/ domingo 16 de mayo de 2021

La justicia en pleno caos

De la incapacidad del estado para garantizarnos la seguridad, ya está por demás hablar, pues a estas alturas tenemos ya comprobado que, tienen oídos sordos y ojos ciegos, pero también carecen de conciencia, dignidad, vergüenza y valor civil para reconocer la realidad de su incapacidad.

Honor y casta es lo que, indiscutiblemente debería caracterizar a un gobernante y de esta manera, ganarse el respeto y el reconocimiento de toda la sociedad; sin embargo, ésta es otra de las cuestiones que, no les interesa a los gobernante de los tres niveles.

Pobre México, pobre de la sociedad, porque no nos hemos decidido a enfrentar y resolver de una vez, la ineptitud de las autoridades y la ingobernabilidad que prevalece, porque cierto es que también en otros estados sucede lo mismo, mas no hay que olvidar que, el mal de muchos es consuelo de tontos por no decirlo con menos propiedad. Todo lo anterior es sólo una parte de nuestra tragedia nacional, una tragedia que desde hace ya tiempo vive nuestro país, un país dotado por la providencia, pues posee la naturaleza de diversas riquezas, las que se le dotaron al cuerno de la abundancia, expresión con la que se reconoce también a nuestra patria.

La peor tragedia del país es la ausencia de justicia en todos los niveles de gobierno, ya que desde la suprema corte, integrada por una mayoría de descastados, ausencia que exhiben al guardar silencio sepulcral frente a un acto vergonzante, derivado del presidente de la república, ese mismo que protestó ante toda la nación, cumplir y hacer cumplir la Constitución, pero que ha hecho todo lo contrario, al violentar el artículo 97 de dicho ordenamiento federal, el cual establece puntualmente que, es facultad de los ministros, elegir de entre los integrantes del pleno, al presidente en turno. La anterior violación, trae aparejado, descalificar a los diez ministros restantes, sólo porque a juicio del presidente, sólo hay uno, Arturo Zaldívar Lelo De Larrea y yo me atrevo a firmar que, hay más de uno diferente a aquel, quienes indudablemente no entregaría a esa institución a la que pertenece, pues ello conlleva entregar todo el poder a una sola persona y sobre todo, a alguien que ha demostrado ser un ser humano falto de palabra, carente de respeto hacia las instituciones, ya no digamos hacia el pueblo al que se debe.

A últimas fechas, el presidente de la república ha hecho alarde públicamente de su intromisión no sólo en el proceso electoral, sino que, además en los juicios de amparo ventilados en los tribunales federales, lo que ha generado un exceso de inseguridad en dicha institución federal, porque desafortunadamente, la gran mayoría de magistrados y jueces, van por los grandes sueldos y muy lejos están de administrar justicia y con ello, poder garantizar el control de la Constitución.

Del fuero común no hay aspectos favorables a destacar, pues es un área que no funciona, sólo sobrevive entre la miseria económica y la miseria profesional de quienes integran esa institución a quien yo llamo el consejo de la caricatura, conocido públicamente como el Consejo de la Judicatura, pues la mayoría de sus integrantes (sólo dos excepciones), son muy dados a dejar entrever su calidad inmoral y su deshonestidad; sin embargo, cabe destacar que la miseria económica en la que se encuentra inmerso, es responsabilidad de los diputados, quienes son los encargados de asignar el presupuesto anualmente. Es tal la escases de plazas y de recursos materiales al grado tal que, el postulante tiene que suministrar el papel y la tinta para que desahoguen una mínima cantidad de trabajo, lo que, comparado con el volumen de rezago, es indecible. Realidad que todo litigante conocemos perfectamente.

Qué decir de la materia penal, pues ante la falta de una debida integración para estar en condiciones de judicializar una carpeta de investigación, responsabilidad de las fiscalía estatal, la probabilidad de que se emita una sentencia es casi nula.

Los anteriores son sólo un par de ejemplos de lo que es nuestra realidad social, la cual no se concreta únicamente a nuestro estado, de ahí la necesidad de que todos y cada uno de nosotros, analicemos seria y detenidamente, cuál es el futuro inmediato para el cual contribuiremos al sufragar en las próximas elecciones.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.

De la incapacidad del estado para garantizarnos la seguridad, ya está por demás hablar, pues a estas alturas tenemos ya comprobado que, tienen oídos sordos y ojos ciegos, pero también carecen de conciencia, dignidad, vergüenza y valor civil para reconocer la realidad de su incapacidad.

Honor y casta es lo que, indiscutiblemente debería caracterizar a un gobernante y de esta manera, ganarse el respeto y el reconocimiento de toda la sociedad; sin embargo, ésta es otra de las cuestiones que, no les interesa a los gobernante de los tres niveles.

Pobre México, pobre de la sociedad, porque no nos hemos decidido a enfrentar y resolver de una vez, la ineptitud de las autoridades y la ingobernabilidad que prevalece, porque cierto es que también en otros estados sucede lo mismo, mas no hay que olvidar que, el mal de muchos es consuelo de tontos por no decirlo con menos propiedad. Todo lo anterior es sólo una parte de nuestra tragedia nacional, una tragedia que desde hace ya tiempo vive nuestro país, un país dotado por la providencia, pues posee la naturaleza de diversas riquezas, las que se le dotaron al cuerno de la abundancia, expresión con la que se reconoce también a nuestra patria.

La peor tragedia del país es la ausencia de justicia en todos los niveles de gobierno, ya que desde la suprema corte, integrada por una mayoría de descastados, ausencia que exhiben al guardar silencio sepulcral frente a un acto vergonzante, derivado del presidente de la república, ese mismo que protestó ante toda la nación, cumplir y hacer cumplir la Constitución, pero que ha hecho todo lo contrario, al violentar el artículo 97 de dicho ordenamiento federal, el cual establece puntualmente que, es facultad de los ministros, elegir de entre los integrantes del pleno, al presidente en turno. La anterior violación, trae aparejado, descalificar a los diez ministros restantes, sólo porque a juicio del presidente, sólo hay uno, Arturo Zaldívar Lelo De Larrea y yo me atrevo a firmar que, hay más de uno diferente a aquel, quienes indudablemente no entregaría a esa institución a la que pertenece, pues ello conlleva entregar todo el poder a una sola persona y sobre todo, a alguien que ha demostrado ser un ser humano falto de palabra, carente de respeto hacia las instituciones, ya no digamos hacia el pueblo al que se debe.

A últimas fechas, el presidente de la república ha hecho alarde públicamente de su intromisión no sólo en el proceso electoral, sino que, además en los juicios de amparo ventilados en los tribunales federales, lo que ha generado un exceso de inseguridad en dicha institución federal, porque desafortunadamente, la gran mayoría de magistrados y jueces, van por los grandes sueldos y muy lejos están de administrar justicia y con ello, poder garantizar el control de la Constitución.

Del fuero común no hay aspectos favorables a destacar, pues es un área que no funciona, sólo sobrevive entre la miseria económica y la miseria profesional de quienes integran esa institución a quien yo llamo el consejo de la caricatura, conocido públicamente como el Consejo de la Judicatura, pues la mayoría de sus integrantes (sólo dos excepciones), son muy dados a dejar entrever su calidad inmoral y su deshonestidad; sin embargo, cabe destacar que la miseria económica en la que se encuentra inmerso, es responsabilidad de los diputados, quienes son los encargados de asignar el presupuesto anualmente. Es tal la escases de plazas y de recursos materiales al grado tal que, el postulante tiene que suministrar el papel y la tinta para que desahoguen una mínima cantidad de trabajo, lo que, comparado con el volumen de rezago, es indecible. Realidad que todo litigante conocemos perfectamente.

Qué decir de la materia penal, pues ante la falta de una debida integración para estar en condiciones de judicializar una carpeta de investigación, responsabilidad de las fiscalía estatal, la probabilidad de que se emita una sentencia es casi nula.

Los anteriores son sólo un par de ejemplos de lo que es nuestra realidad social, la cual no se concreta únicamente a nuestro estado, de ahí la necesidad de que todos y cada uno de nosotros, analicemos seria y detenidamente, cuál es el futuro inmediato para el cual contribuiremos al sufragar en las próximas elecciones.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.