/ viernes 28 de septiembre de 2018

La congruencia entre las palabras y las acciones

Tercera de cuatro partes


El mundo actual ya no es el de la Guerra Fría librada de 1917 y 1922, cuando Vladimir Lenin lleva a cabo la fundación del Estado Soviético hasta 1989 y 1991 cuando tuvo lugar la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en tanto su fase más intensa fue librada de 1948 a 1989 y 1991 cuando tuvo cabida la confrontación bipolar ganada por los Estados Unidos de América en el campo tecnológico en el cual tuvo lugar la verdadera disputa por el poder global.

Según el destacado periodista Alvin Toffler en su segundo libro “La Tercera ola” de una trilogía que leí completa complementada la obra antes citada de 1980 con “El shock del futuro” de 1971 y “El cambio del poder” de 1990 la Revolución Rusa de 1917 significó al igual que la Guerra Civil o de Secesión de 1861 a 1865 en los Estados Unidos el cambio del paradigma histórico del modelo agrícola y rural hacia la Industrialización. En alusión a dicha valoración comparativa tengo mis reservas ya que la URSS: Unión Soviética sólo fue superpotencia en el contexto militar mientras que la Unión Americana tuvo en el mejor de los casos un óptimo nivel de vida para su población habida cuenta que en el año 1951 con sólo el 7% de la población mundial los Estados Unidos contribuían con el 50% del PIB internacional.

Con la represión mediante los tanques de guerra soviéticos a las protestas populares de Budapest, Hungría en 1956 y la Primavera de Praga, Checoslovaquia en 1968 el socialismo realmente existente perdió sus dos últimas oportunidades de acceder al valioso camino democratizador; cuando lo intentó Mijaíl Gorbachov en 1985 a través de la Perestroika y la Glasnost su economía estaba en crisis.

Hago la aclaración que la Yugoslavia del mariscal Josip Broz Tito mantuvo una política independiente del Kremlin de Moscú y se opuso al saqueo y expolio de recursos monetarios y naturales al que fueron sometidas todas las otras naciones del Segundo Mundo. Ese intento de reformar más no destruir el sistema socialista fue precedido en el mismo año de 1968 por las huelgas de mayo en París, los disturbios en Los Ángeles y varias ciudades estadounidenses cuando fueron asesinados Robert Francis Kennedy y el doctor Martin Luther King Junior tan sólo cinco años después al magnicidio y crimen de Estado que costó la vida al presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963.

El movimiento estudiantil de México según Octavio Paz buscaba la democracia plural, sus líderes más auténticos fueron el licenciado Carlos Alberto Madrazo Becerra y el ingeniero Heberto Castillo Martínez. Sócrates Lemus y Marcelino Perelló adoctrinaban a los muchachos y rehusaban llegar a un acuerdo final y los convocaron y pusieron como carne de cañón haciéndose ellos a un lado en la fatídica tarde y Noche del 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco a escasos diez días de la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos de la Era Moderna.

Lo de menos es quien dio la orden: el presidente Gustavo Díaz Ordaz o el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez. Ambos encontraron en el secretario de la Defensa Nacional el general don Marcelino García Barragán a un individuo íntegro y leal a las Instituciones.

Por lo demás es totalmente verídico que el gobierno agotó todos los recursos a su alcance para evitar el desenlace trágico de hace 50 años en 1968. El número de víctimas de acuerdo a las publicaciones más serias oscila entre 37 y 424 jóvenes. Lo evidente son las consecuencias históricas: el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, el triunfo electoral en Francia del mandatario François Mitterrand en 1981, el final de la Guerra de Vietnam en 1975 y la llegada al poder después de varias reformas electorales plurales del tabasqueño de filiación izquierdista moderada y la democracia social de Andrés Manuel López Obrador de Morena: Movimiento de Regeneración Nacional quien en el año 2018 es ya el presidente electo de México y lo mejor que puede hacer es implementar un política inteligente y prudente impulsora de equilibrios que haga renacer a los sectores medios.


*Catedrático e investigador universitario de la UNIVA

Tercera de cuatro partes


El mundo actual ya no es el de la Guerra Fría librada de 1917 y 1922, cuando Vladimir Lenin lleva a cabo la fundación del Estado Soviético hasta 1989 y 1991 cuando tuvo lugar la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en tanto su fase más intensa fue librada de 1948 a 1989 y 1991 cuando tuvo cabida la confrontación bipolar ganada por los Estados Unidos de América en el campo tecnológico en el cual tuvo lugar la verdadera disputa por el poder global.

Según el destacado periodista Alvin Toffler en su segundo libro “La Tercera ola” de una trilogía que leí completa complementada la obra antes citada de 1980 con “El shock del futuro” de 1971 y “El cambio del poder” de 1990 la Revolución Rusa de 1917 significó al igual que la Guerra Civil o de Secesión de 1861 a 1865 en los Estados Unidos el cambio del paradigma histórico del modelo agrícola y rural hacia la Industrialización. En alusión a dicha valoración comparativa tengo mis reservas ya que la URSS: Unión Soviética sólo fue superpotencia en el contexto militar mientras que la Unión Americana tuvo en el mejor de los casos un óptimo nivel de vida para su población habida cuenta que en el año 1951 con sólo el 7% de la población mundial los Estados Unidos contribuían con el 50% del PIB internacional.

Con la represión mediante los tanques de guerra soviéticos a las protestas populares de Budapest, Hungría en 1956 y la Primavera de Praga, Checoslovaquia en 1968 el socialismo realmente existente perdió sus dos últimas oportunidades de acceder al valioso camino democratizador; cuando lo intentó Mijaíl Gorbachov en 1985 a través de la Perestroika y la Glasnost su economía estaba en crisis.

Hago la aclaración que la Yugoslavia del mariscal Josip Broz Tito mantuvo una política independiente del Kremlin de Moscú y se opuso al saqueo y expolio de recursos monetarios y naturales al que fueron sometidas todas las otras naciones del Segundo Mundo. Ese intento de reformar más no destruir el sistema socialista fue precedido en el mismo año de 1968 por las huelgas de mayo en París, los disturbios en Los Ángeles y varias ciudades estadounidenses cuando fueron asesinados Robert Francis Kennedy y el doctor Martin Luther King Junior tan sólo cinco años después al magnicidio y crimen de Estado que costó la vida al presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963.

El movimiento estudiantil de México según Octavio Paz buscaba la democracia plural, sus líderes más auténticos fueron el licenciado Carlos Alberto Madrazo Becerra y el ingeniero Heberto Castillo Martínez. Sócrates Lemus y Marcelino Perelló adoctrinaban a los muchachos y rehusaban llegar a un acuerdo final y los convocaron y pusieron como carne de cañón haciéndose ellos a un lado en la fatídica tarde y Noche del 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco a escasos diez días de la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos de la Era Moderna.

Lo de menos es quien dio la orden: el presidente Gustavo Díaz Ordaz o el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez. Ambos encontraron en el secretario de la Defensa Nacional el general don Marcelino García Barragán a un individuo íntegro y leal a las Instituciones.

Por lo demás es totalmente verídico que el gobierno agotó todos los recursos a su alcance para evitar el desenlace trágico de hace 50 años en 1968. El número de víctimas de acuerdo a las publicaciones más serias oscila entre 37 y 424 jóvenes. Lo evidente son las consecuencias históricas: el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, el triunfo electoral en Francia del mandatario François Mitterrand en 1981, el final de la Guerra de Vietnam en 1975 y la llegada al poder después de varias reformas electorales plurales del tabasqueño de filiación izquierdista moderada y la democracia social de Andrés Manuel López Obrador de Morena: Movimiento de Regeneración Nacional quien en el año 2018 es ya el presidente electo de México y lo mejor que puede hacer es implementar un política inteligente y prudente impulsora de equilibrios que haga renacer a los sectores medios.


*Catedrático e investigador universitario de la UNIVA

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