/ jueves 31 de agosto de 2023

¿Qué pensar sobre la política federal en materia de seguridad pública?


Hace algunos días, Jalisco y todo el país se cimbraron con una nueva desaparición, ahora, de cinco jóvenes de entre 19 y 22 años en el municipio de Lagos de Moreno, sin que hasta el momento haya una versión clara respecto a lo acontecido. Un caso que evidencia la lamentable realidad cotidiana en México.

Y frente a esta situación, el Presidente de la República bromea para desviar la atención sobre los graves problemas de inseguridad, como la presencia de al menos un grupo delictivo en 6 de cada 10 municipios en México.

La política de “abrazos no balazos” ha fracasado rotundamente en un México en el que más de un millón de negocios tradicionales o de barrio, por ejemplo, se han visto obligados a destinar el 20% de sus ventas a extorsiones, pagos por derecho de piso y enrejados para tratar de defenderse.

En un México desbordado en violencia, las familias no terminan por encontrar el consuelo frente a un golpe de la delincuencia, cuando tienen de frente uno nuevo: cada vez más grave y doloroso que el anterior.

Por ello, me parece importante reflexionar sobre algunos puntos al respecto. En primer lugar, es claro que se requiere urgentemente un cambio de rumbo en las políticas en materia de seguridad dando igual importancia presupuestal a la prevención del delito, como a la reacción del estado frente a las acciones de la delincuencia, siendo esta segunda reducida en las previsiones presupuestales desde 2021.

La falta de coordinación entre el Gobierno Federal con Estados y Municipios muestra que impera la política y el cálculo electoral, sobre la búsqueda de paz y tranquilidad para los mexicanos.

Y aquí destaco un punto fundamental: la falta de apoyo a los municipios. No podemos aspirar a la renovación de las policías locales o a que éstas enfrenten a la delincuencia, sin recursos. Y nuevamente en los hechos, el Gobierno Federal dio la espalda a los municipios, con la desaparición en el Presupuesto de Egresos, del FORTASEG, el fondo que precisamente se destinaba a fortalecer las policías locales.

El Gobierno Federal habla de austeridad, tema que no puede existir en la seguridad pública, especialmente al considerar que el presupuesto en esta materia se mantiene alrededor del 1% del PIB, porcentaje menor a lo que se destina en los países de la OCDE y el promedio de América Latina. Por tanto, no estamos frente a austeridad, sino austericidio, que se refleja en datos como las 14.079 denuncias de personas desaparecidas, de diciembre de 2018 al 31 de julio de este año en Jalisco, uno de los más golpeados por la violencia vinculada con el crimen organizado.

Los trágicos acontecimientos de Lagos de Moreno dejan muchas lecciones a las autoridades. Hacemos votos para que el Presidente de la República deje de lado los chistes y reflexione sobre estos hechos que enlutan familias, poblaciones y a todo un país, en el marco de una política de seguridad totalmente rebasada y fracasada.


Hace algunos días, Jalisco y todo el país se cimbraron con una nueva desaparición, ahora, de cinco jóvenes de entre 19 y 22 años en el municipio de Lagos de Moreno, sin que hasta el momento haya una versión clara respecto a lo acontecido. Un caso que evidencia la lamentable realidad cotidiana en México.

Y frente a esta situación, el Presidente de la República bromea para desviar la atención sobre los graves problemas de inseguridad, como la presencia de al menos un grupo delictivo en 6 de cada 10 municipios en México.

La política de “abrazos no balazos” ha fracasado rotundamente en un México en el que más de un millón de negocios tradicionales o de barrio, por ejemplo, se han visto obligados a destinar el 20% de sus ventas a extorsiones, pagos por derecho de piso y enrejados para tratar de defenderse.

En un México desbordado en violencia, las familias no terminan por encontrar el consuelo frente a un golpe de la delincuencia, cuando tienen de frente uno nuevo: cada vez más grave y doloroso que el anterior.

Por ello, me parece importante reflexionar sobre algunos puntos al respecto. En primer lugar, es claro que se requiere urgentemente un cambio de rumbo en las políticas en materia de seguridad dando igual importancia presupuestal a la prevención del delito, como a la reacción del estado frente a las acciones de la delincuencia, siendo esta segunda reducida en las previsiones presupuestales desde 2021.

La falta de coordinación entre el Gobierno Federal con Estados y Municipios muestra que impera la política y el cálculo electoral, sobre la búsqueda de paz y tranquilidad para los mexicanos.

Y aquí destaco un punto fundamental: la falta de apoyo a los municipios. No podemos aspirar a la renovación de las policías locales o a que éstas enfrenten a la delincuencia, sin recursos. Y nuevamente en los hechos, el Gobierno Federal dio la espalda a los municipios, con la desaparición en el Presupuesto de Egresos, del FORTASEG, el fondo que precisamente se destinaba a fortalecer las policías locales.

El Gobierno Federal habla de austeridad, tema que no puede existir en la seguridad pública, especialmente al considerar que el presupuesto en esta materia se mantiene alrededor del 1% del PIB, porcentaje menor a lo que se destina en los países de la OCDE y el promedio de América Latina. Por tanto, no estamos frente a austeridad, sino austericidio, que se refleja en datos como las 14.079 denuncias de personas desaparecidas, de diciembre de 2018 al 31 de julio de este año en Jalisco, uno de los más golpeados por la violencia vinculada con el crimen organizado.

Los trágicos acontecimientos de Lagos de Moreno dejan muchas lecciones a las autoridades. Hacemos votos para que el Presidente de la República deje de lado los chistes y reflexione sobre estos hechos que enlutan familias, poblaciones y a todo un país, en el marco de una política de seguridad totalmente rebasada y fracasada.