/ miércoles 5 de septiembre de 2018

Entorno / Los gallos de don Antonio López de Santa Anna

Segunda y última parte

Don Antonio López de Santa Anna nació el 21 de febrero de 1794 en Jalapa, Veracruz y desde pequeño mostró enorme cariño hacia las aves de combate, causando constantes dolores de cabeza a sus padres Don Antonio y Doña Manuelita, pues apostaba el dinero del mandado en las peleas de gallo, afición que combinaba con la de fumar cigarrillo de hoja y corretear a las criadas del vecindario.

En la plenitud de su carrera política, Don Antonio López de Santa Anna, gozaba inmensamente su estancia en los palenques, donde tenía crédito y no había necesidad que depositara la apuesta, saludaba como un torero al pueblo entusiasta que lo vitoreaba desde el graderío alto, donde circulaba en abundancia el pulque, el pueblo que con la euforia de los pulques lo tuteaba y lo invitaban a tomar un trago con ellos, Don Antonio a todos les ponía buena cara, porque consideraba que de vez en cuando era bueno hacer a un lado las jerarquías, toda vez que los apostadores formaban una hermandad sin deferencias de partido ni de clase social, donde el lépero se codea con el aristócrata, una sola tarde de gallos, le deparaban a Don Antonio más satisfacciones que un año de Gobierno, aun cuando la política lo seguía al palenque en donde solía verse a Generales y políticos lambiscones que no sabían distinguir un giro de un colorado, pero había que quedar bien con el “Benemérito de la Patria”, su “Alteza Serenísima”.

Por otra parte, su gallera era un palacete con canceles de caoba para proteger de los enfriamientos a sus príncipes emplumados, mandándoles hacer una canaleta para filtrarles agua caliente, cada gallo tenía un tapete de lona y calzas acojinadas con barbas de macho cabría para que no se rasparan los espolones.

Desterrado en 1855, Antonio López de Santa Anna radica en Turbaco, Colombia, donde adquiere una finca de nombre “La Rosita”, en la cual acondicionó una lujosa gallera y construyó un palenque con tribuna para 500 espectadores, a donde asistía la gran afición de Cartagena de Indias.

A la edad de 82 años, víctima de una diarrea crónica y en medio de alucinaciones donde invocaba sus mejores momentos políticos, sus mejores momentos en el palenque y sus gallos favoritos, muere en la extrema pobreza el 21 de junio de 1876, en la ciudad de México, D. F.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.


antonio_dejesus@hotmail.com

Segunda y última parte

Don Antonio López de Santa Anna nació el 21 de febrero de 1794 en Jalapa, Veracruz y desde pequeño mostró enorme cariño hacia las aves de combate, causando constantes dolores de cabeza a sus padres Don Antonio y Doña Manuelita, pues apostaba el dinero del mandado en las peleas de gallo, afición que combinaba con la de fumar cigarrillo de hoja y corretear a las criadas del vecindario.

En la plenitud de su carrera política, Don Antonio López de Santa Anna, gozaba inmensamente su estancia en los palenques, donde tenía crédito y no había necesidad que depositara la apuesta, saludaba como un torero al pueblo entusiasta que lo vitoreaba desde el graderío alto, donde circulaba en abundancia el pulque, el pueblo que con la euforia de los pulques lo tuteaba y lo invitaban a tomar un trago con ellos, Don Antonio a todos les ponía buena cara, porque consideraba que de vez en cuando era bueno hacer a un lado las jerarquías, toda vez que los apostadores formaban una hermandad sin deferencias de partido ni de clase social, donde el lépero se codea con el aristócrata, una sola tarde de gallos, le deparaban a Don Antonio más satisfacciones que un año de Gobierno, aun cuando la política lo seguía al palenque en donde solía verse a Generales y políticos lambiscones que no sabían distinguir un giro de un colorado, pero había que quedar bien con el “Benemérito de la Patria”, su “Alteza Serenísima”.

Por otra parte, su gallera era un palacete con canceles de caoba para proteger de los enfriamientos a sus príncipes emplumados, mandándoles hacer una canaleta para filtrarles agua caliente, cada gallo tenía un tapete de lona y calzas acojinadas con barbas de macho cabría para que no se rasparan los espolones.

Desterrado en 1855, Antonio López de Santa Anna radica en Turbaco, Colombia, donde adquiere una finca de nombre “La Rosita”, en la cual acondicionó una lujosa gallera y construyó un palenque con tribuna para 500 espectadores, a donde asistía la gran afición de Cartagena de Indias.

A la edad de 82 años, víctima de una diarrea crónica y en medio de alucinaciones donde invocaba sus mejores momentos políticos, sus mejores momentos en el palenque y sus gallos favoritos, muere en la extrema pobreza el 21 de junio de 1876, en la ciudad de México, D. F.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.


antonio_dejesus@hotmail.com