/ jueves 2 de mayo de 2024

Los Hechos | Baños de pureza y cubetazos de lodo

Una característica poco edificante de parte de candidatas y candidatos a los principales cargos de gobierno de la ciudad, el estado y el país, es la forma en que se están promoviendo durante la campaña electoral.

Los humoristas de los medios informativos hacen comentarios que son un fiel reflejo de la manera en que se están dando las cosas y califican la contienda como un pleito de lavaderos o una “alegata” entre comadres. Calificativo que no se considera tan justo como se quisiera, porque según el parecer de los ortodoxos de la opinión, con esta comparación se denigraría a las verdaderas comadres y lavanderas.

Empero, no hay que sentirse tan mal por hacer este juicio tan feminista porque también hay quienes equiparan este lenguaje usado en las campañas, con el de los carretoneros, los boleros y los albañiles, que son hombres. Y entonces también habría que presentar disculpas a los compañeros que se dedican a estas tareas.

Pero bueno, en el fondo de las cosas, lo que en ocasiones es motivo de risa o indignación de los electores –según su estado de ánimo- son los baños de pureza que se dan algunos de los aspirantes, quienes al mismo tiempo que practican el “yo-yo” aseverando y reafirmando tener innumerables virtudes, lanzan cubetazos de lodo a los contrincantes.

Y caen de esta manera, en la actitud de niños que desde pequeños dan visos de egoísmo, al sostener el principio de “yo sí… tú no”.

Hablando en primera persona se auto atribuyen virtudes dignas de un Cuento de Hadas. Mientras que por el otro, dejan como lazo de cochino al competidor o competidora que tienen enfrente.

Luego, ya pasando al renglón de los partidos, colman de alabanzas al propio, asegurando que en este sí se saben hacer las cosas, aunque los antecedentes digan todo lo contrario. Y de paso, ponen por los suelos al partido contrario, señalándolo como el causante de todas las desgracias que nos afligen.

Tras observar esta forma de comportarse de algunos de los aspirantes nada menos que a los principales puestos de mando de la ciudad, el estado y el país, los ciudadanos han pensado que los y las candidatos echan mano de este recurso, porque es lo que tienen a su alcance. Aparte de que cumplen con el cometido de dar un show a la audiencia.

Siendo esto así, resulta que a los electores no les quedaría otro recurso que el de proceder con un sistema a la inversa, o sea de descalificación, para que eliminando a los que desde ahora pintan mal, apoyen a los que se salvan de la guerra de cochambre.

Y de paso, seguramente harían votos porque esta forma de conducirse en la actualidad, no sea un anticipo de la forma en que podrían cumplir con su mandato gubernamental.

Finalmente una aclaración, con nuestro respeto a aquellas o aquellos candidatas(os) que sí están haciendo bien su campaña

Una característica poco edificante de parte de candidatas y candidatos a los principales cargos de gobierno de la ciudad, el estado y el país, es la forma en que se están promoviendo durante la campaña electoral.

Los humoristas de los medios informativos hacen comentarios que son un fiel reflejo de la manera en que se están dando las cosas y califican la contienda como un pleito de lavaderos o una “alegata” entre comadres. Calificativo que no se considera tan justo como se quisiera, porque según el parecer de los ortodoxos de la opinión, con esta comparación se denigraría a las verdaderas comadres y lavanderas.

Empero, no hay que sentirse tan mal por hacer este juicio tan feminista porque también hay quienes equiparan este lenguaje usado en las campañas, con el de los carretoneros, los boleros y los albañiles, que son hombres. Y entonces también habría que presentar disculpas a los compañeros que se dedican a estas tareas.

Pero bueno, en el fondo de las cosas, lo que en ocasiones es motivo de risa o indignación de los electores –según su estado de ánimo- son los baños de pureza que se dan algunos de los aspirantes, quienes al mismo tiempo que practican el “yo-yo” aseverando y reafirmando tener innumerables virtudes, lanzan cubetazos de lodo a los contrincantes.

Y caen de esta manera, en la actitud de niños que desde pequeños dan visos de egoísmo, al sostener el principio de “yo sí… tú no”.

Hablando en primera persona se auto atribuyen virtudes dignas de un Cuento de Hadas. Mientras que por el otro, dejan como lazo de cochino al competidor o competidora que tienen enfrente.

Luego, ya pasando al renglón de los partidos, colman de alabanzas al propio, asegurando que en este sí se saben hacer las cosas, aunque los antecedentes digan todo lo contrario. Y de paso, ponen por los suelos al partido contrario, señalándolo como el causante de todas las desgracias que nos afligen.

Tras observar esta forma de comportarse de algunos de los aspirantes nada menos que a los principales puestos de mando de la ciudad, el estado y el país, los ciudadanos han pensado que los y las candidatos echan mano de este recurso, porque es lo que tienen a su alcance. Aparte de que cumplen con el cometido de dar un show a la audiencia.

Siendo esto así, resulta que a los electores no les quedaría otro recurso que el de proceder con un sistema a la inversa, o sea de descalificación, para que eliminando a los que desde ahora pintan mal, apoyen a los que se salvan de la guerra de cochambre.

Y de paso, seguramente harían votos porque esta forma de conducirse en la actualidad, no sea un anticipo de la forma en que podrían cumplir con su mandato gubernamental.

Finalmente una aclaración, con nuestro respeto a aquellas o aquellos candidatas(os) que sí están haciendo bien su campaña