Desde la era de las culturas a que se remonta la Historia de Occidente: Babilonia, Mesopotamia, Egipto e Israel entre otras, el ideario de los más destacados pensadores ha tenido que aceptar el hecho ineluctable de que en la vida de cualquier sociedad o persona, no es sólo lo que se quiere sino lo que se puede, de ahí el corolario grabado en el testimonio de los escritos más antiguos incluida la Biblia de Jerusalén, que la política es el arte y la ciencia de lo posible.
Durante todo ese tiempo transcurrido gracias a la Filosofía Idealista en contraste con el más desalentador materialismo; los notables creadores guiados e inspirados por la mano divina de Dios Nuestro Padre han enriquecido con sus contribuciones el pensamiento Universal. Aceptando y convalidando que ha habido figuras emblemáticas como Carlos Marx y Sigmund Freud cuyos aportes han trascendido no obstante su disociación con los parámetros antes referidos y explicados.
La Civilización creada por las Metrópolis europeas: Grecia, Italia, Francia, Inglaterra, España y Portugal y difundida desde ahí a toda la Tierra, si bien no exenta del consiguiente Impulso Imperial y el saqueo recurrente de recursos naturales y materias primas: energéticas, minerales y animales fue un proceso histórico aunque en su tiempo irreversible, estuvo acentuado por notables desequilibrios que favorecieron a los centros de poder en detrimento de los espacios periféricos de la economía mundial.
Algunas de sus secuelas todavía perennes reflejadas en la migración de las zonas geográficas más rezagadas o deprimidas tal es el caso del África Subsahariana, Centroamérica y el Caribe hundidas en el subdesarrollo para las cuales las premisas originales de la globalización de la Postguerra Fría: libre circulación de personas, mercancías y capitales, no fueron más que un bonito racimo de buenas intenciones o cuentos chinos, ahora más que nunca lejanas del ideario de algunos de los más destacados líderes norteamericanos entre los que se cuentan el Presidente Republicano Richard Milhous Nixon, su Gobierno comprendido de 1969 a 1974 quien afirma en su libro publicado en el año 1980: “La Verdadera Guerra” que cuando dimitió al cargo al frente de la Unión dejó inconcluso un proyecto de largo aliento que hacia los finales del siglo XX asegurara en el mundo el ejercicio de la libertad y la democracia.
Al reconocer que el socialismo realmente existente fue el principal ensayo social aunque fallido de la anterior centuria, por lo demás debo subrayar que si los creadores del neoliberalismo: el maestro norteamericano Milton Friedman, fundador de la Escuela Monetarista Moderna de Chicago, Illinois, así como el profesor austriaco nacionalizado inglés Friedrich August Von Hayek ambos galardonados con el Premio Nobel de Economía por la Real Academia Sueca de las Ciencias con sede en la Ciudad de Estocolmo. En efecto las, en mi opinión, acertadas propuestas por ellos esgrimidas: disciplina fiscal y estabilidad macroeconómica dinamizadas por la Inversión Directa. Así como la apertura de las plantas productivas hacia la competencia internacional y al comercio mundial.
Avalando objetivamente que dicho modelo refrendado en 1990 por el maestro estadounidense John Williamson en el “Consenso de Washington” fue diseñado ante las inminentes crisis de la deuda externa de la década de los años ochenta en los países de América Latina, sin embargo debo enfatizar que sus enunciados comprensibles entonces, ahora están desfasados en el siglo XXI por un mundo dominado por la economía especulativa de casino en el cual los dos negocios más rentables son la venta de armas destructivas tan letales para la vida y la salud como las drogas o estupefacientes: la marihuana, la cocaína, la heroína y el cristal; limitado el intervencionismo estatal en la economía por la corrupción Gubernamental ahora propiciada por las cuantiosas comisiones y sobornos de que son objeto los políticos.
Catedrático e investigador universitario de la UNIVA
