/ miércoles 16 de agosto de 2023

Crónica de un fracaso anunciado


El pasado 10 de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), presentó las estimaciones de pobreza multidimensional durante el periodo de 2018 a 2022, en donde se destaca que el porcentaje de la población en situación de pobreza bajó de 41.9% a 36.3%.

Ante ello, el presidente se apresuró a presumir los datos, al grado que llegó a decir que se podría morir tranquilo. Sin embargo, los datos no son nada halagüeños, ya que si se leen de manera integral confirman el fracaso de la política social de López Obrador de “primero los pobres”.

López Obrador apostó su política social prácticamente en una sola media: regalar dinero. Bajo un criterio simplista e ingenua, creyó que regalando dinero reduciría la pobreza. Los especialistas criticaron sus programas asistencialistas, entre otras razones, porque no estaban focalizados a los grupos más vulnerables, especialmente en la población con ingresos inferiores a las líneas de pobreza, además de que no se contaba con reglas de operación, eran poco transparentes y sin mecanismo de rendición de cuentas (Jaramillo, 2020).

De acuerdo con un estudio realizado por Manuel Martínez “Política social y pobreza en la 4T”, publicado en la Revista Mexicana de Sociología en enero de 2023, el gasto social ha sido regresivo ya que, si bien el gobierno de López Obrador aumentó el gasto en protección social, se concentró en los hogares de los deciles superiores (hogares con mayores recursos). Con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, refiere que “los hogares pertenecientes al decil I (el más pobre) sólo recibieron 5.9% de las transferencias sociales, mientras que los hogares del decil X (el más rico) recibieron 6.7% de las transferencias sociales; es decir, en 2020 los hogares más ricos del país recibieron 0.8% más de transferencias sociales que los hogares pobres” (p. 63). Incluso, advierte el investigador, que las transferencias sociales al sector más pobre entre 2012 y 2018 no bajó del 18%, mientras que en 2020 no llegó ni al 6%.

En la medida que avanzaba el gobierno de López Obrador se hicieron evidentes muchas deficiencias de su gobierno, sobre todo, en la prestación de los servicios públicos más básicos por los recortes al presupuesto y la mala gestión de la administración pública. Finalmente, los resultados del CONEVAL confirman el fracaso de la política social de López Obrador. En el informe se precisa que si bien hay menos personas con un ingreso inferior al valor monetario de la canasta alimentaria (de 17.3 a 15.5 millones entre 2018 y 2022), tienen un menor ejercicio de sus derechos sociales.

La medición de la pobreza es multidimensional, ya que las causas son multifactoriales, por lo que no se puede medir el nivel de pobreza tomando en cuenta solo el ingreso. Si bien es cierto que se redujo la pobreza en términos de ingreso, también es cierto que aumentaron las carencias sociales, como el rezago educativo (24.4 millones a 25.1); carencia en los servicios de salud (35.7 millones a 50.4); carencia por acceso a la seguridad social (60 millones a 64.7); carencia a servicios básicos de vivienda (22.7 millones a 22.9). Esto significa que hay una mayor deserción escolar y una mala calidad de la educación, además de que el dinero que el gobierno le da a la gente se lo termina gastando en medicinas, acudiendo a clínicas y doctores privados o pagando más por servicios básicos en vivienda.

El dato más revelador que confirma el estudio de Manuel Martínez es que la pobreza extrema aumentó en relación con el 2018 (8.7 millones a 9.1). Es decir, la gente que se encuentra en una situación más preocupante no solo no disminuyó sino que aumentó, lo que significa que regalar dinero no es suficiente para erradicar la pobreza. El lema “primero los pobres” resultó un sofisma.


Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del CUCSH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores*

Twitter @jorgechaires

mail: jchairesz@hotmail.com


El pasado 10 de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), presentó las estimaciones de pobreza multidimensional durante el periodo de 2018 a 2022, en donde se destaca que el porcentaje de la población en situación de pobreza bajó de 41.9% a 36.3%.

Ante ello, el presidente se apresuró a presumir los datos, al grado que llegó a decir que se podría morir tranquilo. Sin embargo, los datos no son nada halagüeños, ya que si se leen de manera integral confirman el fracaso de la política social de López Obrador de “primero los pobres”.

López Obrador apostó su política social prácticamente en una sola media: regalar dinero. Bajo un criterio simplista e ingenua, creyó que regalando dinero reduciría la pobreza. Los especialistas criticaron sus programas asistencialistas, entre otras razones, porque no estaban focalizados a los grupos más vulnerables, especialmente en la población con ingresos inferiores a las líneas de pobreza, además de que no se contaba con reglas de operación, eran poco transparentes y sin mecanismo de rendición de cuentas (Jaramillo, 2020).

De acuerdo con un estudio realizado por Manuel Martínez “Política social y pobreza en la 4T”, publicado en la Revista Mexicana de Sociología en enero de 2023, el gasto social ha sido regresivo ya que, si bien el gobierno de López Obrador aumentó el gasto en protección social, se concentró en los hogares de los deciles superiores (hogares con mayores recursos). Con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, refiere que “los hogares pertenecientes al decil I (el más pobre) sólo recibieron 5.9% de las transferencias sociales, mientras que los hogares del decil X (el más rico) recibieron 6.7% de las transferencias sociales; es decir, en 2020 los hogares más ricos del país recibieron 0.8% más de transferencias sociales que los hogares pobres” (p. 63). Incluso, advierte el investigador, que las transferencias sociales al sector más pobre entre 2012 y 2018 no bajó del 18%, mientras que en 2020 no llegó ni al 6%.

En la medida que avanzaba el gobierno de López Obrador se hicieron evidentes muchas deficiencias de su gobierno, sobre todo, en la prestación de los servicios públicos más básicos por los recortes al presupuesto y la mala gestión de la administración pública. Finalmente, los resultados del CONEVAL confirman el fracaso de la política social de López Obrador. En el informe se precisa que si bien hay menos personas con un ingreso inferior al valor monetario de la canasta alimentaria (de 17.3 a 15.5 millones entre 2018 y 2022), tienen un menor ejercicio de sus derechos sociales.

La medición de la pobreza es multidimensional, ya que las causas son multifactoriales, por lo que no se puede medir el nivel de pobreza tomando en cuenta solo el ingreso. Si bien es cierto que se redujo la pobreza en términos de ingreso, también es cierto que aumentaron las carencias sociales, como el rezago educativo (24.4 millones a 25.1); carencia en los servicios de salud (35.7 millones a 50.4); carencia por acceso a la seguridad social (60 millones a 64.7); carencia a servicios básicos de vivienda (22.7 millones a 22.9). Esto significa que hay una mayor deserción escolar y una mala calidad de la educación, además de que el dinero que el gobierno le da a la gente se lo termina gastando en medicinas, acudiendo a clínicas y doctores privados o pagando más por servicios básicos en vivienda.

El dato más revelador que confirma el estudio de Manuel Martínez es que la pobreza extrema aumentó en relación con el 2018 (8.7 millones a 9.1). Es decir, la gente que se encuentra en una situación más preocupante no solo no disminuyó sino que aumentó, lo que significa que regalar dinero no es suficiente para erradicar la pobreza. El lema “primero los pobres” resultó un sofisma.


Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del CUCSH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores*

Twitter @jorgechaires

mail: jchairesz@hotmail.com