/ domingo 17 de junio de 2018

Entorno / Recuerdos de mi papá

Para mis hermanos:

José de Jesús, Miguel Ángel, Isidro de Jesús,

José David y Trinidad Gustavo



Recordar a mi papá don José Mendoza Hernández, es recordar mi infancia en la que viví y me formé en compañía de mis ocho hermanos, de mi padre y con mi madre María de Jesús Mejía Estrada, recuerdo cuando mi papá me llevó por primera vez al kinder Rosaura Zapata a principios de los años sesentas del siglo pasado, me seguía mi hermano Gustavo en esto que se llama educación preescolar, en este kinder los salones tenían piso de tierra y con grandes patios, todo era tierra, árboles, nopales, techos de teja y bardas de adobe, era la primera vez que me separaba de mis padres, llorando mucho por esa separación.

Después fueron años de estudio, donde mis padres siempre estaban atentos a la educación de sus hijos, Fernando el mayor de quién hace años la muerte se lo llevó, él ya trabajaba como contador en una empresa de llantas, mi hermano José estudiaba en la escuela Politécnica de la Universidad de Guadalajara, mi hermana Ana María murió de una enfermedad cardiaca, Luis Enrique en ese tiempo había ingresado al Colegio del Aire, terminando sus estudios en el área de radiocomunicaciones de la Fuerza Aérea Mexicana, asimismo estuvo en la base militar de Ixtepec, Oaxaca, donde rindió como militar al Ejército mexicano en los términos que exigía la Ley Militar, posteriormente estudió para abogado en la Universidad de Guadalajara, constituyendo un despacho jurídico ubicado en la calle Reforma 1540, donde me formó como abogado.

Los restos de Fernando, Ana María y Luis Enrique se encuentran en el Panteón de Mezquitán, así como los restos de mis padres José y María.

Mi papá un hombre de carácter y de gran corazón a su familia, nos dedicó su tiempo, en el que el tiempo fue parte de su vida que era la imagen espiritual de ese hombre justo, que fue todo un personaje de la música, un genio del solfeo, un hombre encantado de la nota musical, en la partitura, en el compás, en la clave de sol, en la corchea, en la redonda, en la negra y en la blanca, marcaba el tiempo de la música en armonía con su saxofón y su clarinete, un compás de cuatro tiempos con un metrónomo que lo seguía para no salirse del tiempo, y así interpretaba la construcción y el ritmo de la música, dentro de un ritmo que invitaba al baile con esa gran orquesta de Toño Yáñez, quién fue su amigo y su maestro pero que murió mucho antes que mi papá.

Mi papá nos comentaba de su maestro Toño Yáñez, decía que fue un excelente músico, era un hombre en pos de la sabiduría musical o quizás un ingenioso Hidalgo como don Quijote de la Mancha, a la muerte de Toño Yáñez, mi papá siguió tocando su saxofón y su clarinete, fue de los fundadores de la Banda de Música del Ayuntamiento de Guadalajara con su maestro Nemesio Márquez, teniendo sus inicios en el gobierno municipal de Guadalajara de don Guillermo Cosío Vidaurri, yo lo acompañaba a los estudios que realizaba en la Banda de Música de Guadalajara en el Teatro Degollado y todos los martes de la semana tocaban sus serenatas vespertinas en el quiosco de la Plaza de Armas del Centro de Guadalajara.

Mis padres nos formaron a mis hermanos y a mí, mi papá tomó el solfeo como un método de vida y al ritmo y compás de la educación familiar nos dio lo más valioso que tenemos los seres humanos como es el formarnos como hombres con valores, pero ante todo la gratitud y el saludar y dar gracias a la vida; fue un papá generoso, amoroso, un hombre ordenado, responsable a quién un día la muerte tocó la puerta de su casa, en esa casa que me vio nacer y donde formó y amó a su familia dentro del Barrio de San Felipe de Jesús, su parroquia, donde tuvo a sus amigos, sus vecinos y su familia, quien llegó a este barrio a principios de los años cuarenta del siglo pasado.

Recuerdos de mi papá José Mendoza Hernández.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara

antonio_dejesus@hotmail.com

Para mis hermanos:

José de Jesús, Miguel Ángel, Isidro de Jesús,

José David y Trinidad Gustavo



Recordar a mi papá don José Mendoza Hernández, es recordar mi infancia en la que viví y me formé en compañía de mis ocho hermanos, de mi padre y con mi madre María de Jesús Mejía Estrada, recuerdo cuando mi papá me llevó por primera vez al kinder Rosaura Zapata a principios de los años sesentas del siglo pasado, me seguía mi hermano Gustavo en esto que se llama educación preescolar, en este kinder los salones tenían piso de tierra y con grandes patios, todo era tierra, árboles, nopales, techos de teja y bardas de adobe, era la primera vez que me separaba de mis padres, llorando mucho por esa separación.

Después fueron años de estudio, donde mis padres siempre estaban atentos a la educación de sus hijos, Fernando el mayor de quién hace años la muerte se lo llevó, él ya trabajaba como contador en una empresa de llantas, mi hermano José estudiaba en la escuela Politécnica de la Universidad de Guadalajara, mi hermana Ana María murió de una enfermedad cardiaca, Luis Enrique en ese tiempo había ingresado al Colegio del Aire, terminando sus estudios en el área de radiocomunicaciones de la Fuerza Aérea Mexicana, asimismo estuvo en la base militar de Ixtepec, Oaxaca, donde rindió como militar al Ejército mexicano en los términos que exigía la Ley Militar, posteriormente estudió para abogado en la Universidad de Guadalajara, constituyendo un despacho jurídico ubicado en la calle Reforma 1540, donde me formó como abogado.

Los restos de Fernando, Ana María y Luis Enrique se encuentran en el Panteón de Mezquitán, así como los restos de mis padres José y María.

Mi papá un hombre de carácter y de gran corazón a su familia, nos dedicó su tiempo, en el que el tiempo fue parte de su vida que era la imagen espiritual de ese hombre justo, que fue todo un personaje de la música, un genio del solfeo, un hombre encantado de la nota musical, en la partitura, en el compás, en la clave de sol, en la corchea, en la redonda, en la negra y en la blanca, marcaba el tiempo de la música en armonía con su saxofón y su clarinete, un compás de cuatro tiempos con un metrónomo que lo seguía para no salirse del tiempo, y así interpretaba la construcción y el ritmo de la música, dentro de un ritmo que invitaba al baile con esa gran orquesta de Toño Yáñez, quién fue su amigo y su maestro pero que murió mucho antes que mi papá.

Mi papá nos comentaba de su maestro Toño Yáñez, decía que fue un excelente músico, era un hombre en pos de la sabiduría musical o quizás un ingenioso Hidalgo como don Quijote de la Mancha, a la muerte de Toño Yáñez, mi papá siguió tocando su saxofón y su clarinete, fue de los fundadores de la Banda de Música del Ayuntamiento de Guadalajara con su maestro Nemesio Márquez, teniendo sus inicios en el gobierno municipal de Guadalajara de don Guillermo Cosío Vidaurri, yo lo acompañaba a los estudios que realizaba en la Banda de Música de Guadalajara en el Teatro Degollado y todos los martes de la semana tocaban sus serenatas vespertinas en el quiosco de la Plaza de Armas del Centro de Guadalajara.

Mis padres nos formaron a mis hermanos y a mí, mi papá tomó el solfeo como un método de vida y al ritmo y compás de la educación familiar nos dio lo más valioso que tenemos los seres humanos como es el formarnos como hombres con valores, pero ante todo la gratitud y el saludar y dar gracias a la vida; fue un papá generoso, amoroso, un hombre ordenado, responsable a quién un día la muerte tocó la puerta de su casa, en esa casa que me vio nacer y donde formó y amó a su familia dentro del Barrio de San Felipe de Jesús, su parroquia, donde tuvo a sus amigos, sus vecinos y su familia, quien llegó a este barrio a principios de los años cuarenta del siglo pasado.

Recuerdos de mi papá José Mendoza Hernández.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara

antonio_dejesus@hotmail.com