/ miércoles 7 de diciembre de 2022

Boicot a la FIL


Dr. Jorge Chaires Zaragoza

Al más estilo de los gobiernos despóticos, el presidente de la República y el gobernador del Estado de Jalisco intentaron desacreditar y boicotear la feria del libro más importante de Hispanoamérica y la segunda más importante del mundo, solo por detrás de la Feria de Frankfurt.

El presidente López Obrador se refirió a ella como “foro del conservadurismo, allá van todos los intelectuales orgánicos a hablar mal de nosotros”. En tanto que el gobernador Enrique Alfaro intentó boicotear el evento con marchas y protestas afuera y adentro del recinto.

Al poder no les gustan las voces disidentes. No les gusta que cuestionen sus decisiones y sus actos. La historia ha registrado diversos momentos de censura de libros considerados prohibidos porque sus autores se atrevieron a cuestionar al poder.

La iglesia durante muchos años prohibió la lectura de libros que ponían en duda los principios y dogmas de la fe católica. Quizá la obra paradigmática de la censura de la iglesia católica es Diálogos sobre los dos máximos sistemas del universo, el tolemaico y el copernicano de Galileo Galilei, a quien se le acusó de ir en contra de la doctrina establecida, afirmando que el sol no era el centro del universo y, en consecuencia, no era inamovible. En el proceso de Galileo, como asevera Hans Wener Schütt, entró en conflicto el derecho de toda persona de pensar libremente, contra la organización que pretende dictar normas de pensamiento a partir supuestas verdades supraindividuales, llegando al extremo de imponerlas por la fuerza.

El 10 de mayo de 1933 el régimen nazi llevó a cabo uno de los actos más infames en contra la libertad de expresión. Alemanes partidarios del régimen se reuniones en las principales plazas públicas para quemar miles de libros que consideraban que iban en contra de las ideas del Estado nacionalista y racista de Hitler. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán”, gritaba un estudiante al momento que arrogaba libros a la hoguera. Joseph Goebbels proclamaría: “Hombres y mujeres de Alemania, la era del intelectualismo judío está llegando a su fin y la consagración de la revolución alemana le ha dado paso también al camino alemán”. En la versión de la autollamada cuarta transformación, López Obrador diría: “Hombres y mujeres de México, la era del intelectualismo neoliberal está llegando a su fin y la consagración de la cuarta transformación le ha dado paso también al camino mexicano”.

Los jaliscienses estamos orgullosos de contar con el evento cultural-literario más importante no solo de Jalisco y México sino de toda Hispanoamérica. La Feria Internacional del Libro vino a cambiar la vida de muchos de nosotros, al permitirnos el acceso a las obras literarias más importantes del mundo y el contacto directo con pensadores de muy diversas ideologías.

Durante los 36 años de vida de la Feria Internacional del Libro, la Universidad de Guadalajara ha demostrado año tras año su capacidad de organización, gestoría y promoción de la cultura y la literatura. Su éxito no se debe a los gobiernos federales y estatales, quienes no han sido capaces de organizar algo similar, porque nunca no les ha interesado fomentar la cultura y las artes y, mucho menos, la formación de gente pensante que tenga la capacidad de discernir.

López Obrador quisiera decidir quienes deben ser los escritores que acudan a la feria del libro y prohibir que asistan los que no piensen como él. La intolerancia e intransigencia del presidente y del gobernador ha llegado a tal grado que prohibieron que sus servidores públicos y militantes del partido acudieran a la FIL.

La actuación de presidente López Obrador y el gobernador Enrique Alfaro quedará en la historia de cómo las revanchas políticas pueden más que la libertad de pensamiento y fomento a la cultura. Los mecanismos institucionales son la vía para resolver cualquier conflicto, cuanto más si vienen desde el poder; nunca el boicot presupuestal a la Universidad de Guadalajara y a la Feria Internacional del Libro.


Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del CUCSH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores*


Dr. Jorge Chaires Zaragoza

Al más estilo de los gobiernos despóticos, el presidente de la República y el gobernador del Estado de Jalisco intentaron desacreditar y boicotear la feria del libro más importante de Hispanoamérica y la segunda más importante del mundo, solo por detrás de la Feria de Frankfurt.

El presidente López Obrador se refirió a ella como “foro del conservadurismo, allá van todos los intelectuales orgánicos a hablar mal de nosotros”. En tanto que el gobernador Enrique Alfaro intentó boicotear el evento con marchas y protestas afuera y adentro del recinto.

Al poder no les gustan las voces disidentes. No les gusta que cuestionen sus decisiones y sus actos. La historia ha registrado diversos momentos de censura de libros considerados prohibidos porque sus autores se atrevieron a cuestionar al poder.

La iglesia durante muchos años prohibió la lectura de libros que ponían en duda los principios y dogmas de la fe católica. Quizá la obra paradigmática de la censura de la iglesia católica es Diálogos sobre los dos máximos sistemas del universo, el tolemaico y el copernicano de Galileo Galilei, a quien se le acusó de ir en contra de la doctrina establecida, afirmando que el sol no era el centro del universo y, en consecuencia, no era inamovible. En el proceso de Galileo, como asevera Hans Wener Schütt, entró en conflicto el derecho de toda persona de pensar libremente, contra la organización que pretende dictar normas de pensamiento a partir supuestas verdades supraindividuales, llegando al extremo de imponerlas por la fuerza.

El 10 de mayo de 1933 el régimen nazi llevó a cabo uno de los actos más infames en contra la libertad de expresión. Alemanes partidarios del régimen se reuniones en las principales plazas públicas para quemar miles de libros que consideraban que iban en contra de las ideas del Estado nacionalista y racista de Hitler. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán”, gritaba un estudiante al momento que arrogaba libros a la hoguera. Joseph Goebbels proclamaría: “Hombres y mujeres de Alemania, la era del intelectualismo judío está llegando a su fin y la consagración de la revolución alemana le ha dado paso también al camino alemán”. En la versión de la autollamada cuarta transformación, López Obrador diría: “Hombres y mujeres de México, la era del intelectualismo neoliberal está llegando a su fin y la consagración de la cuarta transformación le ha dado paso también al camino mexicano”.

Los jaliscienses estamos orgullosos de contar con el evento cultural-literario más importante no solo de Jalisco y México sino de toda Hispanoamérica. La Feria Internacional del Libro vino a cambiar la vida de muchos de nosotros, al permitirnos el acceso a las obras literarias más importantes del mundo y el contacto directo con pensadores de muy diversas ideologías.

Durante los 36 años de vida de la Feria Internacional del Libro, la Universidad de Guadalajara ha demostrado año tras año su capacidad de organización, gestoría y promoción de la cultura y la literatura. Su éxito no se debe a los gobiernos federales y estatales, quienes no han sido capaces de organizar algo similar, porque nunca no les ha interesado fomentar la cultura y las artes y, mucho menos, la formación de gente pensante que tenga la capacidad de discernir.

López Obrador quisiera decidir quienes deben ser los escritores que acudan a la feria del libro y prohibir que asistan los que no piensen como él. La intolerancia e intransigencia del presidente y del gobernador ha llegado a tal grado que prohibieron que sus servidores públicos y militantes del partido acudieran a la FIL.

La actuación de presidente López Obrador y el gobernador Enrique Alfaro quedará en la historia de cómo las revanchas políticas pueden más que la libertad de pensamiento y fomento a la cultura. Los mecanismos institucionales son la vía para resolver cualquier conflicto, cuanto más si vienen desde el poder; nunca el boicot presupuestal a la Universidad de Guadalajara y a la Feria Internacional del Libro.


Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del CUCSH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores*