/ martes 30 de enero de 2024

Marko Cortés y Alito Moreno: Los Top Ten de la Corrupción en México


Muy seguro de tener la razón y con el objetivo de evidenciar la falta de palabra del gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, el presidente del PAN, Marko Cortés, hacía público un acuerdo firmado por él, el gobernador de Coahuila, Alito Moreno el presidente del PRI y otros liderazgos de la alianza, donde se repartían el botín del estado norteño.

Y sí la política se trata de acuerdo y construcción, pero lo que está plasmado en ese documento es cinismo político u orfandad moral, una de las dos. Repartiéndose candidaturas a diputaciones locales, federales, presidencias municipales, secretarías y subsecretarías, oficinas de recaudación y registros civiles, cargos directivos educativos, notarías y hasta la titularidad del Instituto de Transparencia y la ratificación de magistrados.

Pero esto no es nuevo, lo novedoso es que en un lapsus moral lo hicieron público, y ese discurso de proteger los organismos autónomos y que el poder judicial no se toca queda evidenciado como mero slogan, porque cuando se trata del botín que ellos se tienen que repartir no parece tan alarmante.

El reparto de este botín, escandaliza hasta al más conservador, solo faltó que en este “documento” o “acuerdo” se repartieran los moches que se generan a través de las partidas de obra pública del Gobierno de Coahuila, ¡vaya cinismo!, su voracidad y ambición no tienen límites y mucho menos vergüenza; sin duda esto alcanza a su abanderada Xóchitl Gálvez, quien entre líneas pero no de manera contundente se ha pronunciado en contra de estos pillos políticos, que en vez de abonar le restan apoyo de la ciudadanía.

Es evidente que este el modus operandi de la alianza de la candidata presidencial: decir que las instituciones no se tocan porque ya funcionan bien, pero cuando se trata de cumplir con sus cuotas y cuates no solo se tocan, se manosean. ¿Estamos viendo acaso una luz de lo que pasaría en el remoto caso de que Xóchitl lograra llegar a la silla grande? Estoy completamente segura.

En el PRI y el PAN nada ha cambiado, siguen con la misma práctica de hacer a la política un negocio, un botín que se reparten las dirigencias partidarias ante el inminente y rotundo fracaso de su abanderada PRIANISTA.

Normalizar este tipo de acuerdos políticos, a estas alturas de la vida política en nuestro país es escandaloso y vergonzoso para quienes deseamos que verdaderamente la escena política y pública de nuestras comunidades se transforme.

La repartición ilegal y facciosa de cargos públicos e instituciones de gobierno mediante acuerdos cupulares nos remontan una vez más a las más viejas y añejas prácticas del neoliberalismo, el mismo neoliberalismo que hoy se disfraza de un “frente ciudadano” integrado por personas non gratas, personajes oscuros del pasado, que en la actualidad se hacen llamar “los nuevos” de la política.

La “revelación” de este acuerdo inmoral exhibe el desdibujamiento de la política tradicional, dejando el paso libre al relevo generacional y continuidad de la reconstrucción de un México que por muchos años fue lastimado por estos neoliberales, que hoy se disputan migajas de un botín a costas del pueblo.


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FB Liliana Olea

Tw @lilioleafrias

ING @lilianaoleafrias


Muy seguro de tener la razón y con el objetivo de evidenciar la falta de palabra del gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, el presidente del PAN, Marko Cortés, hacía público un acuerdo firmado por él, el gobernador de Coahuila, Alito Moreno el presidente del PRI y otros liderazgos de la alianza, donde se repartían el botín del estado norteño.

Y sí la política se trata de acuerdo y construcción, pero lo que está plasmado en ese documento es cinismo político u orfandad moral, una de las dos. Repartiéndose candidaturas a diputaciones locales, federales, presidencias municipales, secretarías y subsecretarías, oficinas de recaudación y registros civiles, cargos directivos educativos, notarías y hasta la titularidad del Instituto de Transparencia y la ratificación de magistrados.

Pero esto no es nuevo, lo novedoso es que en un lapsus moral lo hicieron público, y ese discurso de proteger los organismos autónomos y que el poder judicial no se toca queda evidenciado como mero slogan, porque cuando se trata del botín que ellos se tienen que repartir no parece tan alarmante.

El reparto de este botín, escandaliza hasta al más conservador, solo faltó que en este “documento” o “acuerdo” se repartieran los moches que se generan a través de las partidas de obra pública del Gobierno de Coahuila, ¡vaya cinismo!, su voracidad y ambición no tienen límites y mucho menos vergüenza; sin duda esto alcanza a su abanderada Xóchitl Gálvez, quien entre líneas pero no de manera contundente se ha pronunciado en contra de estos pillos políticos, que en vez de abonar le restan apoyo de la ciudadanía.

Es evidente que este el modus operandi de la alianza de la candidata presidencial: decir que las instituciones no se tocan porque ya funcionan bien, pero cuando se trata de cumplir con sus cuotas y cuates no solo se tocan, se manosean. ¿Estamos viendo acaso una luz de lo que pasaría en el remoto caso de que Xóchitl lograra llegar a la silla grande? Estoy completamente segura.

En el PRI y el PAN nada ha cambiado, siguen con la misma práctica de hacer a la política un negocio, un botín que se reparten las dirigencias partidarias ante el inminente y rotundo fracaso de su abanderada PRIANISTA.

Normalizar este tipo de acuerdos políticos, a estas alturas de la vida política en nuestro país es escandaloso y vergonzoso para quienes deseamos que verdaderamente la escena política y pública de nuestras comunidades se transforme.

La repartición ilegal y facciosa de cargos públicos e instituciones de gobierno mediante acuerdos cupulares nos remontan una vez más a las más viejas y añejas prácticas del neoliberalismo, el mismo neoliberalismo que hoy se disfraza de un “frente ciudadano” integrado por personas non gratas, personajes oscuros del pasado, que en la actualidad se hacen llamar “los nuevos” de la política.

La “revelación” de este acuerdo inmoral exhibe el desdibujamiento de la política tradicional, dejando el paso libre al relevo generacional y continuidad de la reconstrucción de un México que por muchos años fue lastimado por estos neoliberales, que hoy se disputan migajas de un botín a costas del pueblo.


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