/ viernes 2 de agosto de 2019

Perra vida

De acuerdo a investigadores de la Universidad de Guadalajara, en el Área Metropolitana podrían haber hasta 4 millones de canes los cuales, pocos, tienen dueño eventual o sobreviven en el abandono característico en los barrios segregados y colonias marginales.

Al respecto, en opinión de Mario Alberto López Amezcua, investigador en el Hospital Veterinario de Pequeñas Especies de la Universidad de Guadalajara, la mayoría de los propietarios no muestran interés o conocimiento de la importancia de esterilizarlos considerando los 2 celos por año en un perro, por lo cual se calcula una reproducción de entre 8 y 10 cachorros sobrevivientes por hembra de no existir control, aún cuando el nivel de sobrevivencia para un perro debe darse entre automovilistas agresivos, noches a la intemperie, ataque de otros canes y envenenamiento; eso sin considerar enfermedades incluida la rabia, y el factor de abandono ya que de acuerdo a la estadística universitaria, cada mes son abandonados en esta clínica de pequeñas especies de 5 a 6 perros.

Esa tendencia al maltrato y el abandono nos dan una idea de la resiliencia fortalecedora incluso para formar jaurías localizables en las zonas suburbanas con poca o nula atención preventiva o reactiva de la autoridad municipal, que generalmente no tiene los recursos económicos para atender ese tipo de problemas como el que se genera en el trayecto de estudiantes universitarios. Es el caso de un grupo de perros agresivos habitualmente a las puertas del ingreso principal a la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara y, aun siendo del conocimiento de la autoridad municipal de Tlajomulco de Zúñiga, en donde no han existido acciones para la protección de los estudiantes universitarios, complicando el propósito de Sendero Seguro.

Por otra parte, si bien es plausible el altruismo de organizaciones ciudadanas empeñadas en rescatar y generar adopciones de los perros callejeros, lo cierto es que aritméticamente se convierte en un propósito imposible de sobrellevar de no dar paso, por el contrario, a la prohibición de las granjas criadoras de perros. En todo caso, lo más sugerible seguirá siendo el fortalecimiento de la prevención y esterilización de los animales en una cruzada tipo las jornadas antirrábicas encabezadas por alumnos de veterinaria de la Máxima Casa de Estudios y, con un decreto de por medio, sea general esta disposición voluntaria o no, pero como un recurso incluido en la salud pública a cargo del Estado.

En el área académica los sociólogos urbanos han identificado la tendencia a poseer un perro, tal y como la ortodoxia marxista tipificó la aspiración pequeño burguesa: tener una casa, tener una familia y un perro. Lo anterior, como una expresión peyorativa a la limitante intelectual representada por una resolución muy simple, sin otras variables de la riqueza social como la educación, la cultura, la recreación y la salud.

* Académico del CUAAD.

Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com


De acuerdo a investigadores de la Universidad de Guadalajara, en el Área Metropolitana podrían haber hasta 4 millones de canes los cuales, pocos, tienen dueño eventual o sobreviven en el abandono característico en los barrios segregados y colonias marginales.

Al respecto, en opinión de Mario Alberto López Amezcua, investigador en el Hospital Veterinario de Pequeñas Especies de la Universidad de Guadalajara, la mayoría de los propietarios no muestran interés o conocimiento de la importancia de esterilizarlos considerando los 2 celos por año en un perro, por lo cual se calcula una reproducción de entre 8 y 10 cachorros sobrevivientes por hembra de no existir control, aún cuando el nivel de sobrevivencia para un perro debe darse entre automovilistas agresivos, noches a la intemperie, ataque de otros canes y envenenamiento; eso sin considerar enfermedades incluida la rabia, y el factor de abandono ya que de acuerdo a la estadística universitaria, cada mes son abandonados en esta clínica de pequeñas especies de 5 a 6 perros.

Esa tendencia al maltrato y el abandono nos dan una idea de la resiliencia fortalecedora incluso para formar jaurías localizables en las zonas suburbanas con poca o nula atención preventiva o reactiva de la autoridad municipal, que generalmente no tiene los recursos económicos para atender ese tipo de problemas como el que se genera en el trayecto de estudiantes universitarios. Es el caso de un grupo de perros agresivos habitualmente a las puertas del ingreso principal a la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara y, aun siendo del conocimiento de la autoridad municipal de Tlajomulco de Zúñiga, en donde no han existido acciones para la protección de los estudiantes universitarios, complicando el propósito de Sendero Seguro.

Por otra parte, si bien es plausible el altruismo de organizaciones ciudadanas empeñadas en rescatar y generar adopciones de los perros callejeros, lo cierto es que aritméticamente se convierte en un propósito imposible de sobrellevar de no dar paso, por el contrario, a la prohibición de las granjas criadoras de perros. En todo caso, lo más sugerible seguirá siendo el fortalecimiento de la prevención y esterilización de los animales en una cruzada tipo las jornadas antirrábicas encabezadas por alumnos de veterinaria de la Máxima Casa de Estudios y, con un decreto de por medio, sea general esta disposición voluntaria o no, pero como un recurso incluido en la salud pública a cargo del Estado.

En el área académica los sociólogos urbanos han identificado la tendencia a poseer un perro, tal y como la ortodoxia marxista tipificó la aspiración pequeño burguesa: tener una casa, tener una familia y un perro. Lo anterior, como una expresión peyorativa a la limitante intelectual representada por una resolución muy simple, sin otras variables de la riqueza social como la educación, la cultura, la recreación y la salud.

* Académico del CUAAD.

Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com