/ lunes 11 de octubre de 2021

Pandora Papers: la caja de todos los males

Luego de que la semana pasada, tuviera lugar la mayor filtración de datos de sociedades offshore de la historia, los Pandora Papers, en la que un grupo de 600 periodistas en 117 países expusieron cómo artistas, deportistas, empresarios, políticos y criminales utilizan compañías offshore para ocultar su dinero; gobiernos, grupos de activistas y ciudadanos juraron no volver a permitir que el mundo fuera el mismo.

Esta filtración, que supera a los Panama Papers de 2016, puso en evidencia que existe un sistema que facilita la creación de empresas offshore en destinos con un régimen fiscal favorable para empresas que se traduce en impuestos muy bajos o nulos. De esa manera, quienes buscan evadir impuestos en su país de origen, digamos, por ejemplo, México, transfieren sus recursos a estos paraísos fiscales, donde se crea una empresa que ahora es dueña de ese dinero.

Aunque el principal objetivo de quienes recurren a esta práctica es evadir el pago de impuestos, hay quienes también la adoptan con ánimos de ocultar activos y dinero procurados de manera ilícita. Por ejemplo, si un funcionario de un gobierno incurre en actos de corrupción que le representan un aumento en su patrimonio, seguro querrá esconder ese dinero adquirido para evitar ser señalado y procesado por la justicia de su país.

Es así, que este último escándalo, ha evidenciado que este problema, que es posible gracias a la nula cooperación de los destinos offshore que dificultan la identificación de los dueños de las empresas, es uno multidimensional que abona a la desigualdad, a la corrupción y a la impunidad.

Por una parte, sabemos que el pago de impuestos es el medio de redistribución de ingresos por excelencia. Se pensó para que quienes recibían más ingresos, aportaran de manera proporcional al gasto estatal para redirigir esos recursos a planes y programas que beneficiaran a aquellos de menores ingresos. El problema es que mientras esta práctica siga perpetuándose, los gobiernos mantendrán una capacidad recaudatoria limitada y, por lo tanto, tendrán menos recursos para impulsar programas sociales de todo tipo. De esa manera, quienes ostentan mayor riqueza seguirán manteniéndola, a costa de bloquear las posibilidades de movilidad social de los sectores con menos ingresos.

Así mismo, la práctica de crear sociedades offshore para hacer el dinero irrastreable para ciertos gobiernos abona a que sea también más difícil perseguir delitos como lavado de dinero, narcotráfico y corrupción. Lamentablemente, hay pocos incentivos para combatir esta práctica porque hay muchos tomadores de decisiones que se benefician de ella.

De cualquier manera, el terremoto que generó esta filtración que exhibía a actores poderosos de todo el mundo, entre los que se encontraban alrededor de 35 líderes mundiales, pero incontables políticos y sus familias, activó a los gobiernos de casi todo el mundo para intentar ponerle una solución, o por lo menos amortiguar el impacto de esta filtración. En ese sentido, según anunció la OCDE, un total de 136 países llegaron a un acuerdo para gravar con impuesto universal de mínimo el 15% a las grandes empresas multinacionales. Con esta medida, se resuelve una parte del problema porque acaba con los incentivos de empresas de esa talla para incurrir en estas prácticas, pero sigue sin resolver el resto.

Mientras tanto, en nuestro país no ha habido hasta el momento declaración alguna que nos dé luz sobre alguna medida pensada para combatir esta práctica, que según estimaciones puede llegar a costar a los gobiernos de todo el mundo hasta seiscientos mil millones de dólares de impuestos perdidos cada año. El presidente Andrés Manuel López Obrador se limitó a decir que investigaría a los involucrados, no sin antes reclamar, como es su costumbre, que se haya reparado en los cuatro implicados que guardan relación con la 4T: Julio Scherer, Jorge Aganis, Armando Guadiana y Julia Abdala, esposa de Manuel Bartlett.

Tal como cuenta el pasaje de la mitología griega, ahora que la caja de Pandora ha sido abierta, y se han escapado de ella todos los males del mundo, solo queda Elpis, que en esta analogía es la esperanza de transitar a un sistema que nos permita construir un mundo más justo y equitativo.

* Especialista en Comunicación Política

Luego de que la semana pasada, tuviera lugar la mayor filtración de datos de sociedades offshore de la historia, los Pandora Papers, en la que un grupo de 600 periodistas en 117 países expusieron cómo artistas, deportistas, empresarios, políticos y criminales utilizan compañías offshore para ocultar su dinero; gobiernos, grupos de activistas y ciudadanos juraron no volver a permitir que el mundo fuera el mismo.

Esta filtración, que supera a los Panama Papers de 2016, puso en evidencia que existe un sistema que facilita la creación de empresas offshore en destinos con un régimen fiscal favorable para empresas que se traduce en impuestos muy bajos o nulos. De esa manera, quienes buscan evadir impuestos en su país de origen, digamos, por ejemplo, México, transfieren sus recursos a estos paraísos fiscales, donde se crea una empresa que ahora es dueña de ese dinero.

Aunque el principal objetivo de quienes recurren a esta práctica es evadir el pago de impuestos, hay quienes también la adoptan con ánimos de ocultar activos y dinero procurados de manera ilícita. Por ejemplo, si un funcionario de un gobierno incurre en actos de corrupción que le representan un aumento en su patrimonio, seguro querrá esconder ese dinero adquirido para evitar ser señalado y procesado por la justicia de su país.

Es así, que este último escándalo, ha evidenciado que este problema, que es posible gracias a la nula cooperación de los destinos offshore que dificultan la identificación de los dueños de las empresas, es uno multidimensional que abona a la desigualdad, a la corrupción y a la impunidad.

Por una parte, sabemos que el pago de impuestos es el medio de redistribución de ingresos por excelencia. Se pensó para que quienes recibían más ingresos, aportaran de manera proporcional al gasto estatal para redirigir esos recursos a planes y programas que beneficiaran a aquellos de menores ingresos. El problema es que mientras esta práctica siga perpetuándose, los gobiernos mantendrán una capacidad recaudatoria limitada y, por lo tanto, tendrán menos recursos para impulsar programas sociales de todo tipo. De esa manera, quienes ostentan mayor riqueza seguirán manteniéndola, a costa de bloquear las posibilidades de movilidad social de los sectores con menos ingresos.

Así mismo, la práctica de crear sociedades offshore para hacer el dinero irrastreable para ciertos gobiernos abona a que sea también más difícil perseguir delitos como lavado de dinero, narcotráfico y corrupción. Lamentablemente, hay pocos incentivos para combatir esta práctica porque hay muchos tomadores de decisiones que se benefician de ella.

De cualquier manera, el terremoto que generó esta filtración que exhibía a actores poderosos de todo el mundo, entre los que se encontraban alrededor de 35 líderes mundiales, pero incontables políticos y sus familias, activó a los gobiernos de casi todo el mundo para intentar ponerle una solución, o por lo menos amortiguar el impacto de esta filtración. En ese sentido, según anunció la OCDE, un total de 136 países llegaron a un acuerdo para gravar con impuesto universal de mínimo el 15% a las grandes empresas multinacionales. Con esta medida, se resuelve una parte del problema porque acaba con los incentivos de empresas de esa talla para incurrir en estas prácticas, pero sigue sin resolver el resto.

Mientras tanto, en nuestro país no ha habido hasta el momento declaración alguna que nos dé luz sobre alguna medida pensada para combatir esta práctica, que según estimaciones puede llegar a costar a los gobiernos de todo el mundo hasta seiscientos mil millones de dólares de impuestos perdidos cada año. El presidente Andrés Manuel López Obrador se limitó a decir que investigaría a los involucrados, no sin antes reclamar, como es su costumbre, que se haya reparado en los cuatro implicados que guardan relación con la 4T: Julio Scherer, Jorge Aganis, Armando Guadiana y Julia Abdala, esposa de Manuel Bartlett.

Tal como cuenta el pasaje de la mitología griega, ahora que la caja de Pandora ha sido abierta, y se han escapado de ella todos los males del mundo, solo queda Elpis, que en esta analogía es la esperanza de transitar a un sistema que nos permita construir un mundo más justo y equitativo.

* Especialista en Comunicación Política