/ domingo 12 de mayo de 2019

MC: Confusión y declive

Óscar Ábrego


Nunca antes una administración estatal -desde que se toma el pulso social- había comenzado con niveles de aceptación reprobatorios. De acuerdo a las encuestas que hasta hoy hemos conocido, el gobierno naranja de Jalisco ni siquiera alcanza el 50% de la aprobación ciudadana. Dicho de otra manera, jamás una expectativa tan alta había caído tan bajo en un lapso tan breve.

Debido a lo anterior, es que en el epicentro del emecismo local comienzan a observase algunas fisuras. Pero no sólo eso, desde hace meses, la confusión se adueñó del perímetro de Enrique Alfaro. Alcaldes y funcionarios de los primeros niveles del Gobierno, no logran descifrarlo. A escasos días de cumplir medio año al frente del Ejecutivo, las señales que les envía resultan desconcertantes.

Lejos quedaron aquellas imágenes y discursos con los que su líder arengaba a los jaliscienses para enfrentar el injusto centralismo, pues tras la reunión del 14 de febrero en Palacio Nacional con el presidente de la República, Alfaro Ramírez se convirtió en un aliado casi incondicional de López Obrador, cosa que ha desorientado a muchos de sus fans.

Las maniobras del gobernador han destanteado a quienes pensaron que Movimiento Ciudadano se convertiría en la gran fuerza opositora de la Cuarta Transformación, puesto que ya no saben a qué ni para quién juegan.

Es en esa tesitura que por ejemplo, Pablo Lemus (el mejor evaluado de todos los munícipes), tomó -ya desde hace un buen tiempo- la decisión de marcar distancia tanto del mandatario como del partido que lo impulsó. Él ha entendido, como otros más, que MC inició su declive justo cuando su principal figura optó por alinearse a su némesis.

Para su fortuna, el “error” de Indatcom le dio el pretexto que esperaba para continuar con su plan. Por eso es cosa de unos cuantos meses para que el alcalde de Zapopan haga público su deslinde del gobierno anaranjado. Y es que en el cronograma de Lemus Navarro lo que sigue es consolidar sus migas con Morena en el plano nacional. ¿Qué detiene a Pablo para dar de una vez el salto definitivo? De seguro el temor de que sus cuentas públicas se utilicen como instrumentos de venganza.

Sin embargo, no sólo en la capital económica del estado se mueven las aguas. Las olas también han golpeado ya a otras latitudes, como a la Benemérita Universidad de Guadalajara, cuyo grupo político, encabezado por Raúl Padilla López, mira con extrema cautela la cercanía que mantiene Enrique con Andrés Manuel. Recordemos que López Obrador no tiene contemplado estrechar la mano del mandamás universitario. La omnipresencia del presidente de la FIL en los asuntos públicos de la entidad, le resulta incómoda y fastidiosa.

Así las cosas, los viejos lobos de mar que de forma incondicional operan a favor del licenciado, se mantienen alertas ante la muy factible posibilidad de que Alfaro Ramírez desconozca los favores recibidos durante la reciente campaña electoral, y para muestra, basta con observar la cruzada emprendida contra el Poder Judicial, ámbito en el que la UdeG se significa por su tremenda incidencia.

Me parece que dentro de poco tiempo seremos testigos de cómo las bajas calificaciones del Gobierno estatal, las ambiciones de algunos actores y la incertidumbre en la que cayeron ciertos grupúsculos políticos, modificarán el rumbo de las mareas en el impredecible, y a veces implacable, océano del poder.

Óscar Ábrego


Nunca antes una administración estatal -desde que se toma el pulso social- había comenzado con niveles de aceptación reprobatorios. De acuerdo a las encuestas que hasta hoy hemos conocido, el gobierno naranja de Jalisco ni siquiera alcanza el 50% de la aprobación ciudadana. Dicho de otra manera, jamás una expectativa tan alta había caído tan bajo en un lapso tan breve.

Debido a lo anterior, es que en el epicentro del emecismo local comienzan a observase algunas fisuras. Pero no sólo eso, desde hace meses, la confusión se adueñó del perímetro de Enrique Alfaro. Alcaldes y funcionarios de los primeros niveles del Gobierno, no logran descifrarlo. A escasos días de cumplir medio año al frente del Ejecutivo, las señales que les envía resultan desconcertantes.

Lejos quedaron aquellas imágenes y discursos con los que su líder arengaba a los jaliscienses para enfrentar el injusto centralismo, pues tras la reunión del 14 de febrero en Palacio Nacional con el presidente de la República, Alfaro Ramírez se convirtió en un aliado casi incondicional de López Obrador, cosa que ha desorientado a muchos de sus fans.

Las maniobras del gobernador han destanteado a quienes pensaron que Movimiento Ciudadano se convertiría en la gran fuerza opositora de la Cuarta Transformación, puesto que ya no saben a qué ni para quién juegan.

Es en esa tesitura que por ejemplo, Pablo Lemus (el mejor evaluado de todos los munícipes), tomó -ya desde hace un buen tiempo- la decisión de marcar distancia tanto del mandatario como del partido que lo impulsó. Él ha entendido, como otros más, que MC inició su declive justo cuando su principal figura optó por alinearse a su némesis.

Para su fortuna, el “error” de Indatcom le dio el pretexto que esperaba para continuar con su plan. Por eso es cosa de unos cuantos meses para que el alcalde de Zapopan haga público su deslinde del gobierno anaranjado. Y es que en el cronograma de Lemus Navarro lo que sigue es consolidar sus migas con Morena en el plano nacional. ¿Qué detiene a Pablo para dar de una vez el salto definitivo? De seguro el temor de que sus cuentas públicas se utilicen como instrumentos de venganza.

Sin embargo, no sólo en la capital económica del estado se mueven las aguas. Las olas también han golpeado ya a otras latitudes, como a la Benemérita Universidad de Guadalajara, cuyo grupo político, encabezado por Raúl Padilla López, mira con extrema cautela la cercanía que mantiene Enrique con Andrés Manuel. Recordemos que López Obrador no tiene contemplado estrechar la mano del mandamás universitario. La omnipresencia del presidente de la FIL en los asuntos públicos de la entidad, le resulta incómoda y fastidiosa.

Así las cosas, los viejos lobos de mar que de forma incondicional operan a favor del licenciado, se mantienen alertas ante la muy factible posibilidad de que Alfaro Ramírez desconozca los favores recibidos durante la reciente campaña electoral, y para muestra, basta con observar la cruzada emprendida contra el Poder Judicial, ámbito en el que la UdeG se significa por su tremenda incidencia.

Me parece que dentro de poco tiempo seremos testigos de cómo las bajas calificaciones del Gobierno estatal, las ambiciones de algunos actores y la incertidumbre en la que cayeron ciertos grupúsculos políticos, modificarán el rumbo de las mareas en el impredecible, y a veces implacable, océano del poder.