/ martes 24 de agosto de 2021

Como si fuera inteligente y digno

La semana pasada, encontrándose en la ciudad de México, Enrique Alfaro, dizque trabajando por Jalisco, sin precisar en qué consistieron sus actividades de trabajo por nuestro estado y que, en razón de ello, supuestamente está cumpliendo con su deber cabalmente. Caso contrario, desde su perspectiva, los manifestantes en casa Jalisco sólo pretenden someter al gobierno.

Qué lamentable es escuchar al ingeniero, expresarse en ese sentido, pues parece desconocer que la ley, de por sí, somete al gobernante y no tiene más responsabilidad que, respetar y cumplir la ley y todo lo inherente al estado.

Desde luego que no hay tema de la autoridad que no sea clave, toral o referente, pero que lamentablemente al margen de que no son respetuosos de las instituciones y lo más grave, de la constitución y las leyes que de ella emanan, la inseguridad sigue prevaleciendo al punto tal de arraigarse.

Es un mandamiento constitucional para los tres niveles de gobierno, el cual además entraña, responsabilidad para los gobernantes, cuando no atienden sus deberes y obligaciones, derivadas del puesto que ocupa. Tal y como sucede en nuestro estado, estado en el que no hay espacio seguro para el común de la población, pero cuando se trata de la seguridad de los gobernantes, les sobran elementos de protección para ellos sus familiares, amigos y algunos infames, ex servidores públicos, quienes sólo medraron con el poder y que aún después de tres años, les seguimos manteniendo esa seguridad, la que también hay que decirlo, algunas ocasiones, desafortunadamente, ha sido insuficiente como sucedió con el ex gobernador de Jalisco, asesinado en Puerto Vallarta.

Me surge una cuestión ante tal realidad, dado que ha sido una constante de casi tres años, la degradación del gobierno y sus autoridades y al hablar del gobierno, conlleva, hablar de todos los poderes, un Ejecutivo incróspido, totalmente ajeno y distraído a su función más urgente y necesaria para cualquier sociedad, pues el ejecutivo federal, desplegando una actitud mendaz, ocurrente, incongruente, desleal e irresponsable, según su dicho, jugándose la suerte de los niños del país, lo que no hizo con los doscientos supuestos ciudadanos que, según él, serían ejecutados en caso de no liberar a Ovidio Guzmán en aquel operativo fallido. Cuanta deshonestidad a la patria.

Que la institución de la justicia sometida al ejecutivo no es menos grave, sino todo lo contrario, pues es la encargada de sancionar a todo aquel que violenta la ley, lo que lamentablemente permite, someterse al ejecutivo a gusto y disgusto de aquel, traicionando con ello al pueblo al que se debe.

No obstante la permanente situación desastrosa del pueblo mexicano, ni el Poder Legislativo federal ni el estatal, han llevado a cuentas a estos gobernantes para que cumplan con su responsabilidad; o bien, sancionarlos y someterlos al cumplimiento de la ley.

Recordar que las autoridades no son soberanos a los que el pueblo se ha de someter, sino todo lo contrario, deben estar sometidos a lo que el pueblo les manda, a través de las instituciones, a las que poco o nada respetan, pues solamente al débil y desorganizado someten a su antojo en un evidente abuso de poder, pues quedó ya demostrado que, al fuerte y organizado, innegablemente le respetan y le guardan distancia, ante el pavor que aquel provoca, dado su poderío armado y organizado.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.

La semana pasada, encontrándose en la ciudad de México, Enrique Alfaro, dizque trabajando por Jalisco, sin precisar en qué consistieron sus actividades de trabajo por nuestro estado y que, en razón de ello, supuestamente está cumpliendo con su deber cabalmente. Caso contrario, desde su perspectiva, los manifestantes en casa Jalisco sólo pretenden someter al gobierno.

Qué lamentable es escuchar al ingeniero, expresarse en ese sentido, pues parece desconocer que la ley, de por sí, somete al gobernante y no tiene más responsabilidad que, respetar y cumplir la ley y todo lo inherente al estado.

Desde luego que no hay tema de la autoridad que no sea clave, toral o referente, pero que lamentablemente al margen de que no son respetuosos de las instituciones y lo más grave, de la constitución y las leyes que de ella emanan, la inseguridad sigue prevaleciendo al punto tal de arraigarse.

Es un mandamiento constitucional para los tres niveles de gobierno, el cual además entraña, responsabilidad para los gobernantes, cuando no atienden sus deberes y obligaciones, derivadas del puesto que ocupa. Tal y como sucede en nuestro estado, estado en el que no hay espacio seguro para el común de la población, pero cuando se trata de la seguridad de los gobernantes, les sobran elementos de protección para ellos sus familiares, amigos y algunos infames, ex servidores públicos, quienes sólo medraron con el poder y que aún después de tres años, les seguimos manteniendo esa seguridad, la que también hay que decirlo, algunas ocasiones, desafortunadamente, ha sido insuficiente como sucedió con el ex gobernador de Jalisco, asesinado en Puerto Vallarta.

Me surge una cuestión ante tal realidad, dado que ha sido una constante de casi tres años, la degradación del gobierno y sus autoridades y al hablar del gobierno, conlleva, hablar de todos los poderes, un Ejecutivo incróspido, totalmente ajeno y distraído a su función más urgente y necesaria para cualquier sociedad, pues el ejecutivo federal, desplegando una actitud mendaz, ocurrente, incongruente, desleal e irresponsable, según su dicho, jugándose la suerte de los niños del país, lo que no hizo con los doscientos supuestos ciudadanos que, según él, serían ejecutados en caso de no liberar a Ovidio Guzmán en aquel operativo fallido. Cuanta deshonestidad a la patria.

Que la institución de la justicia sometida al ejecutivo no es menos grave, sino todo lo contrario, pues es la encargada de sancionar a todo aquel que violenta la ley, lo que lamentablemente permite, someterse al ejecutivo a gusto y disgusto de aquel, traicionando con ello al pueblo al que se debe.

No obstante la permanente situación desastrosa del pueblo mexicano, ni el Poder Legislativo federal ni el estatal, han llevado a cuentas a estos gobernantes para que cumplan con su responsabilidad; o bien, sancionarlos y someterlos al cumplimiento de la ley.

Recordar que las autoridades no son soberanos a los que el pueblo se ha de someter, sino todo lo contrario, deben estar sometidos a lo que el pueblo les manda, a través de las instituciones, a las que poco o nada respetan, pues solamente al débil y desorganizado someten a su antojo en un evidente abuso de poder, pues quedó ya demostrado que, al fuerte y organizado, innegablemente le respetan y le guardan distancia, ante el pavor que aquel provoca, dado su poderío armado y organizado.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.