/ lunes 14 de junio de 2021

El pueblo ya cumplió… ahora siguen los políticos

Las elecciones ya pasaron y felizmente se llevaron a cabo sin que se suscitaran incidentes mayores. Algunos grupos políticos sufrieron descalabros, pero mediáticamente todos se dijeron felices por los resultados alcanzados. Será por una cosa o por otra, pero nadie quiere dar su brazo a torcer.

Pero bueno, finalmente la cuestión es que los comicios ya pasaron, el pueblo cumplió a cabalidad y ahora lo que sigue es que los personajes elegidos también cumplan hasta donde se pueda, con las responsabilidades que habrán de asumir en poco tiempo más.

Ese es en verdad el gran deseo, el anhelo de fondo, que albergan en su mente y en su pecho los ciudadanos, tras haber acudido a las urnas a brindar su apoyo a los elementos que presentaron sus propuestas ante la ciudadanía.

La gente espera mucho de sus nuevos gobernantes, aunque consideran que con que aporten lo que sea posible, ya se darán por bien pagados. Pero que de verdad se lo propongan. Que se decidan a realizar un esfuerzo importante a favor de sus electores.

En el cuento “El Principito”, que es una obra plena de sabiduría, el rey de un micro planeta puso una prueba de criterio al pequeño personaje, preguntándole que si ordenaba a un general que se convirtiera en ave marina y éste no lo hiciera ¿quién sería el que estaba fallando?... A lo cual nada lento, el Principito respondió: -¡Pues el rey!... lo cual el propio soberano respaldó, expresando la razón de que ciertamente, a nadie se le puede exigir lo que no puede dar.

Pero claro, esto es solamente una cita literaria al margen, puesto que nuestros nuevos gobernantes sí están en condiciones de hacer algo por la sufrida comunidad. No se trata de una orden imposible de cumplir, sino de una demanda razonable.

Desde luego que no es posible resolver de golpe y porrazo todos los problemas que nos rodean, ya que éstos son resultado de la forma en que se ha desenvuelto la historia en los últimos tiempos; pero sí pueden hacer algo para aminorar las aflicciones. Es cuestión de que le pongan ganas. Los nuevos gobernantes tendrán tiempo -claro- para cuidar sus carreras políticas, pero también pueden dedicar parte de su horario para atender las necesidades de la población. “Mita y mita”, como se dice en lenguaje coloquial.

Ahora bien, en estas elecciones que acaban de pasar, tomó más fuerza la moda de que el sector empresarial participe directamente en puestos del sector público. Ya no solamente haciendo valer sus influencias, sino como protagonistas del aparato gubernamental. Y ha habido ya quienes sostengan que el modelo empresarial es bueno para aplicarlo dentro de los ayuntamientos.

Espera la ciudadanía que esto salga cierto. Aunque también dicen que no deberá olvidarse que las empresas comunes y corrientes tienen básicamente la finalidad de generar riqueza y acumularla. En tanto que los gobiernos tienen la obligación de distribuir dicha riqueza. Entonces, lo que procedería sería en todo caso usar el modelo empresarial, pero con propósitos sociales. Poner en juego la ambición del hombre de negocios para contar con una administración pública próspera, pero que al mismo tiempo se incluya indisolublemente el propósito de llevar esos bienes a la población. Algo verdaderamente nuevo.

La ciudadanía, que tiene el mérito de haber cooperado a la realización de unas elecciones limpias y tranquilas, está esperando que por fin sus deseos se hagan realidad. Y no hay duda de que apoyarán en todo a sus gobernantes, en lo que tengan que hacerse para alcanzar ese propósito. Consideran que la unidad entre pueblo y gobierno, sería la mejor de las fórmulas.

* Periodista

Las elecciones ya pasaron y felizmente se llevaron a cabo sin que se suscitaran incidentes mayores. Algunos grupos políticos sufrieron descalabros, pero mediáticamente todos se dijeron felices por los resultados alcanzados. Será por una cosa o por otra, pero nadie quiere dar su brazo a torcer.

Pero bueno, finalmente la cuestión es que los comicios ya pasaron, el pueblo cumplió a cabalidad y ahora lo que sigue es que los personajes elegidos también cumplan hasta donde se pueda, con las responsabilidades que habrán de asumir en poco tiempo más.

Ese es en verdad el gran deseo, el anhelo de fondo, que albergan en su mente y en su pecho los ciudadanos, tras haber acudido a las urnas a brindar su apoyo a los elementos que presentaron sus propuestas ante la ciudadanía.

La gente espera mucho de sus nuevos gobernantes, aunque consideran que con que aporten lo que sea posible, ya se darán por bien pagados. Pero que de verdad se lo propongan. Que se decidan a realizar un esfuerzo importante a favor de sus electores.

En el cuento “El Principito”, que es una obra plena de sabiduría, el rey de un micro planeta puso una prueba de criterio al pequeño personaje, preguntándole que si ordenaba a un general que se convirtiera en ave marina y éste no lo hiciera ¿quién sería el que estaba fallando?... A lo cual nada lento, el Principito respondió: -¡Pues el rey!... lo cual el propio soberano respaldó, expresando la razón de que ciertamente, a nadie se le puede exigir lo que no puede dar.

Pero claro, esto es solamente una cita literaria al margen, puesto que nuestros nuevos gobernantes sí están en condiciones de hacer algo por la sufrida comunidad. No se trata de una orden imposible de cumplir, sino de una demanda razonable.

Desde luego que no es posible resolver de golpe y porrazo todos los problemas que nos rodean, ya que éstos son resultado de la forma en que se ha desenvuelto la historia en los últimos tiempos; pero sí pueden hacer algo para aminorar las aflicciones. Es cuestión de que le pongan ganas. Los nuevos gobernantes tendrán tiempo -claro- para cuidar sus carreras políticas, pero también pueden dedicar parte de su horario para atender las necesidades de la población. “Mita y mita”, como se dice en lenguaje coloquial.

Ahora bien, en estas elecciones que acaban de pasar, tomó más fuerza la moda de que el sector empresarial participe directamente en puestos del sector público. Ya no solamente haciendo valer sus influencias, sino como protagonistas del aparato gubernamental. Y ha habido ya quienes sostengan que el modelo empresarial es bueno para aplicarlo dentro de los ayuntamientos.

Espera la ciudadanía que esto salga cierto. Aunque también dicen que no deberá olvidarse que las empresas comunes y corrientes tienen básicamente la finalidad de generar riqueza y acumularla. En tanto que los gobiernos tienen la obligación de distribuir dicha riqueza. Entonces, lo que procedería sería en todo caso usar el modelo empresarial, pero con propósitos sociales. Poner en juego la ambición del hombre de negocios para contar con una administración pública próspera, pero que al mismo tiempo se incluya indisolublemente el propósito de llevar esos bienes a la población. Algo verdaderamente nuevo.

La ciudadanía, que tiene el mérito de haber cooperado a la realización de unas elecciones limpias y tranquilas, está esperando que por fin sus deseos se hagan realidad. Y no hay duda de que apoyarán en todo a sus gobernantes, en lo que tengan que hacerse para alcanzar ese propósito. Consideran que la unidad entre pueblo y gobierno, sería la mejor de las fórmulas.

* Periodista