/ miércoles 12 de julio de 2023

5 años de AMLO

En días pasados, en concreto, el 01 de julio, los autobuses inundaron la Ciudad de México para llevar, según reportaron distintos medios de comunicación, a los simpatizantes de Morena de distintos estados del país, a la celebración por el quinto aniversario de la victoria de López Obrador.

Podríamos detenernos a analizar el costo de tal festejo, así cómo de dónde salen esos recursos económicos. De igual forma, podríamos reflexionar acerca del impacto de este evento en el marco de la disfrazada campaña electoral que emprende el partido en el gobierno para designar a su candidato presidencial.

Pero me parece más importante que nos detengamos en los cinco años del triunfo electoral del candidato López Obrador. Porque aquél, ganó la voluntad de la mayoría de los electores mexicanos con un discurso centrado en democracia, austeridad, seguridad, combate a la pobreza y a la corrupción. A cinco años de distancia, ¿cuántas de esas promesas se han cumplido?

El 01 de julio de 2018, en su primer discurso como presidente electo, López Obrador se comprometió a “establecer una auténtica democracia” comprometiéndose a “no construir una dictadura abierta ni encubierta”. A pesar de su promesa, en los últimos cinco años hemos visto cómo el Presidente orquestó una persecución contra el Instituto Nacional Electoral, desmanteló al Instituto Nacional de Transparencia, se apoderó de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y ha atacado sistemáticamente, desde la impunidad de sus mañaneras, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se allanan a sus caprichos.

Otra promesa concreta fue la de no aumentar el gasto corriente. Cinco años después, gracias a las investigaciones de organismos ciudadanos, sabemos que el Gobierno del Presidente López Obrador, tan sólo en 2022, gastó más de 500 mil millones de pesos por arriba de lo planificado, usándose mucho de ése dinero para pagar el sobre costo del Tren Maya y de Dos Bocas.

Ni qué hablar del fracaso en seguridad. La estrategia de “abrazos y no balazos” se ha traducido en el sexenio más sangriento de la historia reciente de México, con más de 156 mil homicidios en este gobierno, miles de desaparecidos y un país rendido ante la delincuencia organizada.

Podríamos seguir con los ejemplos en materia económica, con la peor inflación en dos décadas, en educación, campo, etc., para reconocer que a cinco años de su elección, el Presidente le ha fallado al pueblo de México. El tiempo y las palabras nos alcanzan a todos, y López Obrador no es la excepción.

Concluyo esta reflexión con dos frases de Winston Churchill que me parecen perfectamente aplicables al gobierno obradorista: “La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás” y “La alternancia fecunda el suelo de la democracia”.

En días pasados, en concreto, el 01 de julio, los autobuses inundaron la Ciudad de México para llevar, según reportaron distintos medios de comunicación, a los simpatizantes de Morena de distintos estados del país, a la celebración por el quinto aniversario de la victoria de López Obrador.

Podríamos detenernos a analizar el costo de tal festejo, así cómo de dónde salen esos recursos económicos. De igual forma, podríamos reflexionar acerca del impacto de este evento en el marco de la disfrazada campaña electoral que emprende el partido en el gobierno para designar a su candidato presidencial.

Pero me parece más importante que nos detengamos en los cinco años del triunfo electoral del candidato López Obrador. Porque aquél, ganó la voluntad de la mayoría de los electores mexicanos con un discurso centrado en democracia, austeridad, seguridad, combate a la pobreza y a la corrupción. A cinco años de distancia, ¿cuántas de esas promesas se han cumplido?

El 01 de julio de 2018, en su primer discurso como presidente electo, López Obrador se comprometió a “establecer una auténtica democracia” comprometiéndose a “no construir una dictadura abierta ni encubierta”. A pesar de su promesa, en los últimos cinco años hemos visto cómo el Presidente orquestó una persecución contra el Instituto Nacional Electoral, desmanteló al Instituto Nacional de Transparencia, se apoderó de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y ha atacado sistemáticamente, desde la impunidad de sus mañaneras, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se allanan a sus caprichos.

Otra promesa concreta fue la de no aumentar el gasto corriente. Cinco años después, gracias a las investigaciones de organismos ciudadanos, sabemos que el Gobierno del Presidente López Obrador, tan sólo en 2022, gastó más de 500 mil millones de pesos por arriba de lo planificado, usándose mucho de ése dinero para pagar el sobre costo del Tren Maya y de Dos Bocas.

Ni qué hablar del fracaso en seguridad. La estrategia de “abrazos y no balazos” se ha traducido en el sexenio más sangriento de la historia reciente de México, con más de 156 mil homicidios en este gobierno, miles de desaparecidos y un país rendido ante la delincuencia organizada.

Podríamos seguir con los ejemplos en materia económica, con la peor inflación en dos décadas, en educación, campo, etc., para reconocer que a cinco años de su elección, el Presidente le ha fallado al pueblo de México. El tiempo y las palabras nos alcanzan a todos, y López Obrador no es la excepción.

Concluyo esta reflexión con dos frases de Winston Churchill que me parecen perfectamente aplicables al gobierno obradorista: “La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás” y “La alternancia fecunda el suelo de la democracia”.