/ miércoles 14 de octubre de 2020

Repensar el sistema de partidos

La vida democrática en nuestro país se ha ido transformando de manera que sus procesos y pluralidad política han sido cada vez mejores, los últimos treinta años de construcción y fortalecimiento de instituciones vigilantes de nuestros procesos electorales y la alternancia partidista son muestra de ello. Sin embargo, cuando hablamos de la democracia dentro de los partidos políticos el desencanto vuelve a estar presente.

La -re- construcción del sistema de partidos en nuestro país es un tema apenas reciente y que ha tenido su discusión central en la funcionalidad externa de estos como entidades indispensables para la competencia electoral equilibrada. No obstante, sobre la democratización interna y su importancia no existe todavía un debate completamente abierto, lo que continúa siendo un problema para cambiar la concepción misma de lo que son los partidos políticos.

Lo que ha sucedido las últimas semanas, y específicamente el fin de semana pasado, con la elección interna de MORENA, es el ejemplo más reciente de cómo se ve a los partidos políticos como un botín político más que un mecanismo para la vida democrática de México. Una vez más estamos comprobando que el peor cáncer para un partido político es no lograr una cohesión uniforme entre sus militantes, anteponer los intereses de unos pocos antes que el colectivo y fincar su existencia en un solo líder que al “ya no ser parte” ocasiona riñas intestinas por el control de la organización.

La batalla por el poder entre las corrientes morenistas ha colocado al partido en un imaginario social de conflicto, algo por lo que nunca había pasado ni siquiera cuando ya había presentado momentos de tensión interna, deteriorando no solo la imagen personal de quienes ahí militan, también perjudicando -más- la figura de los partidos y la de las instituciones necesarias para la democracia, pues es lamentable que en medio de disputas e intereses internos de este partido, el INE se vea envuelto en señalamientos después de solicitarle que organizara su proceso electoral interno.

Sin duda, como se ha dicho en la opinión pública los últimos días, este proceso ha sido más revelador de lo que cualquier persona esperaba, empero, más allá de lo que hoy vive MORENA, es fundamental entender que la base de nuestra democracia son los partidos políticos y su sistema, por ello es necesario comenzar a discutir sobre su democratización interna, respetando y dotando de cierta autonomía, pero buscando su estabilidad, una real identificación con la ciudadanía simpatizante de cierta ideología, su eficacia y cohesión, pues sin eso la pluralidad política y la vida democrática en México continúan en un escenario de constante fragilidad.

* Diputado local

La vida democrática en nuestro país se ha ido transformando de manera que sus procesos y pluralidad política han sido cada vez mejores, los últimos treinta años de construcción y fortalecimiento de instituciones vigilantes de nuestros procesos electorales y la alternancia partidista son muestra de ello. Sin embargo, cuando hablamos de la democracia dentro de los partidos políticos el desencanto vuelve a estar presente.

La -re- construcción del sistema de partidos en nuestro país es un tema apenas reciente y que ha tenido su discusión central en la funcionalidad externa de estos como entidades indispensables para la competencia electoral equilibrada. No obstante, sobre la democratización interna y su importancia no existe todavía un debate completamente abierto, lo que continúa siendo un problema para cambiar la concepción misma de lo que son los partidos políticos.

Lo que ha sucedido las últimas semanas, y específicamente el fin de semana pasado, con la elección interna de MORENA, es el ejemplo más reciente de cómo se ve a los partidos políticos como un botín político más que un mecanismo para la vida democrática de México. Una vez más estamos comprobando que el peor cáncer para un partido político es no lograr una cohesión uniforme entre sus militantes, anteponer los intereses de unos pocos antes que el colectivo y fincar su existencia en un solo líder que al “ya no ser parte” ocasiona riñas intestinas por el control de la organización.

La batalla por el poder entre las corrientes morenistas ha colocado al partido en un imaginario social de conflicto, algo por lo que nunca había pasado ni siquiera cuando ya había presentado momentos de tensión interna, deteriorando no solo la imagen personal de quienes ahí militan, también perjudicando -más- la figura de los partidos y la de las instituciones necesarias para la democracia, pues es lamentable que en medio de disputas e intereses internos de este partido, el INE se vea envuelto en señalamientos después de solicitarle que organizara su proceso electoral interno.

Sin duda, como se ha dicho en la opinión pública los últimos días, este proceso ha sido más revelador de lo que cualquier persona esperaba, empero, más allá de lo que hoy vive MORENA, es fundamental entender que la base de nuestra democracia son los partidos políticos y su sistema, por ello es necesario comenzar a discutir sobre su democratización interna, respetando y dotando de cierta autonomía, pero buscando su estabilidad, una real identificación con la ciudadanía simpatizante de cierta ideología, su eficacia y cohesión, pues sin eso la pluralidad política y la vida democrática en México continúan en un escenario de constante fragilidad.

* Diputado local