/ martes 14 de septiembre de 2021

Freno a migración: el enfoque adecuado

Hace varios meses, escribimos una columna con el tema “Riqueza al Norte, Pobreza al Sur: México en medio”.

Además, en nuestro artículo de la semana pasada, titulad “México: ¿Un Enfoque Equivocado”, planteábamos la posibilidad de que los problemas principales del país, hayan sido atendidos durante las últimas administraciones con base en un enfoque erróneo, ya que en lugar de prevenir, los gobiernos se han dedicado a enfrentar los males; en vez de planear, buscan el corregir. Con el resultado de que se nos han acumulado tanto las cosas en contra, que las manos no nos alcanzan para quitárnoslas de encima.

Y consignábamos en ese artículo anterior, las recomendaciones de expertos, en el sentido de que tal vez sería mejor evitar que los demonios entren en nuestro hábitat, en lugar de desgastarnos inútilmente tratando de expulsarlos. Hablando en castellano, hacer un esfuerzo por establecer regímenes de planeación, honestidad y justicia, para que con su accionar y con sus obras, permitan una vida decorosa a los mexicanos; y que de manera automática, eviten un caos como este en el que nos debatimos.

Claro que no es fácil y no sabemos cuánto tiempo nos llevaría modificar la situación para alcanzar un nivel de aceptable equilibrio. Eso se entiende. Sin embargo, lo importante sería que nos pusiéramos en el camino correcto para que las cosas empezaran a cambiar desde ya.

Viene lo anterior al caso, por la manera en que se ha venido desenvolviendo el problema de la migración, en que por su ubicación geográfica, México se ve involucrado sin proponérselo. No tendríamos porqué llevar vela en el entierro, pero el destino la ha colocado en nuestras manos. Los migrantes, que en gran parte son centroamericanos y algunos sudamericanos, forzosamente tienen que pasar por nuestro país para llegar a su destino final que son los Estados Unidos.

Y ahí es donde la puerca torció el rabo, puesto que en este asunto se ha dado a nuestro país un papel no muy decoroso, que es el de servir de barrera para que las oleadas de migrantes sean detenidas en territorio mexicano y no lleguen a la frontera estadounidense. Ciertamente la actuación de las autoridades nacionales ha tratado de ser comedida y comprensiva (hasta donde una actuación policiaca lo permite), pero no han faltado las críticas a la intervención mexicana, que por un lado es espontánea, pero por otro parece obligada.

Las presiones contra la misión que cumple el gobierno mexicano han sido fuertes, por lo que esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso a su homólogo de EEUU un plan de apoyo económico a los países de Centro América, con el propósito de crear empleos y elevar los niveles de vida en esa zona, con la idea de que sus habitantes ya no tengan que buscar la salvación en el Norte del Continente.

El propósito de este plan sería pues “coger el rábano por las hojas”, estudiar el problema con el enfoque adecuado y mejor prevenir, en lugar de lamentar.

Claro que México no tendría por qué andar en estas danzas, pero su ubicación geográfica, en medio de los dos extremos, lo obliga a bailar al son que le toquen.

Pues bien, así se ven las cosas hasta hoy. Falta ver qué responde nuestro padre patrio continental Joe Biden.

Pronto lo sabremos.

* Periodista

Hace varios meses, escribimos una columna con el tema “Riqueza al Norte, Pobreza al Sur: México en medio”.

Además, en nuestro artículo de la semana pasada, titulad “México: ¿Un Enfoque Equivocado”, planteábamos la posibilidad de que los problemas principales del país, hayan sido atendidos durante las últimas administraciones con base en un enfoque erróneo, ya que en lugar de prevenir, los gobiernos se han dedicado a enfrentar los males; en vez de planear, buscan el corregir. Con el resultado de que se nos han acumulado tanto las cosas en contra, que las manos no nos alcanzan para quitárnoslas de encima.

Y consignábamos en ese artículo anterior, las recomendaciones de expertos, en el sentido de que tal vez sería mejor evitar que los demonios entren en nuestro hábitat, en lugar de desgastarnos inútilmente tratando de expulsarlos. Hablando en castellano, hacer un esfuerzo por establecer regímenes de planeación, honestidad y justicia, para que con su accionar y con sus obras, permitan una vida decorosa a los mexicanos; y que de manera automática, eviten un caos como este en el que nos debatimos.

Claro que no es fácil y no sabemos cuánto tiempo nos llevaría modificar la situación para alcanzar un nivel de aceptable equilibrio. Eso se entiende. Sin embargo, lo importante sería que nos pusiéramos en el camino correcto para que las cosas empezaran a cambiar desde ya.

Viene lo anterior al caso, por la manera en que se ha venido desenvolviendo el problema de la migración, en que por su ubicación geográfica, México se ve involucrado sin proponérselo. No tendríamos porqué llevar vela en el entierro, pero el destino la ha colocado en nuestras manos. Los migrantes, que en gran parte son centroamericanos y algunos sudamericanos, forzosamente tienen que pasar por nuestro país para llegar a su destino final que son los Estados Unidos.

Y ahí es donde la puerca torció el rabo, puesto que en este asunto se ha dado a nuestro país un papel no muy decoroso, que es el de servir de barrera para que las oleadas de migrantes sean detenidas en territorio mexicano y no lleguen a la frontera estadounidense. Ciertamente la actuación de las autoridades nacionales ha tratado de ser comedida y comprensiva (hasta donde una actuación policiaca lo permite), pero no han faltado las críticas a la intervención mexicana, que por un lado es espontánea, pero por otro parece obligada.

Las presiones contra la misión que cumple el gobierno mexicano han sido fuertes, por lo que esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso a su homólogo de EEUU un plan de apoyo económico a los países de Centro América, con el propósito de crear empleos y elevar los niveles de vida en esa zona, con la idea de que sus habitantes ya no tengan que buscar la salvación en el Norte del Continente.

El propósito de este plan sería pues “coger el rábano por las hojas”, estudiar el problema con el enfoque adecuado y mejor prevenir, en lugar de lamentar.

Claro que México no tendría por qué andar en estas danzas, pero su ubicación geográfica, en medio de los dos extremos, lo obliga a bailar al son que le toquen.

Pues bien, así se ven las cosas hasta hoy. Falta ver qué responde nuestro padre patrio continental Joe Biden.

Pronto lo sabremos.

* Periodista