/ domingo 21 de julio de 2019

La crisis del proyecto civilizatorio del siglo XXI


Antes de plantearse una resolución a los grandes problemas internacionales e intercontinentales, debemos de tener los pies en la Tierra apartándonos del mundo de las fantasías o las falsas ilusiones.

Admitiendo la brecha de las escandalosas desigualdades regionales y sociales que hoy por hoy en el siglo XXI, laceran las más auténticas tradiciones revolucionarias de la Historia Universal, lo cual nos remite a través de una visión diacrónica retrospectiva a los 40 años más importantes de la Ilustración Francesa de 1749 a 1789 y a la Gesta Gala de 1789 a 1799 que consagraron para siempre la igualdad entre los hombres, la libertad y la fraternidad, principios y valores humanos a los que en el siglo XX se agregó la Solidaridad como causa común de los pueblos.

A las anteriores reflexiones quiero agregar un hecho que forma parte de la realidad: buena parte de los más relevantes avances tecnológicos, incluido aquí el Internet creado en 1968 por el Pentágono para resguardar información estratégica del Gobierno de los Estados Unidos ante un eventual ataque nuclear de la URSS: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en el marco histórico tanto de la fase más intensa de la confrontación Bipolar y la Guerra Fría paralelamente al comienzo en el citado año de 1968 de la Era Postmoderna; en efecto esas innovaciones que forman parte del research provienen del ámbito militar.

Avalando que Rusia solo fue una súperpotencia armamentística, nunca en cuanto al nivel de vida de su población distante años luz del bienestar social de la clase media norteamericana, regida la Unión Soviética por un Estado policial y totalitario que agotó sus dos últimas oportunidades de renovación al no saber escuchar el mensaje de las últimas llamadas con las protestas populares de Budapest, Hungría en 1956 y las manifestaciones de la Primavera de Praga en 1968 en la antigua Checoslovaquia, quedando desde entonces en entredicho la fallida Tesis del Movimiento Obrero Internacional ante la inminente expansión del sistema corporativo del capitalismo supranacional a partir de la consideración documentada por el economista peruano Oswaldo de Rivero en su libro del año 2000 “El mito del desarrollo”, en el cual afirma con absoluta certeza apegada al pensamiento objetivo, que si bien en el año de 1980 había en el mundo alrededor de siete mil empresas transnacionales, 20 años más tarde esa cifra ascendía a 38 mil negocios multinacionales que junto con sus aproximadamente 250 mil subsidiarias controlan el 70% del comercio mundial.

En ese sentido debo resaltar que la Perestroika y la Glasnost, con las que el líder del Estado Soviético Mijael Gorbachov trató de 1985 a 1991 de reformar el socialismo regido por el modelo de economía centralmente planificada o dirigida, intentando aplicar una economía de mercado regulada paralelamente a un renacimiento democrático; de hecho dichas acciones bien intencionadas y en el mejor de los casos racionalmente sustentadas fueron desfasadas por la contundencia de los sucesos delatados por los más veraces indicadores de la Econometría: de 1992 a 1998 el PIB: Producto Interno Bruto, cayó en un 54 % y en un 80% la Producción Industrial.


*Catedrático e investigador universitario de la UNIVA


Antes de plantearse una resolución a los grandes problemas internacionales e intercontinentales, debemos de tener los pies en la Tierra apartándonos del mundo de las fantasías o las falsas ilusiones.

Admitiendo la brecha de las escandalosas desigualdades regionales y sociales que hoy por hoy en el siglo XXI, laceran las más auténticas tradiciones revolucionarias de la Historia Universal, lo cual nos remite a través de una visión diacrónica retrospectiva a los 40 años más importantes de la Ilustración Francesa de 1749 a 1789 y a la Gesta Gala de 1789 a 1799 que consagraron para siempre la igualdad entre los hombres, la libertad y la fraternidad, principios y valores humanos a los que en el siglo XX se agregó la Solidaridad como causa común de los pueblos.

A las anteriores reflexiones quiero agregar un hecho que forma parte de la realidad: buena parte de los más relevantes avances tecnológicos, incluido aquí el Internet creado en 1968 por el Pentágono para resguardar información estratégica del Gobierno de los Estados Unidos ante un eventual ataque nuclear de la URSS: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en el marco histórico tanto de la fase más intensa de la confrontación Bipolar y la Guerra Fría paralelamente al comienzo en el citado año de 1968 de la Era Postmoderna; en efecto esas innovaciones que forman parte del research provienen del ámbito militar.

Avalando que Rusia solo fue una súperpotencia armamentística, nunca en cuanto al nivel de vida de su población distante años luz del bienestar social de la clase media norteamericana, regida la Unión Soviética por un Estado policial y totalitario que agotó sus dos últimas oportunidades de renovación al no saber escuchar el mensaje de las últimas llamadas con las protestas populares de Budapest, Hungría en 1956 y las manifestaciones de la Primavera de Praga en 1968 en la antigua Checoslovaquia, quedando desde entonces en entredicho la fallida Tesis del Movimiento Obrero Internacional ante la inminente expansión del sistema corporativo del capitalismo supranacional a partir de la consideración documentada por el economista peruano Oswaldo de Rivero en su libro del año 2000 “El mito del desarrollo”, en el cual afirma con absoluta certeza apegada al pensamiento objetivo, que si bien en el año de 1980 había en el mundo alrededor de siete mil empresas transnacionales, 20 años más tarde esa cifra ascendía a 38 mil negocios multinacionales que junto con sus aproximadamente 250 mil subsidiarias controlan el 70% del comercio mundial.

En ese sentido debo resaltar que la Perestroika y la Glasnost, con las que el líder del Estado Soviético Mijael Gorbachov trató de 1985 a 1991 de reformar el socialismo regido por el modelo de economía centralmente planificada o dirigida, intentando aplicar una economía de mercado regulada paralelamente a un renacimiento democrático; de hecho dichas acciones bien intencionadas y en el mejor de los casos racionalmente sustentadas fueron desfasadas por la contundencia de los sucesos delatados por los más veraces indicadores de la Econometría: de 1992 a 1998 el PIB: Producto Interno Bruto, cayó en un 54 % y en un 80% la Producción Industrial.


*Catedrático e investigador universitario de la UNIVA

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