/ jueves 28 de enero de 2021

Por un México sin divisiones

En la tarde del domingo pasado todo México recibió una noticia que no resultó tan sorpresiva: López Obrador dio positivo por Covid-19. Un tuit desde su cuenta daba certeza a los rumores esparcidos horas antes. Y es que no generó tanto estupor puesto que hemos observado durante toda esta pandemia que el presidente no sigue ninguna norma de seguridad sanitaria y que incluso hace mofa del virus que azota al mundo y que en nuestro país ha dejado más de 1.7 millones de contagios y más de 150 mil decesos.

De igual manera que Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil, también el mandatario mexicano resultó contagiado del virus que desestimaron y minimizaron. Comentarios como los realizados por el ex presidente estadounidense de que “era un virus creado por sus enemigos para desestabilizarlo”, hasta la famosa estampita del “detente” mostrada en una mañanera de AMLO, son agravios fuertes ante esta crisis mundial. Hago mención de esta comparación desde la perspectiva crítica a una falta de sensibilidad y responsabilidad social que tienen las personas servidoras públicas y mucho más cuando funges como presidente de alguna nación y eres ejemplo para toda la sociedad.

Sin embargo, en honor a la verdad, objetividad y empatía, estoy en total desacuerdo en la carretada de mensajes adversos que se llevó el presidente al comunicar el contagio sufrido. Tuits, memes y videos donde se podía leer y observar una mezquindad extrema de muchas personas que hasta manifestaron el deseo de verle en el lecho de muerte. No podemos pasar por alto que, en un país como el nuestro, con características y graves problemáticas de alta tasa de mortandad (a causa del crimen organizado o por cuestiones sanitarias como obesidad, diabetes y ahora por Covid-19), no se le debe desear un daño y mucho menos la muerte a nadie.

No es justificación en lo absoluto, pero tampoco resultan inesperados estos improperios y malos deseos, pues el mismo presidente se ha encargado de dividir al país en “fifís y chairos”, en “liberales y conservadores”, en “estás conmigo o en contra mía”. Tendremos que seguir señalando la situación que causa la polarización del país, evitar que se politicen temas tan necesarios, urgentes e importantes como la adquisición y justa distribución de las vacunas, así como evaluaciones del desempeño gubernamental, pero sin caer en la oscuridad del odio. Es responsabilidad de todas y todos construir un México sin divisiones y que permanezca unido en estos tiempos de adversidad.


* Diputado local

En la tarde del domingo pasado todo México recibió una noticia que no resultó tan sorpresiva: López Obrador dio positivo por Covid-19. Un tuit desde su cuenta daba certeza a los rumores esparcidos horas antes. Y es que no generó tanto estupor puesto que hemos observado durante toda esta pandemia que el presidente no sigue ninguna norma de seguridad sanitaria y que incluso hace mofa del virus que azota al mundo y que en nuestro país ha dejado más de 1.7 millones de contagios y más de 150 mil decesos.

De igual manera que Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil, también el mandatario mexicano resultó contagiado del virus que desestimaron y minimizaron. Comentarios como los realizados por el ex presidente estadounidense de que “era un virus creado por sus enemigos para desestabilizarlo”, hasta la famosa estampita del “detente” mostrada en una mañanera de AMLO, son agravios fuertes ante esta crisis mundial. Hago mención de esta comparación desde la perspectiva crítica a una falta de sensibilidad y responsabilidad social que tienen las personas servidoras públicas y mucho más cuando funges como presidente de alguna nación y eres ejemplo para toda la sociedad.

Sin embargo, en honor a la verdad, objetividad y empatía, estoy en total desacuerdo en la carretada de mensajes adversos que se llevó el presidente al comunicar el contagio sufrido. Tuits, memes y videos donde se podía leer y observar una mezquindad extrema de muchas personas que hasta manifestaron el deseo de verle en el lecho de muerte. No podemos pasar por alto que, en un país como el nuestro, con características y graves problemáticas de alta tasa de mortandad (a causa del crimen organizado o por cuestiones sanitarias como obesidad, diabetes y ahora por Covid-19), no se le debe desear un daño y mucho menos la muerte a nadie.

No es justificación en lo absoluto, pero tampoco resultan inesperados estos improperios y malos deseos, pues el mismo presidente se ha encargado de dividir al país en “fifís y chairos”, en “liberales y conservadores”, en “estás conmigo o en contra mía”. Tendremos que seguir señalando la situación que causa la polarización del país, evitar que se politicen temas tan necesarios, urgentes e importantes como la adquisición y justa distribución de las vacunas, así como evaluaciones del desempeño gubernamental, pero sin caer en la oscuridad del odio. Es responsabilidad de todas y todos construir un México sin divisiones y que permanezca unido en estos tiempos de adversidad.


* Diputado local