/ sábado 20 de octubre de 2018

Tema de estudio / Sexenio inconsistente

En relación a este sexenio gubernamental que está por terminar y que ha tenido inconsistencias, se puede aplicar el axioma popular que reza: “lo que mal empieza mal acaba”, si bien con sus asegunes, toda vez que desde antes de tomar posesión de la silla presidencial el gobierno actual (2012-2018) surgido del PRI y sus alianzas, ya existían varios reclamos al respecto.

Ya en ese entonces se comentaba la compra de votos y el exceso de gastos en la campaña, aunada posteriormente la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal de Ayotzinapa el 26 de septiembre 2014, y sobre todo la explicación reconocida como la “verdad histórica” a pesar de sus contradicciones, lo que ha originado un gran desgaste de las instituciones.

Así mismo el presidente presumió a varios gobernadores surgidos del nuevo PRI como un modelo a seguir por las nuevas generaciones, entre ellos a Javier Duarte, de Veracruz; Guillermo Padrés, de Sonora; Roberto Borges, de Quintana Roo y César Duarte, de Chihuahua, quienes ejercieron su periodo sumidos en el escándalo, acusados de corrupción y desvío de dinero.

Nuevos sucesos se fueron hilvanando durante este periodo presidencial que afectaron la credibilidad del gobierno y que finalmente influyeron para que el pueblo le diera la espalda al Partido Revolucionario Institucional así como a otros partidos, que requieren de una profunda transformación que renueve sus cuadros básicos, no por gente dañada, sino con valores trascendentes.

Además de la “verdad histórica” que de histórica tiene muy poco, otro acontecimiento lamentable fue la masacre de Tlatlaya del 30 de junio de 2014, igual que la versión anterior, se trató de darle una explicación a modo, en la que los medios denunciaron la participación de fuerzas armadas del Ejército, hecho en el que resultaron 22 personas muertas en el tiroteo, o bien, ejecutados.

En ese percance los militares durante un recorrido, afirmaron que vieron a un civil armado fuera de una bodega en obra y otros más en su interior y que éstos los comenzaron a agredir, por lo que tuvieron que repeler la agresión, no obstante, días después un testigo señaló que fueron los soldados quienes dispararon primero y que ya rendidos los supuestos agresores los soldados los ejecutaron.

Otro lamentable suceso fue la Cruzada contra el Hambre y la llamada “Estafa Maestra”, consistente en un cuantioso desvío de dinero de programas sociales, en el que intervino la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) con Rosario Robles en el que medios y autoridades denunciaron un escandaloso fraude con el involucramiento de la Universidad Autónoma del Estado de México y de Morelos.

Aún vendría la denuncia de la “Casa Blanca de Peña Nieto”, una finca de gran valor, en la que intervino la periodista Carmen Aristegui como denunciante y que dio mucho de qué hablar, al ligarla como una compensación otorgada por una constructora a cambio de contratos de obra pública y que se trató de limpiar la adquisición al nombrar una comisión para este caso.

Este sexenio que termina el primero de diciembre, fecha en que tomará posesión el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, se realizó entre luces y sombras, pues también hubo cosas buenas que contarse, pero esas inconsistencias hay siguen y seguramente vendrán nuevas comisiones aclaratorias que esperamos deshilvanen la madeja en lugar de enredarla más.

jjesusvah@hotmail.com


En relación a este sexenio gubernamental que está por terminar y que ha tenido inconsistencias, se puede aplicar el axioma popular que reza: “lo que mal empieza mal acaba”, si bien con sus asegunes, toda vez que desde antes de tomar posesión de la silla presidencial el gobierno actual (2012-2018) surgido del PRI y sus alianzas, ya existían varios reclamos al respecto.

Ya en ese entonces se comentaba la compra de votos y el exceso de gastos en la campaña, aunada posteriormente la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal de Ayotzinapa el 26 de septiembre 2014, y sobre todo la explicación reconocida como la “verdad histórica” a pesar de sus contradicciones, lo que ha originado un gran desgaste de las instituciones.

Así mismo el presidente presumió a varios gobernadores surgidos del nuevo PRI como un modelo a seguir por las nuevas generaciones, entre ellos a Javier Duarte, de Veracruz; Guillermo Padrés, de Sonora; Roberto Borges, de Quintana Roo y César Duarte, de Chihuahua, quienes ejercieron su periodo sumidos en el escándalo, acusados de corrupción y desvío de dinero.

Nuevos sucesos se fueron hilvanando durante este periodo presidencial que afectaron la credibilidad del gobierno y que finalmente influyeron para que el pueblo le diera la espalda al Partido Revolucionario Institucional así como a otros partidos, que requieren de una profunda transformación que renueve sus cuadros básicos, no por gente dañada, sino con valores trascendentes.

Además de la “verdad histórica” que de histórica tiene muy poco, otro acontecimiento lamentable fue la masacre de Tlatlaya del 30 de junio de 2014, igual que la versión anterior, se trató de darle una explicación a modo, en la que los medios denunciaron la participación de fuerzas armadas del Ejército, hecho en el que resultaron 22 personas muertas en el tiroteo, o bien, ejecutados.

En ese percance los militares durante un recorrido, afirmaron que vieron a un civil armado fuera de una bodega en obra y otros más en su interior y que éstos los comenzaron a agredir, por lo que tuvieron que repeler la agresión, no obstante, días después un testigo señaló que fueron los soldados quienes dispararon primero y que ya rendidos los supuestos agresores los soldados los ejecutaron.

Otro lamentable suceso fue la Cruzada contra el Hambre y la llamada “Estafa Maestra”, consistente en un cuantioso desvío de dinero de programas sociales, en el que intervino la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) con Rosario Robles en el que medios y autoridades denunciaron un escandaloso fraude con el involucramiento de la Universidad Autónoma del Estado de México y de Morelos.

Aún vendría la denuncia de la “Casa Blanca de Peña Nieto”, una finca de gran valor, en la que intervino la periodista Carmen Aristegui como denunciante y que dio mucho de qué hablar, al ligarla como una compensación otorgada por una constructora a cambio de contratos de obra pública y que se trató de limpiar la adquisición al nombrar una comisión para este caso.

Este sexenio que termina el primero de diciembre, fecha en que tomará posesión el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, se realizó entre luces y sombras, pues también hubo cosas buenas que contarse, pero esas inconsistencias hay siguen y seguramente vendrán nuevas comisiones aclaratorias que esperamos deshilvanen la madeja en lugar de enredarla más.

jjesusvah@hotmail.com


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