pónganse a trabajar, que el show sin resultados no será ya suficiente.

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