/ lunes 4 de marzo de 2024

Genocidio


Uno de los crímenes más atroces es el Genocidio. La serie de ataques aislados o sistemáticos para eliminar grupos religiosos, étnicos, raciales, nacionales, las torturas, los asesinatos masivos, las torturas, los desplazamientos forzados y los ataques en general en donde el blanco es la población civil. Por ningún motivo y bajo ningún concepto puede justificarse.

Las imágenes del ataque del ejército de Israel al convoy donde población civil de Gaza se arremolinaba en torno a los vehículos que transportaban ropa, comida, medicinas y agua, en la Franja de Gaza, son brutales.

La indignación internacional ha sido creciente y por mas explicaciones e intentos de justificaciones del Gobierno Israelí, se han empantanado las negociaciones en busca de la paz entre Hamás e Israel, contendientes de una guerra absurda -una más- (en realidad ninguna guerra en la historia de la humanidad ha tenido ni tendrá sentido) en la que no habrá vencidos ni vencedores sino víctimas inocentes de las ambiciones socio-políticas y económicas de los gobernantes y el aprovechamiento de la situación por parte del terrorismo.

Los blancos en una guerra deben ser militares; las Convenciones de Ginebra y La Haya fijaron con claridad las reglas para la contienda (porque las guerras también tienen reglas) y tienen como prioridad el respeto por parte de los beligerantes a la población civil y por ningún motivo los servicios asistenciales, de educación, religiosos, hospitalarios y médicos no pueden ser objeto de ataques por parte de los soldados.

Los convenios internacionales no han sido respetados, como tampoco se respetaron en la guerra de Vietnam cuando se usó el Napalm, ni en Indochina, ni en Corea, ni en Rodhesia, ni en Ucrania, en Los Balcanes, ni en las dos guerras mundiales donde se utilizó el gas mostaza y el pimienta; de nada sirven ñps tratados y convenios y menos todavía la existencia de un organismo internacional para la solución pacífica de conflictos como la ONU.

Cuando vieron que la Sociedad de las Naciones había sido inútil para evitar la guerra, después de una paz de Versalles fijada con alfileres, se pensó que una nueva organización, pudiera evitar una nueva conflagración, sin embargo al paso de los años, la ONU ha demostrado su ineficiencia y prueba de ello son los continuos conflictos árabe-israelíes, los del oriente próximo y oriente medio, en áfrica, y el de Ucrania y Rusia en el este de Europa.


Si bien es cierto que existen Tribunales Internacionales como la Corte Internacional de Justicia, que tiene un hermoso edificio en su sede en La Haya (Holanda) y que es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas, que incluso tiene facultades de decisión por medio de la mediación y el arbitraje, no menos cierto es que no ha habido logros significativos que desestimen a los países belicosos dirimir sus conflictos por medio de una alternativa distinta al uso de las armas.

El Estatuto de Roma, el instrumento locomotor de la Corte Penal Internacional, que se adoptó en el año de 1998 en Roma, (de ahí su nombre) y que es específicamente el órgano internacional adecuado para actuar con competencia y jurisdicción plena sobre delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y el Genocidio.

No se ha actuado ni para el conflicto entre Hamás e Israel ni entre Rusia y Ucrania, no obstante tener jurisdicción y competencia para meter al orden a unos y otros e imponerles sanciones para poner fin a la impunidad de las atrocidades en masa.

Los intereses políticos y económicos prevalecen sobre las instituciones no cabe la menor duda. También a nivel internacional existen las farsas y los engaños.




Uno de los crímenes más atroces es el Genocidio. La serie de ataques aislados o sistemáticos para eliminar grupos religiosos, étnicos, raciales, nacionales, las torturas, los asesinatos masivos, las torturas, los desplazamientos forzados y los ataques en general en donde el blanco es la población civil. Por ningún motivo y bajo ningún concepto puede justificarse.

Las imágenes del ataque del ejército de Israel al convoy donde población civil de Gaza se arremolinaba en torno a los vehículos que transportaban ropa, comida, medicinas y agua, en la Franja de Gaza, son brutales.

La indignación internacional ha sido creciente y por mas explicaciones e intentos de justificaciones del Gobierno Israelí, se han empantanado las negociaciones en busca de la paz entre Hamás e Israel, contendientes de una guerra absurda -una más- (en realidad ninguna guerra en la historia de la humanidad ha tenido ni tendrá sentido) en la que no habrá vencidos ni vencedores sino víctimas inocentes de las ambiciones socio-políticas y económicas de los gobernantes y el aprovechamiento de la situación por parte del terrorismo.

Los blancos en una guerra deben ser militares; las Convenciones de Ginebra y La Haya fijaron con claridad las reglas para la contienda (porque las guerras también tienen reglas) y tienen como prioridad el respeto por parte de los beligerantes a la población civil y por ningún motivo los servicios asistenciales, de educación, religiosos, hospitalarios y médicos no pueden ser objeto de ataques por parte de los soldados.

Los convenios internacionales no han sido respetados, como tampoco se respetaron en la guerra de Vietnam cuando se usó el Napalm, ni en Indochina, ni en Corea, ni en Rodhesia, ni en Ucrania, en Los Balcanes, ni en las dos guerras mundiales donde se utilizó el gas mostaza y el pimienta; de nada sirven ñps tratados y convenios y menos todavía la existencia de un organismo internacional para la solución pacífica de conflictos como la ONU.

Cuando vieron que la Sociedad de las Naciones había sido inútil para evitar la guerra, después de una paz de Versalles fijada con alfileres, se pensó que una nueva organización, pudiera evitar una nueva conflagración, sin embargo al paso de los años, la ONU ha demostrado su ineficiencia y prueba de ello son los continuos conflictos árabe-israelíes, los del oriente próximo y oriente medio, en áfrica, y el de Ucrania y Rusia en el este de Europa.


Si bien es cierto que existen Tribunales Internacionales como la Corte Internacional de Justicia, que tiene un hermoso edificio en su sede en La Haya (Holanda) y que es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas, que incluso tiene facultades de decisión por medio de la mediación y el arbitraje, no menos cierto es que no ha habido logros significativos que desestimen a los países belicosos dirimir sus conflictos por medio de una alternativa distinta al uso de las armas.

El Estatuto de Roma, el instrumento locomotor de la Corte Penal Internacional, que se adoptó en el año de 1998 en Roma, (de ahí su nombre) y que es específicamente el órgano internacional adecuado para actuar con competencia y jurisdicción plena sobre delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y el Genocidio.

No se ha actuado ni para el conflicto entre Hamás e Israel ni entre Rusia y Ucrania, no obstante tener jurisdicción y competencia para meter al orden a unos y otros e imponerles sanciones para poner fin a la impunidad de las atrocidades en masa.

Los intereses políticos y económicos prevalecen sobre las instituciones no cabe la menor duda. También a nivel internacional existen las farsas y los engaños.