/ martes 16 de febrero de 2021

Vejez y sabiduría

En épocas pasadas a los viejos se les consideraba sabios. Con la creación del Senado Romano la historia la documenta en su composición y organización de viejos (senectud), a los viejos se les pedían sus consejos y la experiencia que estos hombres trasmiten en un mundo de vida, con sus recuerdos y la memoria que hace historia de la vida a través de la experiencia; así la vejez es considerada como la sabiduría que transforma y educa al ser humano.

El número de votantes de viejos en este país, es aproximadamente de quince millones de personas, su voto vale en las contiendas electorales para votar o ser votados.

En este país renovaremos en quince Estados de la República, a quince Gobernadores, asimismo Presidencias Municipales, Congresos locales y federales, Regidurías y Sindicaturas, los viejos deben de ser tratados con dignidad y respeto no importando su condición económica ni social, ya que ellos se han ganado su lugar como ciudadanos mexicanos por lo que el respeto es un valor humano sine qua non.

En la actualidad las nuevas generaciones y algunas no tan nuevas maltratan a los viejos, muchos de ellos viven sin seguridad social y otros más estiran sus brazos para pedir limosna, otros tantos viven su soledad y otros más en el abandono total de los hijos o familiares cercanos.

Ser viejo es llegar a la edad de sesenta años, y trabajar hasta que el cuerpo y la mente lo determinen para ser autosuficiente y desarrollar una vida digna en esta sociedad que marca distancia entre jóvenes y viejos, la distancia entre ambos el tiempo la acorta, la vida sigue su curso y el ayer se transforma en el hoy existencial del ser humano.

Así el viejo no puede ser un estorbo familiar y mucho menos una carga, ese ser humano trabajo y formó una familia, quizás el valor del amor no fue el eje transformador de la vida para ser abandonado en los asilos de ancianos, algunos de estos asilos son negocios familiares, otros son parte de la filantropía, pero entre el asilo y el hogar no hay comparación, el viejo tiene la necesidad de vivir en un hogar, asimismo tiene la necesidad de compartir el amor y la amistad con sus seres queridos, por lo que el trato hacia ellos tiene que considerarse como un respeto a la dignidad y a los derechos humanos.

Lo que vivimos el día 10 de febrero en la ciudad de México en la alcaldía de Tlalpan, donde Lorenza una anciana de noventa y cinco años con incapacidad para defenderse del maltrato y golpes que le daba su hijo no tiene nombre.

Desgraciadamente nuestra legislación en estos casos de violencia familiar necesita la querella de parte de sus familiares directos para poder proceder en el nuevo sistema penal, por lo que a los viejos los hacen más vulnerables en esta sociedad de desiguales.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio

En épocas pasadas a los viejos se les consideraba sabios. Con la creación del Senado Romano la historia la documenta en su composición y organización de viejos (senectud), a los viejos se les pedían sus consejos y la experiencia que estos hombres trasmiten en un mundo de vida, con sus recuerdos y la memoria que hace historia de la vida a través de la experiencia; así la vejez es considerada como la sabiduría que transforma y educa al ser humano.

El número de votantes de viejos en este país, es aproximadamente de quince millones de personas, su voto vale en las contiendas electorales para votar o ser votados.

En este país renovaremos en quince Estados de la República, a quince Gobernadores, asimismo Presidencias Municipales, Congresos locales y federales, Regidurías y Sindicaturas, los viejos deben de ser tratados con dignidad y respeto no importando su condición económica ni social, ya que ellos se han ganado su lugar como ciudadanos mexicanos por lo que el respeto es un valor humano sine qua non.

En la actualidad las nuevas generaciones y algunas no tan nuevas maltratan a los viejos, muchos de ellos viven sin seguridad social y otros más estiran sus brazos para pedir limosna, otros tantos viven su soledad y otros más en el abandono total de los hijos o familiares cercanos.

Ser viejo es llegar a la edad de sesenta años, y trabajar hasta que el cuerpo y la mente lo determinen para ser autosuficiente y desarrollar una vida digna en esta sociedad que marca distancia entre jóvenes y viejos, la distancia entre ambos el tiempo la acorta, la vida sigue su curso y el ayer se transforma en el hoy existencial del ser humano.

Así el viejo no puede ser un estorbo familiar y mucho menos una carga, ese ser humano trabajo y formó una familia, quizás el valor del amor no fue el eje transformador de la vida para ser abandonado en los asilos de ancianos, algunos de estos asilos son negocios familiares, otros son parte de la filantropía, pero entre el asilo y el hogar no hay comparación, el viejo tiene la necesidad de vivir en un hogar, asimismo tiene la necesidad de compartir el amor y la amistad con sus seres queridos, por lo que el trato hacia ellos tiene que considerarse como un respeto a la dignidad y a los derechos humanos.

Lo que vivimos el día 10 de febrero en la ciudad de México en la alcaldía de Tlalpan, donde Lorenza una anciana de noventa y cinco años con incapacidad para defenderse del maltrato y golpes que le daba su hijo no tiene nombre.

Desgraciadamente nuestra legislación en estos casos de violencia familiar necesita la querella de parte de sus familiares directos para poder proceder en el nuevo sistema penal, por lo que a los viejos los hacen más vulnerables en esta sociedad de desiguales.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio