/ miércoles 21 de febrero de 2024

Los Hechos: Xóchitl Gálvez “miente”… (¿)

Cuando la candidata Xóchitl Gálvez afirma que en su equipo de trabajo no habrá corruptos, huevones ni pendejos (sic) está incurriendo en una inexactitud. Pero eso no quiere decir que se pueda llegar al extremo de considerar a la señora del huipil la una mentirosa, sino simplemente porque de acuerdo con el sentir de los conocedores, los políticos totalmente honestos, trabajadores y talentosos, no existen.

Dicen los pesimistas, los escépticos y los realistas, que conforme a la experiencia, la perfección en la actividad pública no existe y a lo más que se puede aspirar es a contar con gente más o menos honrada, pero que planee las cosas y sea trabajadora. Porque de su desempeño depende la situación de todos sus gobernados.

Ha habido conformistas que han acuñado la frase de que “antes los políticos robaban, pero trabajaban”, con lo cual parecen añorar tiempos mejores, o siquiera menos peores. Porque en la actualidad –agregan los críticos- abundan los que “solamente se dedican a robar” y no saben ni quieren hacer nada por los electores.

Y por todo eso, esperan que en las próximas elecciones, sí se pueda encontar la opción de escoger y llevar al poder a personajes moderados, que cuando menos en alguna medida, atienden a la población. O sea que se ha llegado a un punto en que el realismo se traduce en pragmatismo para conformarse con las mejoras que sean posibles.

Pero bueno, como parte de todo este proceso que está en curso, hay quienes lo ven como poco serio por la serie de críticas y ataques que lanzan algunos protagonistas, así como por los constantes chistes malintencionados a los que recurren. Y apuntan los críticos que a ratos, más que una campaña, esto parece una pantomima.

De la misma forma, observan que grupos ciudadanos expresan su inconformidad porque algún partido los ofreció candidaturas que ahora entregan a otros. Se habla asimismo de la disputa de “posiciones”. Con lo cual se reafirma la idea de que lo que se vive no es ciertamente una democracia, sino más bien una partidocracia. Se reparten los cargos públicos entre los partidos.

Cambian de credo como de calcetines. Y ya que en éstas andamos, puede mencionarse otro aspecto que habla de la calidad de la competencia, y es el caso de los chapulines, o sea de los “políticos profesionales”, que cambian de credo como cambiar de calcetines. O sea que no tienen empacho en modificar su credo con tal de tener la posibilidad de alcanzar un nuevo cargo público, o sea un “hueso”, como muchos lo llaman.

Tanto es así que inclusive en el argot político existe el término “cambio de camiseta” con el que se indica que todo esto consiste simplemente en saltar de un lado a otro en busca de oportunidades.

En fin, todo esto y mucho más es lo que se observa en el curso del proceso pre-electoral que estamos viviendo y en el que la gente parece preocuparse un poco más para no ser sorprendida por los supuestos usufructuarios del erario público.

Cuando la candidata Xóchitl Gálvez afirma que en su equipo de trabajo no habrá corruptos, huevones ni pendejos (sic) está incurriendo en una inexactitud. Pero eso no quiere decir que se pueda llegar al extremo de considerar a la señora del huipil la una mentirosa, sino simplemente porque de acuerdo con el sentir de los conocedores, los políticos totalmente honestos, trabajadores y talentosos, no existen.

Dicen los pesimistas, los escépticos y los realistas, que conforme a la experiencia, la perfección en la actividad pública no existe y a lo más que se puede aspirar es a contar con gente más o menos honrada, pero que planee las cosas y sea trabajadora. Porque de su desempeño depende la situación de todos sus gobernados.

Ha habido conformistas que han acuñado la frase de que “antes los políticos robaban, pero trabajaban”, con lo cual parecen añorar tiempos mejores, o siquiera menos peores. Porque en la actualidad –agregan los críticos- abundan los que “solamente se dedican a robar” y no saben ni quieren hacer nada por los electores.

Y por todo eso, esperan que en las próximas elecciones, sí se pueda encontar la opción de escoger y llevar al poder a personajes moderados, que cuando menos en alguna medida, atienden a la población. O sea que se ha llegado a un punto en que el realismo se traduce en pragmatismo para conformarse con las mejoras que sean posibles.

Pero bueno, como parte de todo este proceso que está en curso, hay quienes lo ven como poco serio por la serie de críticas y ataques que lanzan algunos protagonistas, así como por los constantes chistes malintencionados a los que recurren. Y apuntan los críticos que a ratos, más que una campaña, esto parece una pantomima.

De la misma forma, observan que grupos ciudadanos expresan su inconformidad porque algún partido los ofreció candidaturas que ahora entregan a otros. Se habla asimismo de la disputa de “posiciones”. Con lo cual se reafirma la idea de que lo que se vive no es ciertamente una democracia, sino más bien una partidocracia. Se reparten los cargos públicos entre los partidos.

Cambian de credo como de calcetines. Y ya que en éstas andamos, puede mencionarse otro aspecto que habla de la calidad de la competencia, y es el caso de los chapulines, o sea de los “políticos profesionales”, que cambian de credo como cambiar de calcetines. O sea que no tienen empacho en modificar su credo con tal de tener la posibilidad de alcanzar un nuevo cargo público, o sea un “hueso”, como muchos lo llaman.

Tanto es así que inclusive en el argot político existe el término “cambio de camiseta” con el que se indica que todo esto consiste simplemente en saltar de un lado a otro en busca de oportunidades.

En fin, todo esto y mucho más es lo que se observa en el curso del proceso pre-electoral que estamos viviendo y en el que la gente parece preocuparse un poco más para no ser sorprendida por los supuestos usufructuarios del erario público.