/ lunes 6 de noviembre de 2023

La forma de regenerar el tejido social


A veces un hecho que parece simple puede cambiarte la vida, a veces una decisión que no la pensaste demasiado puede ser el inicio de una aventura que llene de sentido tu vida. El sábado pasado acudí al auditorio del parque Mirador para ver la obra de teatro “Nube naranja, nube amarilla”. Dicen que el buen teatro es el que te hace reflexionar y así ocurrió en ese escenario al aire libre con una vista espectacular a la barranca. La obra era un canto a la libertad, era la historia de unos canarios que vivieron encerrados mucho tiempo hasta perder la capacidad y el deseo de volar. Esa jaula imaginaria me remite a la pregunta ¿cuántas jaulas nos rodean?, ¿en nuestro país, en nuestro estado, realmente somos libres?, ¿o acaso, como a los canarios de la obra, nos falta amor y solidaridad para romper los encierros y recuperar el vuelo?

Ver la obra en ese lugar me hizo recordar que fue justo en 2012 cuando inició nuestro movimiento vecinal “Únete Huentitán”, precisamente para defender el parque Mirador. Inició como una lucha para salvar más de 100 árboles frondosos y majestuosos de la tala que implicaba el corrupto proyecto inmobiliario del “Museo moderno” el cual es hoy un barril sin fondo de recursos públicos. Ese proyecto jamás sucedió y fue además la causa de que se destruyera la cancha de fútbol donde los chicos de los barrios aledaños firmaban el pacto de paz. Acabaron con un parque de entrada libre donde se podía ir a celebrar un cumpleaños, usar los asaderos, donde los niños corrían y había una oferta de eventos en el auditorio. Ese parque nos permitió a muchos hacer amigos que después harían la diferencia. Ese parque era un refugio donde pasar la tarde, muy importante tener espacios así, sobre todo cuando eres adolescente. Ese es mi parque y sé que algún día lo vamos a recuperar.

El arte es poder. A través del teatro se puede compartir un mensaje que conecte al corazón y se quede guardado en la memoria; en el caso de la obra que vi, fue un mensaje de libertad. La libertad a Huentitán llegará más temprano que tarde y es que existimos muchas personas enamoradas del barrio dispuestas a trabajar por el bienestar de todas y todos. Ver que al auditorio acudieron familias enteras, parejas que compartían palomitas, niñas y niños que nunca habían visto una obra profesional, ver la emoción en sus ojos da todo el sentido de luchar por espacios así. De luchar a través del arte y las palabras, del compromiso y la responsabilidad, desde la comunidad, la libertad y la honestidad, y también desde la rabia para no permitir que nos vuelvan a arrebatar un espacio que pertenece al pueblo.

Greg Cajete decía que: “Una cosa solo llega a comprenderse cuando se comprende con los cuatro aspectos de nuestro ser: la mente, el cuerpo, la emoción y el espíritu.” Ante el imponente paisaje de la barranca de Huentitán comprendí que las administraciones van y vienen, no importa el color al que pertenezcan, al final siempre acaban decepcionando; se llevan el dinero y nos dejan los problemas. Hemos carecido de gobernantes dispuestos a entregar mente, cuerpo, emoción y espíritu, que no se han dejado tocar por los problemas sociales que padece la zona y por lo tanto tampoco han comprendido la contraparte, la belleza del territorio, esa belleza se halla en la solidaridad de sus habitantes, es por ellos que la ciudad cobra sentido.

Eventos como el de este sábado me dan esperanza, los vecinos quieren que el arte esté más presente que la violencia, conservar nuestros talleres y actividades porque con ellos generamos tejido social, las familias quieren seguir yendo al teatro y que sus hijos tengan espacios seguros donde crecer. Reconozco la belleza de mi barrio y que la decisión que tomé hace más de 10 años, de defender un parque, me sigue acompañando todos los días de mi vida. El verdadero activo de cualquier barrio es el tejido social de su comunidad y juntas y juntos lo vamos a regenerar.


A veces un hecho que parece simple puede cambiarte la vida, a veces una decisión que no la pensaste demasiado puede ser el inicio de una aventura que llene de sentido tu vida. El sábado pasado acudí al auditorio del parque Mirador para ver la obra de teatro “Nube naranja, nube amarilla”. Dicen que el buen teatro es el que te hace reflexionar y así ocurrió en ese escenario al aire libre con una vista espectacular a la barranca. La obra era un canto a la libertad, era la historia de unos canarios que vivieron encerrados mucho tiempo hasta perder la capacidad y el deseo de volar. Esa jaula imaginaria me remite a la pregunta ¿cuántas jaulas nos rodean?, ¿en nuestro país, en nuestro estado, realmente somos libres?, ¿o acaso, como a los canarios de la obra, nos falta amor y solidaridad para romper los encierros y recuperar el vuelo?

Ver la obra en ese lugar me hizo recordar que fue justo en 2012 cuando inició nuestro movimiento vecinal “Únete Huentitán”, precisamente para defender el parque Mirador. Inició como una lucha para salvar más de 100 árboles frondosos y majestuosos de la tala que implicaba el corrupto proyecto inmobiliario del “Museo moderno” el cual es hoy un barril sin fondo de recursos públicos. Ese proyecto jamás sucedió y fue además la causa de que se destruyera la cancha de fútbol donde los chicos de los barrios aledaños firmaban el pacto de paz. Acabaron con un parque de entrada libre donde se podía ir a celebrar un cumpleaños, usar los asaderos, donde los niños corrían y había una oferta de eventos en el auditorio. Ese parque nos permitió a muchos hacer amigos que después harían la diferencia. Ese parque era un refugio donde pasar la tarde, muy importante tener espacios así, sobre todo cuando eres adolescente. Ese es mi parque y sé que algún día lo vamos a recuperar.

El arte es poder. A través del teatro se puede compartir un mensaje que conecte al corazón y se quede guardado en la memoria; en el caso de la obra que vi, fue un mensaje de libertad. La libertad a Huentitán llegará más temprano que tarde y es que existimos muchas personas enamoradas del barrio dispuestas a trabajar por el bienestar de todas y todos. Ver que al auditorio acudieron familias enteras, parejas que compartían palomitas, niñas y niños que nunca habían visto una obra profesional, ver la emoción en sus ojos da todo el sentido de luchar por espacios así. De luchar a través del arte y las palabras, del compromiso y la responsabilidad, desde la comunidad, la libertad y la honestidad, y también desde la rabia para no permitir que nos vuelvan a arrebatar un espacio que pertenece al pueblo.

Greg Cajete decía que: “Una cosa solo llega a comprenderse cuando se comprende con los cuatro aspectos de nuestro ser: la mente, el cuerpo, la emoción y el espíritu.” Ante el imponente paisaje de la barranca de Huentitán comprendí que las administraciones van y vienen, no importa el color al que pertenezcan, al final siempre acaban decepcionando; se llevan el dinero y nos dejan los problemas. Hemos carecido de gobernantes dispuestos a entregar mente, cuerpo, emoción y espíritu, que no se han dejado tocar por los problemas sociales que padece la zona y por lo tanto tampoco han comprendido la contraparte, la belleza del territorio, esa belleza se halla en la solidaridad de sus habitantes, es por ellos que la ciudad cobra sentido.

Eventos como el de este sábado me dan esperanza, los vecinos quieren que el arte esté más presente que la violencia, conservar nuestros talleres y actividades porque con ellos generamos tejido social, las familias quieren seguir yendo al teatro y que sus hijos tengan espacios seguros donde crecer. Reconozco la belleza de mi barrio y que la decisión que tomé hace más de 10 años, de defender un parque, me sigue acompañando todos los días de mi vida. El verdadero activo de cualquier barrio es el tejido social de su comunidad y juntas y juntos lo vamos a regenerar.