/ lunes 29 de abril de 2024

Crimen ¿Y castigo?

www.youtube.com/c/carlosanguianoz


En el último tercio de la campaña presidencial por recorrer, faltando aún el tercer y último debate obligatorio entre los candidatos a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, el ejercicio titulado "Democracia y gobierno: diálogos constructivos" abordará los siguientes temas: política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior y democracia, pluralismo y división de poderes.

Lamentablemente, los temas a tratar son los más agudos, hirientes, preocupantes y de difícil solución del panorama nacional. Vivimos en un país agobiado por el crimen, el narcotráfico y la violencia. La calidad de vida de los mexicanos se ha visto atacada y disminuida y la normalización de la convivencia con los delincuentes, las practicas anti sociales, la desaparición forzada de personas y el ser víctima de la comisión de delitos, son retos que deberían de atender y exponer a detalle los aspirantes presidenciales.

Los últimos dos debates presidenciales, dejan dudas en cuanto al formato y a la flexibilidad de respuestas, dado que los participantes han sido capaces de evadir las preguntas, contestar marginalmente, desviarse y utilizar la bolsa de tiempo de las respuestas en ataques y promoción de otros temas no relacionados con las preguntas formuladas por la ciudadanía.

El elemento superviniente que aderezará el tercer debate, proviene de la calificación como narco candidata que Xóchitl Gálvez profirió sobre Claudia Sheinbaum, convirtiéndose en uno de los puntos más recordables del segundo debate. México padece de la diversificación del crimen organizado, que ahora además de las drogas, extendieron sus tentáculos a otras actividades que van desde la extorsión, el secuestro, la trata de personas, el robo de autos, negocios y mercancías, el lavado de dinero y la protección de la plaza.

Mientras tanto, los mexicanos padecemos la inoperancia de la guardia nacional, el debilitamiento de las policías estatales y municipales, así como el temor fundado a ser presa de los delincuentes y victimas de sus actos, todo ello inmersos en la realidad de la impunidad casi absoluta, en niveles del 99%, que duele, ofende, enoja y frustra la denuncia de los delitos, el acusar o el pedir la intervención de las autoridades. Si los criminales no van a ser castigados ¿Para que perder tiempo denunciándolos? El mismo fenómeno aplica a funcionarios de gobierno de todos los órdenes de gobierno.

En los diálogos populares se dice que en México el que la hace no la paga, que el bandido no recibe sanción. Mientras no podamos castigar ejemplarmente a los transgresores de la ley, nada que nos prometan las candidatas a presidente de México o el candidato podrían significar mejorar la grave y crítica situación en la que vivimos, con esperanza de que pase algo extraordinario. Hasta el actual, la historia y su estadística no miente: cada presidente ha sido peor que el anterior en el combate contra el narcotráfico y contra el crimen organizado.

Queda poco tiempo para que algún presidenciable nos explique el plan maestro, nos sorprenda, al menos, se comprometa clara y decididamente a no ser comparsa, a no hacerse de la vista gorda, a no venderse, a no pactar en lo obscuro y a dar la vida por la patria, atendiendo la necesidad de combatir a fondo a la impunidad y por consecuencia, al crimen y a la corrupción que rompen nuestro tejido social.

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En el último tercio de la campaña presidencial por recorrer, faltando aún el tercer y último debate obligatorio entre los candidatos a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, el ejercicio titulado "Democracia y gobierno: diálogos constructivos" abordará los siguientes temas: política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior y democracia, pluralismo y división de poderes.

Lamentablemente, los temas a tratar son los más agudos, hirientes, preocupantes y de difícil solución del panorama nacional. Vivimos en un país agobiado por el crimen, el narcotráfico y la violencia. La calidad de vida de los mexicanos se ha visto atacada y disminuida y la normalización de la convivencia con los delincuentes, las practicas anti sociales, la desaparición forzada de personas y el ser víctima de la comisión de delitos, son retos que deberían de atender y exponer a detalle los aspirantes presidenciales.

Los últimos dos debates presidenciales, dejan dudas en cuanto al formato y a la flexibilidad de respuestas, dado que los participantes han sido capaces de evadir las preguntas, contestar marginalmente, desviarse y utilizar la bolsa de tiempo de las respuestas en ataques y promoción de otros temas no relacionados con las preguntas formuladas por la ciudadanía.

El elemento superviniente que aderezará el tercer debate, proviene de la calificación como narco candidata que Xóchitl Gálvez profirió sobre Claudia Sheinbaum, convirtiéndose en uno de los puntos más recordables del segundo debate. México padece de la diversificación del crimen organizado, que ahora además de las drogas, extendieron sus tentáculos a otras actividades que van desde la extorsión, el secuestro, la trata de personas, el robo de autos, negocios y mercancías, el lavado de dinero y la protección de la plaza.

Mientras tanto, los mexicanos padecemos la inoperancia de la guardia nacional, el debilitamiento de las policías estatales y municipales, así como el temor fundado a ser presa de los delincuentes y victimas de sus actos, todo ello inmersos en la realidad de la impunidad casi absoluta, en niveles del 99%, que duele, ofende, enoja y frustra la denuncia de los delitos, el acusar o el pedir la intervención de las autoridades. Si los criminales no van a ser castigados ¿Para que perder tiempo denunciándolos? El mismo fenómeno aplica a funcionarios de gobierno de todos los órdenes de gobierno.

En los diálogos populares se dice que en México el que la hace no la paga, que el bandido no recibe sanción. Mientras no podamos castigar ejemplarmente a los transgresores de la ley, nada que nos prometan las candidatas a presidente de México o el candidato podrían significar mejorar la grave y crítica situación en la que vivimos, con esperanza de que pase algo extraordinario. Hasta el actual, la historia y su estadística no miente: cada presidente ha sido peor que el anterior en el combate contra el narcotráfico y contra el crimen organizado.

Queda poco tiempo para que algún presidenciable nos explique el plan maestro, nos sorprenda, al menos, se comprometa clara y decididamente a no ser comparsa, a no hacerse de la vista gorda, a no venderse, a no pactar en lo obscuro y a dar la vida por la patria, atendiendo la necesidad de combatir a fondo a la impunidad y por consecuencia, al crimen y a la corrupción que rompen nuestro tejido social.