/ lunes 2 de octubre de 2023

Reconocer el trabajo doméstico: la verdadera revolución económica


“El trabajo de mi marido termina facturado, el mío termina en el escusado” esta es una de las frases subversivas que escuché el pasado miércoles en el foro: “Pago al quehacer de las amas de casa”, organizado por la diputada Mara Robles, que contó con la participación de las doctoras Mercedes Pedrero y Tere Incháustegui. En él abordaron la discusión pública de un tema desafiante: la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres dentro del sistema capitalista.

La Dra. Mercedes explicó que según estimaciones, si se contabilizara el trabajo doméstico en México le correspondería entre el 20 al 26% del producto interno bruto, por encima de los ingresos de remesas y el turismo en el país, de esa magnitud representa el trabajo que realizan millones de mujeres. Detrás de esta cifra están miles y miles de horas de trabajo de mujeres que cuidan de su hogar para hacer posible que su pareja acuda a su chamba y así desarrollarse dentro del sistema capitalista actual. Muchas de estas mujeres, además de cuidar de su hogar, tienen una jornada laboral económicamente remunerada, es decir doble jornada, pero como una de ellas no es remunerada caen en una situación injusta.

A su vez, la Dra. Tere comentó que el trabajo doméstico es sinónimo de la cultura del cuidado, particularmente el cuidado de las mujeres hacia los niños y los adultos mayores. Por diversos factores sociales en las últimas décadas la tendencia ha sido que en los hogares hombres y mujeres se integraran a la vida económicamente activa, lo que en muchos casos implica una ausencia de padres y madres al pendiente de la formación e integración plena de las niñas y niños. Esa ausencia está relacionada con las diversas crisis que padecemos en la sociedad mexicana como la inseguridad, el alto consumo de drogas, la falta de inteligencia emocional, entre otras. Esta ausencia bajo ninguna circunstancia es responsabilidad de las madres que tienen todo el derecho de trabajar, sino de un sistema que no valora el cuidado y formación de una persona. Habría que recordar una de las máximas de El principito: “lo esencial es invisible a los ojos”; en este mundo donde para el sistema lo único relevante es lo que se puede facturar, ver, tocar y monetizar, habría que poner más atención en lo esencial.

Para no exacerbar las diversas crisis que padecemos, pero también por justicia social, es urgente debatir sobre cómo reconocer y asignarle valor al trabajo doméstico, es decir, al trabajo de cuidado de una persona a otras de su familia. Jalisco está dando avances en la materia ya que la diputada Mara Robles, que tiene una sólida formación académica, está poniendo el tema en la mesa del congreso y escalando la discusión a nivel nacional e internacional. En principio, la propuesta de la diputada es que sea el Estado quien otorgue una prima económica a las amas de casa por su importante labor. Otra de las visiones que se manejaron dentro del foro es que los servicios de cuidado en lugar de “privatizarlos” se busquen esquemas para socializar los servicios de comida, cuidado, lavandería o compañía, por mencionar algunos.

Lo más relevante de esta reforma son sus implicaciones. En el caso de que efectivamente se pague el trabajo doméstico será un desafío a la economía nacional; en caso de socializarlo en esquemas comunitarios es un desafío a la tendencia de una sociedad que cada día nos empuja a ser más individualista, no obstante cualquier esquema nos lleva a poner al centro el cuidado de las personas y una redignificación del trabajo doméstico y por ende de la mujer. El foro me dejó claro que es momento de pasar de los discursos a la acción y a la asignación de presupuesto. Si queremos tener un mejor país hay que tener personas con mayor bienestar y, para ello, el trabajo doméstico debe ser valorado porque no debemos ser indiferentes a la labor de millones de amas de casa, su trabajo debe ser reconocido dentro del sistema. Agradezco a la Dra. Susana Muñiz que fue la primera en introducirme al tema y celebro que en el congreso haya funcionarios como Mara Robles que a través de reformas apuntan a un mejor futuro para todas y todos.



“El trabajo de mi marido termina facturado, el mío termina en el escusado” esta es una de las frases subversivas que escuché el pasado miércoles en el foro: “Pago al quehacer de las amas de casa”, organizado por la diputada Mara Robles, que contó con la participación de las doctoras Mercedes Pedrero y Tere Incháustegui. En él abordaron la discusión pública de un tema desafiante: la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres dentro del sistema capitalista.

La Dra. Mercedes explicó que según estimaciones, si se contabilizara el trabajo doméstico en México le correspondería entre el 20 al 26% del producto interno bruto, por encima de los ingresos de remesas y el turismo en el país, de esa magnitud representa el trabajo que realizan millones de mujeres. Detrás de esta cifra están miles y miles de horas de trabajo de mujeres que cuidan de su hogar para hacer posible que su pareja acuda a su chamba y así desarrollarse dentro del sistema capitalista actual. Muchas de estas mujeres, además de cuidar de su hogar, tienen una jornada laboral económicamente remunerada, es decir doble jornada, pero como una de ellas no es remunerada caen en una situación injusta.

A su vez, la Dra. Tere comentó que el trabajo doméstico es sinónimo de la cultura del cuidado, particularmente el cuidado de las mujeres hacia los niños y los adultos mayores. Por diversos factores sociales en las últimas décadas la tendencia ha sido que en los hogares hombres y mujeres se integraran a la vida económicamente activa, lo que en muchos casos implica una ausencia de padres y madres al pendiente de la formación e integración plena de las niñas y niños. Esa ausencia está relacionada con las diversas crisis que padecemos en la sociedad mexicana como la inseguridad, el alto consumo de drogas, la falta de inteligencia emocional, entre otras. Esta ausencia bajo ninguna circunstancia es responsabilidad de las madres que tienen todo el derecho de trabajar, sino de un sistema que no valora el cuidado y formación de una persona. Habría que recordar una de las máximas de El principito: “lo esencial es invisible a los ojos”; en este mundo donde para el sistema lo único relevante es lo que se puede facturar, ver, tocar y monetizar, habría que poner más atención en lo esencial.

Para no exacerbar las diversas crisis que padecemos, pero también por justicia social, es urgente debatir sobre cómo reconocer y asignarle valor al trabajo doméstico, es decir, al trabajo de cuidado de una persona a otras de su familia. Jalisco está dando avances en la materia ya que la diputada Mara Robles, que tiene una sólida formación académica, está poniendo el tema en la mesa del congreso y escalando la discusión a nivel nacional e internacional. En principio, la propuesta de la diputada es que sea el Estado quien otorgue una prima económica a las amas de casa por su importante labor. Otra de las visiones que se manejaron dentro del foro es que los servicios de cuidado en lugar de “privatizarlos” se busquen esquemas para socializar los servicios de comida, cuidado, lavandería o compañía, por mencionar algunos.

Lo más relevante de esta reforma son sus implicaciones. En el caso de que efectivamente se pague el trabajo doméstico será un desafío a la economía nacional; en caso de socializarlo en esquemas comunitarios es un desafío a la tendencia de una sociedad que cada día nos empuja a ser más individualista, no obstante cualquier esquema nos lleva a poner al centro el cuidado de las personas y una redignificación del trabajo doméstico y por ende de la mujer. El foro me dejó claro que es momento de pasar de los discursos a la acción y a la asignación de presupuesto. Si queremos tener un mejor país hay que tener personas con mayor bienestar y, para ello, el trabajo doméstico debe ser valorado porque no debemos ser indiferentes a la labor de millones de amas de casa, su trabajo debe ser reconocido dentro del sistema. Agradezco a la Dra. Susana Muñiz que fue la primera en introducirme al tema y celebro que en el congreso haya funcionarios como Mara Robles que a través de reformas apuntan a un mejor futuro para todas y todos.