/ miércoles 2 de marzo de 2022

Bicicletas sí, pero con orden

Dicen que Salvador Novo, ilustre escritor y cronista de la Ciudad de México fue el que dijo que en ninguna otra parte del país había visto un lugar donde proliferara el uso de la bicicleta. Por eso nos llamaron pueblo bicicletero.

Y no es una afrenta. Muchas Ciudades del viejo continente se enorgullecen de tener una infraestructura urbana muy bien pensada y mejor ejecutada, que permite emplear la bicicleta tanto como medio de esparcimiento y de transporte.

En septiembre de 2004, empezó en Guadalajara la Vía Recreactiva que brinda 28 kilómetros para gozar los domingos de un lindo paseo al aire libre a pie o en bicicleta.

Tres años más tarde, en 2007 se implementaron las primeras ciclovías -espacios destinados para circular en bicicleta- y se tienen más de 180 kilómetros de infraestructura ciclista y 116 kilómetros de carriles prioritarios según datos de la Agencia Metropolitana de Servicios de Infraestructura para la movilidad del área Metropolitana de Guadalajara.

Pero hay al menos una tarea pendiente y prioritaria: la conectividad de las distintas rutas y la educación vial.

Mientras no se tenga un programa de educación vial integral, adecuado y efectivo, sin retórica ni demagogia el boom del uso de la bicicleta está condenado al fracaso.

El desorden no lleva a nada bueno. Unos y otros abusan de su derecho. El peatón, considera que la calle es suya, lo mismo que el conductor de un vehículo automotor y no se diga el ciclista. El punto es que entendiéramos todos, que necesitamos -todos- de respetar el derecho de los demás a transitar por nuestra Ciudad.

Los ciclistas tienen derecho a la protección de su integridad física. Indiscutible. Pero ese derecho conlleva una obligación: respetar las reglas de tránsito, velar por su seguridad y por la seguridad de los demás.

He visto muchos ciclistas que transitan por lugares que no tienen reservados y nos pertenecen a los peatones. Me pasó en el Paseo Alcalde y en el camellón de la Avenida Aurelio Ortega en la Colonia Seattle, donde no se puede caminar con seguridad, porque se empeñan en circular por el camellón a pesar de que tienen sus espacios reservados.

Los ciclistas deben cumplir con las reglas de tránsito, respetar los espacios donde caminan las personas; deben circular por sus ciclovías y en el sentido de circulación del tránsito; no son los dueños de la Ciudad. Deben tener orden y la autoridad debe imponerlo.

* Doctor en Derecho

@wolfcampirano

Dicen que Salvador Novo, ilustre escritor y cronista de la Ciudad de México fue el que dijo que en ninguna otra parte del país había visto un lugar donde proliferara el uso de la bicicleta. Por eso nos llamaron pueblo bicicletero.

Y no es una afrenta. Muchas Ciudades del viejo continente se enorgullecen de tener una infraestructura urbana muy bien pensada y mejor ejecutada, que permite emplear la bicicleta tanto como medio de esparcimiento y de transporte.

En septiembre de 2004, empezó en Guadalajara la Vía Recreactiva que brinda 28 kilómetros para gozar los domingos de un lindo paseo al aire libre a pie o en bicicleta.

Tres años más tarde, en 2007 se implementaron las primeras ciclovías -espacios destinados para circular en bicicleta- y se tienen más de 180 kilómetros de infraestructura ciclista y 116 kilómetros de carriles prioritarios según datos de la Agencia Metropolitana de Servicios de Infraestructura para la movilidad del área Metropolitana de Guadalajara.

Pero hay al menos una tarea pendiente y prioritaria: la conectividad de las distintas rutas y la educación vial.

Mientras no se tenga un programa de educación vial integral, adecuado y efectivo, sin retórica ni demagogia el boom del uso de la bicicleta está condenado al fracaso.

El desorden no lleva a nada bueno. Unos y otros abusan de su derecho. El peatón, considera que la calle es suya, lo mismo que el conductor de un vehículo automotor y no se diga el ciclista. El punto es que entendiéramos todos, que necesitamos -todos- de respetar el derecho de los demás a transitar por nuestra Ciudad.

Los ciclistas tienen derecho a la protección de su integridad física. Indiscutible. Pero ese derecho conlleva una obligación: respetar las reglas de tránsito, velar por su seguridad y por la seguridad de los demás.

He visto muchos ciclistas que transitan por lugares que no tienen reservados y nos pertenecen a los peatones. Me pasó en el Paseo Alcalde y en el camellón de la Avenida Aurelio Ortega en la Colonia Seattle, donde no se puede caminar con seguridad, porque se empeñan en circular por el camellón a pesar de que tienen sus espacios reservados.

Los ciclistas deben cumplir con las reglas de tránsito, respetar los espacios donde caminan las personas; deben circular por sus ciclovías y en el sentido de circulación del tránsito; no son los dueños de la Ciudad. Deben tener orden y la autoridad debe imponerlo.

* Doctor en Derecho

@wolfcampirano