/ martes 11 de diciembre de 2018

Expresión ciudadana / Recinto sin paz

Familiares y amigos el pasado 7 de noviembre despedimos de este mundo a un familiar muy apreciado y querido en el panteón Recinto de la Paz.

El sepelio será inolvidable, pero no por la solidaridad y cariño de quienes concurrimos al evento, sino por la actitud indolente, poco ética y corrupta del personal encargado de las inhumaciones de Recinto de la paz; quienes, en lugar de cumplir con su trabajo, se comportaron como viles buitres carroñeros. De las 16 a las 17 horas se celebró la misa de cuerpo presente en la capilla del mismo panteón y en ese lapso acordábamos con el personal en que propiedad sería sepultado el cuerpo, se les entregó la orden de inhumación expedida por la Oficialía del Registro Civil #1 de Zapopan, con toda la documentación que pedían.

Ahí empezó el viacrucis. Un trabajador (obeso), tajante dijo que como se le estaba entregando la copia del acta de defunción y del certificado médico de defunción “en una sola hoja” no se podía llevar a cabo la inhumación. Se dijo que así la habían entregado en el Registro Civil y dijo que lo consultaría con su jefe. Ya para terminar la misa, el sujeto tramposamente argumentó que su jefe no había aprobado los papeles y que no se inhumaría, pero… que, si nos arreglábamos con su jefe, éste podría autorizar la inhumación. O sea, ahora había que dar moche, hasta para sepultar.

Como locos buscamos un cyber para imprimir la foto del certificado de defunción y traer la fotocopia del acta de defunción como lo pedían, entonces ya había terminado la misa y el ataúd estaba afuera de la capilla en espera de la inhumación, pues se había pagado 6,500.00 pesos por ese servicio. En ese momento apareció quien dijo ser el ingeniero Iván Gómez (jefe del personal), a quien sus subalternos les entregaron las copias referidas y quien lanzó otro pretexto: “quiero copia del certificado médico de defunción” lo que ustedes me entregan es la impresión de una fotografía, dijo. Se le argumentó – con razón- que tanto la fotocopia como la impresión de una fotografía no tienen valor legal alguno y que, si el ayuntamiento había expedido la orden de inhumación, debería ordenar a su personal que procediera, manifestando tajante “la inhumación no se llevará a cabo y háganle como quieran”, retirándose del lugar en un Volkswagen. En ese momento, el dolor de los familiares se trasformó en angustia, incertidumbre y desesperación, mientras el trabajador obeso se acercaba para insinuar de nuevo: “con una propina que le den al ingeniero, se autoriza”.

Ante tal ofensa y falta de respeto, nadie quiso otorgar la dádiva. El ataúd permaneció hora y media afuera del templo, donde el mariachi tuvo que agotar la música contratada, mientras la mitad de los asistentes se retiraron ante la incertidumbre. Los que nos quedamos, nos unimos en persistir hasta sepultar a nuestro familiar o que nos corrieran. Ante la resistencia, no le quedó más al supuesto ingeniero Iván Gómez que autorizar la inhumación, para eso ya éramos pocos, llovía, estaba oscuro y todo se hizo tan de prisa que ni se pudo rezar. ¡Nadie de los presentes merecíamos tal ofensa!

Finalmente queda una conclusión: sí se pudo inhumar, se podía y punto. Actitudes tan indolentes, no pueden pasarse por alto y vamos a actuar en consecuencia.


Familiares y amigos el pasado 7 de noviembre despedimos de este mundo a un familiar muy apreciado y querido en el panteón Recinto de la Paz.

El sepelio será inolvidable, pero no por la solidaridad y cariño de quienes concurrimos al evento, sino por la actitud indolente, poco ética y corrupta del personal encargado de las inhumaciones de Recinto de la paz; quienes, en lugar de cumplir con su trabajo, se comportaron como viles buitres carroñeros. De las 16 a las 17 horas se celebró la misa de cuerpo presente en la capilla del mismo panteón y en ese lapso acordábamos con el personal en que propiedad sería sepultado el cuerpo, se les entregó la orden de inhumación expedida por la Oficialía del Registro Civil #1 de Zapopan, con toda la documentación que pedían.

Ahí empezó el viacrucis. Un trabajador (obeso), tajante dijo que como se le estaba entregando la copia del acta de defunción y del certificado médico de defunción “en una sola hoja” no se podía llevar a cabo la inhumación. Se dijo que así la habían entregado en el Registro Civil y dijo que lo consultaría con su jefe. Ya para terminar la misa, el sujeto tramposamente argumentó que su jefe no había aprobado los papeles y que no se inhumaría, pero… que, si nos arreglábamos con su jefe, éste podría autorizar la inhumación. O sea, ahora había que dar moche, hasta para sepultar.

Como locos buscamos un cyber para imprimir la foto del certificado de defunción y traer la fotocopia del acta de defunción como lo pedían, entonces ya había terminado la misa y el ataúd estaba afuera de la capilla en espera de la inhumación, pues se había pagado 6,500.00 pesos por ese servicio. En ese momento apareció quien dijo ser el ingeniero Iván Gómez (jefe del personal), a quien sus subalternos les entregaron las copias referidas y quien lanzó otro pretexto: “quiero copia del certificado médico de defunción” lo que ustedes me entregan es la impresión de una fotografía, dijo. Se le argumentó – con razón- que tanto la fotocopia como la impresión de una fotografía no tienen valor legal alguno y que, si el ayuntamiento había expedido la orden de inhumación, debería ordenar a su personal que procediera, manifestando tajante “la inhumación no se llevará a cabo y háganle como quieran”, retirándose del lugar en un Volkswagen. En ese momento, el dolor de los familiares se trasformó en angustia, incertidumbre y desesperación, mientras el trabajador obeso se acercaba para insinuar de nuevo: “con una propina que le den al ingeniero, se autoriza”.

Ante tal ofensa y falta de respeto, nadie quiso otorgar la dádiva. El ataúd permaneció hora y media afuera del templo, donde el mariachi tuvo que agotar la música contratada, mientras la mitad de los asistentes se retiraron ante la incertidumbre. Los que nos quedamos, nos unimos en persistir hasta sepultar a nuestro familiar o que nos corrieran. Ante la resistencia, no le quedó más al supuesto ingeniero Iván Gómez que autorizar la inhumación, para eso ya éramos pocos, llovía, estaba oscuro y todo se hizo tan de prisa que ni se pudo rezar. ¡Nadie de los presentes merecíamos tal ofensa!

Finalmente queda una conclusión: sí se pudo inhumar, se podía y punto. Actitudes tan indolentes, no pueden pasarse por alto y vamos a actuar en consecuencia.


ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 11 de diciembre de 2018

Expresión ciudadana / Recinto sin paz

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 27 de noviembre de 2018

Expresión ciudadana / Retrocede la democracia en Latinoamérica

Héctor Manuel Ramos Preciado

miércoles 31 de octubre de 2018

Defraudando a los necesitados

Expresión Ciudadana

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 16 de octubre de 2018

Expresión Ciudadana / Imparable el acoso telefónico

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 24 de julio de 2018

Expresión ciudadana / Fortalecer la videovigilancia

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 10 de julio de 2018

Expresión ciudadana / No queremos otro Fox

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 26 de junio de 2018

Expresión ciudadana / Guía para el voto indeciso

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 05 de junio de 2018

Expresión ciudadana / Regular el comercio por Internet, el gran desafío

Héctor Manuel Ramos Preciado

martes 08 de mayo de 2018

Expresión ciudadana / No al hastag #NoAlPeriodismoSicario

Héctor Manuel Ramos Preciado

Cargar Más