/ sábado 24 de noviembre de 2018

Tema de estudio / Entre aciertos y desaciertos

No cabe duda que la humanidad desde sus diferentes culturas se ha movido entre aciertos y desaciertos, entre el bien y el mal, entre luces y sombras y la época en que vivimos no es la excepción, pues seguimos involucrados en ese contexto de elegir entre algunas de las opciones que la vida nos presenta, siempre y cuando mantengamos el beneficio de la libertad.

Ha sido y es una realidad observar más los desaciertos que los aciertos, como lo exhibe nuestro presidente Enrique Peña Nieto, que lo bueno también debe contarse, si bien, lo que genera curiosidad y escándalo resulta con frecuencia más atractivo para un gran número de pobladores, un fenómeno muchas veces aprovechado por los medios para vender más su producto.

Si deseamos obtener algunos ejemplos de lo anterior, podemos señalar el bien que hacen las fuerzas armadas, si bien, cuando se equivocan en alguna operación, ésta se explota más, igual acontece con las instituciones como las iglesias, que tienen en sus filas a personas entregadas a su apostolado consistente en servir a Dios y al prójimo.

Los gobiernos en sus diferentes niveles ejecutivo, legislativo y judicial en el ámbito federal, estatal y municipal, aunada la burocracia dorada y bronceada tan criticada por sus excesos u omisiones, o bien transas, suelen ser igualmente señalados más por sus excesos y omisiones que por su capacidad para servir y atender a la ciudadanía que paga por sus servicios.

Cada uno de estos ejemplos se desarrollan en el mismo contexto de aciertos y desaciertos, sin embargo, no se miden equitativamente por el motivo antes indicado, pues dan más los escándalos que son explotados, que el servicio realizado día a día con una rutina bondadosa de responsabilidad y cumplimiento con un deber aceptado voluntaria o bien a cambio de una remuneración.

Todo hace indicar que los últimos años han sufrido un proceso de cambios para bien y para mal de la humanidad y la familia, lugar en el que nace la vida, se forman o deforman sus miembros, se recibe y se devuelve amor o desamor, donde se aprenden y fomentan los valores que impulsan a amar y respetar a Dios y al prójimo, dado que quien no ama a Dios, menos hará por su prójimo.

Los tiempos nos indican que estamos transitando por una época difícil, en la que algunos gobiernos y sociedades de diferentes ciudades y países no han sido capaces de crear y aplicar sistemas justos de convivencia con bienestar para sus mandantes y es allí donde las manzanas podridas van contaminando a las sanas que son asumidas por el mal que las rodea.

Algo grave sucede, vemos y observamos fenómenos que en tiempos pasados no acontecían, la sabia naturaleza que dicen que no perdona, se manifiesta con mayor rigor, los cambios se producen fuera de la tesura acostumbrada, las lluvias son cada vez más fuertes y violentas, los huracanes y tsunamis son más frecuentes y destructivos, los vientos y el fuego originan mayores estragos.

Por ahora solo nos queda enmendar el camino para que se den menos desaciertos, confiar en que vengan tiempos mejores para que nuestros gobiernos encuentren en unión con la ciudadanía formas y nuevos sistemas que operen para el bienestar general, incluidos los migrantes que llegan en grandes cantidades con un sueño, primero de liberarse del problema original y encontrar el sueño americano, o tal vez el mexicano.

jjesusvah@hotmail.com

No cabe duda que la humanidad desde sus diferentes culturas se ha movido entre aciertos y desaciertos, entre el bien y el mal, entre luces y sombras y la época en que vivimos no es la excepción, pues seguimos involucrados en ese contexto de elegir entre algunas de las opciones que la vida nos presenta, siempre y cuando mantengamos el beneficio de la libertad.

Ha sido y es una realidad observar más los desaciertos que los aciertos, como lo exhibe nuestro presidente Enrique Peña Nieto, que lo bueno también debe contarse, si bien, lo que genera curiosidad y escándalo resulta con frecuencia más atractivo para un gran número de pobladores, un fenómeno muchas veces aprovechado por los medios para vender más su producto.

Si deseamos obtener algunos ejemplos de lo anterior, podemos señalar el bien que hacen las fuerzas armadas, si bien, cuando se equivocan en alguna operación, ésta se explota más, igual acontece con las instituciones como las iglesias, que tienen en sus filas a personas entregadas a su apostolado consistente en servir a Dios y al prójimo.

Los gobiernos en sus diferentes niveles ejecutivo, legislativo y judicial en el ámbito federal, estatal y municipal, aunada la burocracia dorada y bronceada tan criticada por sus excesos u omisiones, o bien transas, suelen ser igualmente señalados más por sus excesos y omisiones que por su capacidad para servir y atender a la ciudadanía que paga por sus servicios.

Cada uno de estos ejemplos se desarrollan en el mismo contexto de aciertos y desaciertos, sin embargo, no se miden equitativamente por el motivo antes indicado, pues dan más los escándalos que son explotados, que el servicio realizado día a día con una rutina bondadosa de responsabilidad y cumplimiento con un deber aceptado voluntaria o bien a cambio de una remuneración.

Todo hace indicar que los últimos años han sufrido un proceso de cambios para bien y para mal de la humanidad y la familia, lugar en el que nace la vida, se forman o deforman sus miembros, se recibe y se devuelve amor o desamor, donde se aprenden y fomentan los valores que impulsan a amar y respetar a Dios y al prójimo, dado que quien no ama a Dios, menos hará por su prójimo.

Los tiempos nos indican que estamos transitando por una época difícil, en la que algunos gobiernos y sociedades de diferentes ciudades y países no han sido capaces de crear y aplicar sistemas justos de convivencia con bienestar para sus mandantes y es allí donde las manzanas podridas van contaminando a las sanas que son asumidas por el mal que las rodea.

Algo grave sucede, vemos y observamos fenómenos que en tiempos pasados no acontecían, la sabia naturaleza que dicen que no perdona, se manifiesta con mayor rigor, los cambios se producen fuera de la tesura acostumbrada, las lluvias son cada vez más fuertes y violentas, los huracanes y tsunamis son más frecuentes y destructivos, los vientos y el fuego originan mayores estragos.

Por ahora solo nos queda enmendar el camino para que se den menos desaciertos, confiar en que vengan tiempos mejores para que nuestros gobiernos encuentren en unión con la ciudadanía formas y nuevos sistemas que operen para el bienestar general, incluidos los migrantes que llegan en grandes cantidades con un sueño, primero de liberarse del problema original y encontrar el sueño americano, o tal vez el mexicano.

jjesusvah@hotmail.com

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