/ martes 26 de enero de 2021

Con la esperanza de vivir

La esperanza como estado de fe, se manifiesta en la confianza que tenemos los seres humanos en el amanecer ante los retos y realidades que nos espera un nuevo día, cada día construimos una sociedad mejor, la esperanza no debe de desaparecer en el devenir del ser humano, no obstante los obstáculos que se nos presentan en la vida ante esta pandemia que cada día se agrava más, las muestras se encuentran en los hospitales públicos y privados, así como en los confinamientos de permanencia en el hogar ante el miedo de enfermar y morir.

La esperanza de ser vacunados y parar un poco el riesgo del contagio que hasta el momento van más de ciento cincuenta mil muertos, así como el riesgo de no encontrar las medicinas propias para esta pandemia y la tragedia de morir por asfixia ante la falta del oxígeno que escasea en los centros de distribución y ante el fenómeno económico de la oferta y la demanda sus precios se elevan, en tanques y oxígeno medicinal, dejando a las clases pobres desprotegidas para obtener el tratamiento medicinal y recuperar la salud.

La distribución de las vacunas no es eficiente, se corre el riesgo de perder su eficacia cuando no se asegura la segunda dosis de vacunación, la que tiene que ser practicada posterior a la tercera semana de la primera vacuna, por lo que se tiene que trabajar en la planeación y programación de la vacunación en contra del Covid-19, dando certeza y esperanza de vida a los seres humanos.

Es necesario ver la realidad y tomar las medidas pertinentes, los hospitales no deben de convertirse en las salas y pasillos de la muerte, como imperativo categórico deben de retomar la filosofía de la vida como una exigencia axiológica de conservar la vida, que es la única que no regresa cuando se va y es la única para lo que nacimos y nos formamos en la familia y en los procesos educativos, ante todo para defenderla, como un fin único del ser humano.

Recordemos antes de la pandemia, los principales sucesos de nuestra vida, así como cada paso que dimos antes de que esta experiencia se convirtiera en la “Divina comedia” que escribió Dante Alighieri, donde la narrativa traspasa la frontera a hechos reales, como lo que estamos experimentando en esta tragedia humana y que se han superado en las muertes por homicidios que anterior a la pandemia habían sido foco de atención ante la privación de la vida.

En estos días el Covid-19 rebasa a los homicidios, y el Estado comienza a ser rebasado por esta enfermedad que a diario aumenta las estadísticas de muerte.

Es importante captar las particularidades de la vida y su naturaleza, para de esta manera ennoblecer y embellecer la vida, como vivíamos antes de la pandemia, con la esperanza de vivir cada día.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio

La esperanza como estado de fe, se manifiesta en la confianza que tenemos los seres humanos en el amanecer ante los retos y realidades que nos espera un nuevo día, cada día construimos una sociedad mejor, la esperanza no debe de desaparecer en el devenir del ser humano, no obstante los obstáculos que se nos presentan en la vida ante esta pandemia que cada día se agrava más, las muestras se encuentran en los hospitales públicos y privados, así como en los confinamientos de permanencia en el hogar ante el miedo de enfermar y morir.

La esperanza de ser vacunados y parar un poco el riesgo del contagio que hasta el momento van más de ciento cincuenta mil muertos, así como el riesgo de no encontrar las medicinas propias para esta pandemia y la tragedia de morir por asfixia ante la falta del oxígeno que escasea en los centros de distribución y ante el fenómeno económico de la oferta y la demanda sus precios se elevan, en tanques y oxígeno medicinal, dejando a las clases pobres desprotegidas para obtener el tratamiento medicinal y recuperar la salud.

La distribución de las vacunas no es eficiente, se corre el riesgo de perder su eficacia cuando no se asegura la segunda dosis de vacunación, la que tiene que ser practicada posterior a la tercera semana de la primera vacuna, por lo que se tiene que trabajar en la planeación y programación de la vacunación en contra del Covid-19, dando certeza y esperanza de vida a los seres humanos.

Es necesario ver la realidad y tomar las medidas pertinentes, los hospitales no deben de convertirse en las salas y pasillos de la muerte, como imperativo categórico deben de retomar la filosofía de la vida como una exigencia axiológica de conservar la vida, que es la única que no regresa cuando se va y es la única para lo que nacimos y nos formamos en la familia y en los procesos educativos, ante todo para defenderla, como un fin único del ser humano.

Recordemos antes de la pandemia, los principales sucesos de nuestra vida, así como cada paso que dimos antes de que esta experiencia se convirtiera en la “Divina comedia” que escribió Dante Alighieri, donde la narrativa traspasa la frontera a hechos reales, como lo que estamos experimentando en esta tragedia humana y que se han superado en las muertes por homicidios que anterior a la pandemia habían sido foco de atención ante la privación de la vida.

En estos días el Covid-19 rebasa a los homicidios, y el Estado comienza a ser rebasado por esta enfermedad que a diario aumenta las estadísticas de muerte.

Es importante captar las particularidades de la vida y su naturaleza, para de esta manera ennoblecer y embellecer la vida, como vivíamos antes de la pandemia, con la esperanza de vivir cada día.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio