/ lunes 6 de septiembre de 2021

PAN y la ultraderecha rancia

Muy a su estilo, el PAN vuelve a dejar en evidencia su falta de liderazgo y de coordinación ideológica y de discurso, que en el pasado le ha costado llegar a procesos electorales con debilidades insubsanables. En esta ocasión el partido blanquiazul tomó protagonismo del malo la semana pasada por sostener una reunión entre 15 de los 25 senadores de la bancada, con el líder del partido español de ultraderecha, VOX.

Lo peor, fue que el encuentro no quedó en una simple reunión, sino que los senadores, entre otras figuras del partido como Fernando Doval, quien fungió como vocero de Ricardo Anaya en su campaña presidencial, firmaron en acuerdo la Carta de Madrid, que representa una alianza entre miembros de partidos, sociedad civil y líderes de derecha para “la defensa de la libertad, la democracia y la propiedad privada” y para frenar el avance de los regímenes comunistas que aseguran tienen secuestrada a gran parte de Latinoamérica.

El problema con esta asociación, es que VOX, que actualmente es la tercera fuerza política en España, es mal conocido por sus polémicas iniciativas anti derechos como aquella que pretendía derogar la ley de violencia de género o construir un muro fronterizo al estilo Trump para frenar la inmigración.

Una vez más, sin ser conscientes, o tal vez siéndolo equívocamente, el PAN termina por encajar en la caracterización de ultraderecha rancia que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a construirles y ellos a reiterar. Y es que aun cuando según una investigación del CIDE, el 31% de los electores mexicanos se consideran a sí mismos como de derecha, es un error pensar que ese porcentaje es suficiente para legitimarles e impulsarles a convertirse en la primera fuerza política del país, eso considerando que todo ese porcentaje respaldaría ideas de ultraderecha, que no es así.

Para lograr un apoyo popular que sea suficiente para enfrentarse a Morena, que en la última encuesta de intención de voto de cara a 2024 se colocó como número uno con 43% de la preferencia, se necesita sacudirse de todos los calificativos que se les han impuesto, y demostrar que son una alternativa política capaz de gobernar para todos, buscando llegar en especial a aquellos grupos liberales progresistas que han sentido que ha habido promesas no cumplidas por parte de AMLO. El voto duro de la derecha ya lo tienen y si lo alimentan demás, corren el riesgo de alejarse de la posibilidad de captar otros públicos.

Contrario a eso, en una tremenda equivocación de narrativas, la reunión en el Senado solo provocó, además de críticas, que el Presidente pudiera confirmar con el pueblo en la mañanera, que ha tenido razón hasta ahora en llamarles conservadores, fifís, anti derechos, etc. Y aunque por más que haya salido Julen Rementería a deslindar al partido de la firma de la Carta y de la reunión, el manejo de la crisis fue insuficiente, más cuando tampoco este fue coordinado y mientras unos salían a deslindarse, otros salían a defender su posición, dejando ver una vez más que no hay acuerdos ni unidad en las filas de Acción Nacional.

Lo que aún queda por ver, es qué tipo de relaciones y con quiénes formará VOX en el país, porque si bien queda clara su intención de liderar esfuerzos de la derecha de la Iberoesfera, como ellos llaman en un impulso neocolonial a los países de Latinoamérica, para seguramente llegar con mejores cartas a las próximas elecciones; no terminan de estar a la luz la totalidad de sus intenciones, luego de que se diera a conocer que solicitaron el registro de la marca Vox ante el IMPI para ofrecer diversos servicios como consultorías en seguridad nacional.

Mientras tanto, más le vale al PAN ponerse de acuerdo en sus alineaciones, de lo contrario, no habrá gira o exilio que le sea suficiente a Anaya para perseguir sus aspiraciones presidenciales en 2024.

* Especialista en Comunicación Política

Muy a su estilo, el PAN vuelve a dejar en evidencia su falta de liderazgo y de coordinación ideológica y de discurso, que en el pasado le ha costado llegar a procesos electorales con debilidades insubsanables. En esta ocasión el partido blanquiazul tomó protagonismo del malo la semana pasada por sostener una reunión entre 15 de los 25 senadores de la bancada, con el líder del partido español de ultraderecha, VOX.

Lo peor, fue que el encuentro no quedó en una simple reunión, sino que los senadores, entre otras figuras del partido como Fernando Doval, quien fungió como vocero de Ricardo Anaya en su campaña presidencial, firmaron en acuerdo la Carta de Madrid, que representa una alianza entre miembros de partidos, sociedad civil y líderes de derecha para “la defensa de la libertad, la democracia y la propiedad privada” y para frenar el avance de los regímenes comunistas que aseguran tienen secuestrada a gran parte de Latinoamérica.

El problema con esta asociación, es que VOX, que actualmente es la tercera fuerza política en España, es mal conocido por sus polémicas iniciativas anti derechos como aquella que pretendía derogar la ley de violencia de género o construir un muro fronterizo al estilo Trump para frenar la inmigración.

Una vez más, sin ser conscientes, o tal vez siéndolo equívocamente, el PAN termina por encajar en la caracterización de ultraderecha rancia que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a construirles y ellos a reiterar. Y es que aun cuando según una investigación del CIDE, el 31% de los electores mexicanos se consideran a sí mismos como de derecha, es un error pensar que ese porcentaje es suficiente para legitimarles e impulsarles a convertirse en la primera fuerza política del país, eso considerando que todo ese porcentaje respaldaría ideas de ultraderecha, que no es así.

Para lograr un apoyo popular que sea suficiente para enfrentarse a Morena, que en la última encuesta de intención de voto de cara a 2024 se colocó como número uno con 43% de la preferencia, se necesita sacudirse de todos los calificativos que se les han impuesto, y demostrar que son una alternativa política capaz de gobernar para todos, buscando llegar en especial a aquellos grupos liberales progresistas que han sentido que ha habido promesas no cumplidas por parte de AMLO. El voto duro de la derecha ya lo tienen y si lo alimentan demás, corren el riesgo de alejarse de la posibilidad de captar otros públicos.

Contrario a eso, en una tremenda equivocación de narrativas, la reunión en el Senado solo provocó, además de críticas, que el Presidente pudiera confirmar con el pueblo en la mañanera, que ha tenido razón hasta ahora en llamarles conservadores, fifís, anti derechos, etc. Y aunque por más que haya salido Julen Rementería a deslindar al partido de la firma de la Carta y de la reunión, el manejo de la crisis fue insuficiente, más cuando tampoco este fue coordinado y mientras unos salían a deslindarse, otros salían a defender su posición, dejando ver una vez más que no hay acuerdos ni unidad en las filas de Acción Nacional.

Lo que aún queda por ver, es qué tipo de relaciones y con quiénes formará VOX en el país, porque si bien queda clara su intención de liderar esfuerzos de la derecha de la Iberoesfera, como ellos llaman en un impulso neocolonial a los países de Latinoamérica, para seguramente llegar con mejores cartas a las próximas elecciones; no terminan de estar a la luz la totalidad de sus intenciones, luego de que se diera a conocer que solicitaron el registro de la marca Vox ante el IMPI para ofrecer diversos servicios como consultorías en seguridad nacional.

Mientras tanto, más le vale al PAN ponerse de acuerdo en sus alineaciones, de lo contrario, no habrá gira o exilio que le sea suficiente a Anaya para perseguir sus aspiraciones presidenciales en 2024.

* Especialista en Comunicación Política