/ miércoles 20 de marzo de 2024

Los Hechos | Los Políticos: entrarle al toro

En la colonia Mezquitán Country de esta ciudad hay decenas de banquetas destruidas e intransitables, a causa del crecimiento inesperado de los árboles ahí plantados y la expansión de sus raíces. Son grandes los problemas que tienen niños, ancianos y discapacitados, para caminar sobre las dichas aceras.

Los numerosos parquecitos de esa colonia, están abandonados por la autoridad municipal y mal cuidados por los sufridos colonos. La irregularidad existe desde hace algún tiempo, pero se ha agudizado al paso de los años, por la razón ya mencionada de que los árboles crecen y sus raíces también, puesto que éstas han roto las losas que constituyen las banquetas y todas estas supuestas vías peatonales están destrozadas. Parece como si las hubieran bombardeado.

Los vecinos más antiguos y las amas de casa, afirman que el conflicto existe porque en los parques y en las banquetas, se plantaron árboles que son para los bosques pero no para la ciudad. La falta de planeación en su clásica expresión. Porque dicen –no se trata de plantar árboles sin ton ni son, sino saber realmente lo que se está haciendo.

El problema se considera ciertamente difícil de resolver, porque coincidentemente se trata precisamente de “un problema de raíz”, de tal forma que pasa una y otra administración municipal, pero ninguna se ha atrevido a “entrarle al toro” para su solución. Ningún político ha querido atorarle y las cosas siguen igual o peor.

Esta anomalía urbana que denuncia los vecinos viene al caso por la realización de las actuales campañas electorales, que deberían ser la oportunidad –dicen los electores- para que los problemas de fondo que sufren la ciudad y su zona conurbada, sean enfrentados con determinación.

Sin embargo, la experiencia dice que con los cambios de autoridades no siempre se consigue lo que se necesita. Y en respaldo a estas creencias, recuerdan las frases que se han acuñado acerca de los casos de incumplimiento de parte de los políticos, que pueden ser nuevos, ya vistos, o de plano desenterrados del panteón oficial.

Sobre esto, citan por ejemplo lo que llaman “promesas de campaña” y “las palabras se las lleva el viento”, así como “de lengua me como un plato” y “cae más pronto un hablador que un cojo”.

Para mala suerte de los tapatíos, los problemas difíciles de resolver se han mantenido en el curso de los años y de las administraciones municipales. Tenemos de esta manera el ya mencionado mal estado de las banquetas, el desorden vial ocasionado por el exceso de motocicletas, la falta de agua potable en las colonias pobres y el pésimo servicio de recolección de basura.

Se han tenido que lamentar gobiernos que en lugar de enfrentar directamente los problemas, poniendo en marcha un aparato oficial suficiente y eficiente, se van por el lado cómodo del contratismo y en vez de trabajar, contratan a empresas privadas para que sean ellas quienes se hagan cargo de la ciudad.

Pero bueno, las campañas de los candidatos están en curso y para no perder la costumbre, la gente se forja la esperanza de que ahora sí haya un cambio efectivo y los gobernantes que vienen de verdad le atoren a los problemas y tomen al toro por los cuernos. Aunque no faltan pesimistas que no creen “que pueda ser verdad tanta belleza”. Por lo pronto, hay que cruzar los dedos para que esto suceda y en Junio próximo cruzar la boleta de los candidatos que merezcan cuando menos en alguna medida, la confianza del elector.

En la colonia Mezquitán Country de esta ciudad hay decenas de banquetas destruidas e intransitables, a causa del crecimiento inesperado de los árboles ahí plantados y la expansión de sus raíces. Son grandes los problemas que tienen niños, ancianos y discapacitados, para caminar sobre las dichas aceras.

Los numerosos parquecitos de esa colonia, están abandonados por la autoridad municipal y mal cuidados por los sufridos colonos. La irregularidad existe desde hace algún tiempo, pero se ha agudizado al paso de los años, por la razón ya mencionada de que los árboles crecen y sus raíces también, puesto que éstas han roto las losas que constituyen las banquetas y todas estas supuestas vías peatonales están destrozadas. Parece como si las hubieran bombardeado.

Los vecinos más antiguos y las amas de casa, afirman que el conflicto existe porque en los parques y en las banquetas, se plantaron árboles que son para los bosques pero no para la ciudad. La falta de planeación en su clásica expresión. Porque dicen –no se trata de plantar árboles sin ton ni son, sino saber realmente lo que se está haciendo.

El problema se considera ciertamente difícil de resolver, porque coincidentemente se trata precisamente de “un problema de raíz”, de tal forma que pasa una y otra administración municipal, pero ninguna se ha atrevido a “entrarle al toro” para su solución. Ningún político ha querido atorarle y las cosas siguen igual o peor.

Esta anomalía urbana que denuncia los vecinos viene al caso por la realización de las actuales campañas electorales, que deberían ser la oportunidad –dicen los electores- para que los problemas de fondo que sufren la ciudad y su zona conurbada, sean enfrentados con determinación.

Sin embargo, la experiencia dice que con los cambios de autoridades no siempre se consigue lo que se necesita. Y en respaldo a estas creencias, recuerdan las frases que se han acuñado acerca de los casos de incumplimiento de parte de los políticos, que pueden ser nuevos, ya vistos, o de plano desenterrados del panteón oficial.

Sobre esto, citan por ejemplo lo que llaman “promesas de campaña” y “las palabras se las lleva el viento”, así como “de lengua me como un plato” y “cae más pronto un hablador que un cojo”.

Para mala suerte de los tapatíos, los problemas difíciles de resolver se han mantenido en el curso de los años y de las administraciones municipales. Tenemos de esta manera el ya mencionado mal estado de las banquetas, el desorden vial ocasionado por el exceso de motocicletas, la falta de agua potable en las colonias pobres y el pésimo servicio de recolección de basura.

Se han tenido que lamentar gobiernos que en lugar de enfrentar directamente los problemas, poniendo en marcha un aparato oficial suficiente y eficiente, se van por el lado cómodo del contratismo y en vez de trabajar, contratan a empresas privadas para que sean ellas quienes se hagan cargo de la ciudad.

Pero bueno, las campañas de los candidatos están en curso y para no perder la costumbre, la gente se forja la esperanza de que ahora sí haya un cambio efectivo y los gobernantes que vienen de verdad le atoren a los problemas y tomen al toro por los cuernos. Aunque no faltan pesimistas que no creen “que pueda ser verdad tanta belleza”. Por lo pronto, hay que cruzar los dedos para que esto suceda y en Junio próximo cruzar la boleta de los candidatos que merezcan cuando menos en alguna medida, la confianza del elector.