/ lunes 29 de abril de 2024

Campañas violentas, elecciones tranquilas

El mal ya está hecho. Las campañas electorales de 2024, estarán para siempre bañadas de sangre, eso no se puede remediar. Será una mancha permanente, indeleble. El crimen se apoderó de ellas, con la complicidad o la incompetencia del gobierno y el resultado ha sido terrible, pues muchos candidatos han sido víctimas de las organizaciones criminales y otros tantos han decidido declinar, perdiéndose quizá la oportunidad de haber encontrado una joya entre tanto escombro, alguien que de corazón se entregase a las causas de su pueblo independientemente del color o las siglas de su partido.

Todos los días nos enteramos de actos violentos que tienen estrecha relación con el proceso electoral, y las autoridades pareciesen estar pasmadas, porque no vemos que se haya hecho algo real, tangible y que verdaderamente sea efectista y haya desincentivado la facilidad del crimen para hacer boquetes en el muro de la democracia.

Estamos a un mes de las elecciones que habrán de renovar cuadros políticos de todos los niveles; presidente de la república, gobernadores, legisladores federales y munícipes, y lo que menos deberemos experimentar los ciudadanos es temor de acudir a las urnas electorales a depositar nuestro voto.

Hay algo que debemos entender todos. Es cierto que las campañas han sido muy violentas, pero no menos cierto es que esto se debe a la ausencia de una política gubernamental preventiva de los delitos. Siempre se ha sido reactivo, es decir, se conoce de la realización de un ilícito e inmediatamente después se envían decenas de elementos de la guardia nacional o del ejército al área y la mayoría de las veces la búsqueda de los responsables es infructuosa.

Sin embargo, el día de las elecciones las cosas serán distintas. Hay personas que piensan que ese día particularmente estará enmarcado por la violencia y tienen un temor fundado de salir de su casa y de acudir a sufragar ante la posibilidad de ser víctimas de un ilícito.

No es así. No descarto que en alguna que otra casilla se produzcan incidentes, pero de allí no pasará, porque ese día y precisamente ese día, vamos a contar con un sistema de protección especial a los electores, que nos permita votar sin ningún peligro.

Y no es que yo tenga acceso a información privilegiada de los órganos encargados de velar por nuestra seguridad, y esté enterado de algún operativo especial; lo sé por simple sentido común, la lógica más elemental; en todas y cada una de las elecciones anteriores se ha contado con la vigilancia de elementos policiacos, del ejército y de la guardia nacional en todos los lugares aledaños a las casillas y se incrementan los patrullajes en las calles de ciudades, pueblos y rancherías, y esta elección no puede ser la excepción.

Una de las razones básicas, del porque hará comicios tranquilos, es que el aparato gubernamental quiere el carro completo: Presidencia, Gobernadores, Alcaldes y Legisladores, y no desean la mínima sombra de duda de su triunfo y los actos de violencia, los robos de urnas o el mapacheo, ensombrecerían la legitimidad de su eventual triunfo.

Por supuesto que la candidata no oficialista puede alcanzar también el triunfo y la oposición en general también, sin embargo, este tópico es marginal al tema de la violencia electoral, porque la oposición no es la que está en el gobierno ni es la que tiene a su cargo la seguridad nacional, por lo que, para la preservación de la paz en general y para beneficio propio, procurarán que las elecciones transcurran en un clima de calma.

Por tanto, todos los ciudadanos, con entera libertad, podremos y deberemos acudir el próximo 2 de junio en los horarios acostumbrados, entre las 8 de la mañana y las 6 se la tarde a la casilla electoral que corresponda a nuestro domicilio a votar con entera libertad y plena tranquilidad.

El mal ya está hecho. Las campañas electorales de 2024, estarán para siempre bañadas de sangre, eso no se puede remediar. Será una mancha permanente, indeleble. El crimen se apoderó de ellas, con la complicidad o la incompetencia del gobierno y el resultado ha sido terrible, pues muchos candidatos han sido víctimas de las organizaciones criminales y otros tantos han decidido declinar, perdiéndose quizá la oportunidad de haber encontrado una joya entre tanto escombro, alguien que de corazón se entregase a las causas de su pueblo independientemente del color o las siglas de su partido.

Todos los días nos enteramos de actos violentos que tienen estrecha relación con el proceso electoral, y las autoridades pareciesen estar pasmadas, porque no vemos que se haya hecho algo real, tangible y que verdaderamente sea efectista y haya desincentivado la facilidad del crimen para hacer boquetes en el muro de la democracia.

Estamos a un mes de las elecciones que habrán de renovar cuadros políticos de todos los niveles; presidente de la república, gobernadores, legisladores federales y munícipes, y lo que menos deberemos experimentar los ciudadanos es temor de acudir a las urnas electorales a depositar nuestro voto.

Hay algo que debemos entender todos. Es cierto que las campañas han sido muy violentas, pero no menos cierto es que esto se debe a la ausencia de una política gubernamental preventiva de los delitos. Siempre se ha sido reactivo, es decir, se conoce de la realización de un ilícito e inmediatamente después se envían decenas de elementos de la guardia nacional o del ejército al área y la mayoría de las veces la búsqueda de los responsables es infructuosa.

Sin embargo, el día de las elecciones las cosas serán distintas. Hay personas que piensan que ese día particularmente estará enmarcado por la violencia y tienen un temor fundado de salir de su casa y de acudir a sufragar ante la posibilidad de ser víctimas de un ilícito.

No es así. No descarto que en alguna que otra casilla se produzcan incidentes, pero de allí no pasará, porque ese día y precisamente ese día, vamos a contar con un sistema de protección especial a los electores, que nos permita votar sin ningún peligro.

Y no es que yo tenga acceso a información privilegiada de los órganos encargados de velar por nuestra seguridad, y esté enterado de algún operativo especial; lo sé por simple sentido común, la lógica más elemental; en todas y cada una de las elecciones anteriores se ha contado con la vigilancia de elementos policiacos, del ejército y de la guardia nacional en todos los lugares aledaños a las casillas y se incrementan los patrullajes en las calles de ciudades, pueblos y rancherías, y esta elección no puede ser la excepción.

Una de las razones básicas, del porque hará comicios tranquilos, es que el aparato gubernamental quiere el carro completo: Presidencia, Gobernadores, Alcaldes y Legisladores, y no desean la mínima sombra de duda de su triunfo y los actos de violencia, los robos de urnas o el mapacheo, ensombrecerían la legitimidad de su eventual triunfo.

Por supuesto que la candidata no oficialista puede alcanzar también el triunfo y la oposición en general también, sin embargo, este tópico es marginal al tema de la violencia electoral, porque la oposición no es la que está en el gobierno ni es la que tiene a su cargo la seguridad nacional, por lo que, para la preservación de la paz en general y para beneficio propio, procurarán que las elecciones transcurran en un clima de calma.

Por tanto, todos los ciudadanos, con entera libertad, podremos y deberemos acudir el próximo 2 de junio en los horarios acostumbrados, entre las 8 de la mañana y las 6 se la tarde a la casilla electoral que corresponda a nuestro domicilio a votar con entera libertad y plena tranquilidad.