/ jueves 1 de junio de 2023

El golpe de estado técnico

La definición de un golpe de estado dice que consiste en sustituir un poder establecido por otro distinto, en acciones promovidas por grupos pequeños y generalmente a través de las armas o del uso ilegal de los instrumentos del Estado. En días pasados, el presidente López Obrador caracterizó los constantes fallos de la Suprema Corte de Justicia en contra de acciones, obras y reformas de su gobierno como un golpe de estado técnico. Analizar este concepto da pie a interpretar el actuar de los ministros de la suprema corte en un sentido más amplio.

La SCJN exhibe un patrón de oponerse a las medidas del poder ejecutivo por sistema. La argumentación jurídica es tan flexible que permite casi cualquier cosa, así que confiar en que los jueces “defienden la constitución” como si hubiera un criterio de interpretación único de constitucionalidad, un criterio verdadero, es un falso entendimiento de cómo funciona el poder judicial. En realidad, dentro del poder judicial se libran batallas de interpretación, debido a que los jueces vienen de distintas tradiciones ideológicas. No en vano los presidentes nombran candidatos a la SCJN afines a su ideología política, sea de derecha o izquierda. Ahora mismo, cualquier análisis arroja que la SCJN tiene una mayoría conservadora.

Esto significa que ahora es el poder judicial es el poder más retardatario de los 3 poderes en México, el único que ha cambiado en el sentido inverso al sentido social, al sentido común. El único poder más retardatario que el poder judicial está fuera de los instrumentos de Estado y es el poder económico, como ejemplifican las negociaciones entre el Gobierno de México y Germán Larrea, una encarnación de ese poder fáctico y corrupto que y tiene la suficiente fuerza para forzar a una negociación.

Este golpe de estado técnico no tomará por sí solo el poder. El golpe de estado técnico solo tiene los medios para sustituir la acción ejecutiva y legislativa por parálisis. Su defensa es positivista, no defiende nada, solo defiende la existencia del derecho. Para la SCJN y en particular para Norma Piña, la sociedad no existe, solo la constitución. Es el thatcherismo llevado al derecho.

Este golpe de la SCJN es solo una parte de un golpe de estado en cámara lenta, un golpe más amplio que seguramente fallará en el 2024 y se convertirá en un putsch, es decir, en un intento fallido y reaccionario de tomar el poder en México. La SCJN prepara en cámara lenta un terreno jurídico que le da a la oposición la alternativa de perder en las urnas, carecer de mandato democrático e incluso de representación formal y seguir atacando el proyecto democráticamente electo de López Obrador y su sucesor/a. La comprobación de ello es que los recursos tramitados por opositores al gobierno han encontrado rapidez y prioridad en la SCJN. Las resoluciones de la SCJN favorecen a la oposición. En resumen, el criterio jurídico de la SCJN coincide con el criterio político de la oposición.

El golpe de estado técnico es un golpe impotente, es un golpe conservador en el sentido más puro de la palabra. El golpe de estado técnico es una estrategia paralizante. Nace también del voluntarismo que es el centro de la doctrina jurídica de Norma Piña. En sus “Líneas generales de trabajo” que propuso antes de ser electa, se lee la siguiente declaración de guerra a la sociedad: Estoy convencida de que la independencia judicial no sólo se alcanza a través del diseño legal e institucional, sino que brota, nace, de la conciencia del juzgador.

Para Norma Piña, la única persona que puede decirle al juez cómo oponerse a la sociedad o colaborar con ella es el juez mismo. La ministra Piña ya ha tomado su decisión y su conciencia le dicta ir en contra del mandato democrático del presidente López Obrador. No por nada, fundamentó su plan de trabajo en el eje de la “independencia judicial” y seleccionó una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos donde se protegen los derechos individuales de un juez en contra de la judicatura de Chile. Para Norma Piña lo más importante de la justicia, es proteger a los jueces y nada más.

La definición de un golpe de estado dice que consiste en sustituir un poder establecido por otro distinto, en acciones promovidas por grupos pequeños y generalmente a través de las armas o del uso ilegal de los instrumentos del Estado. En días pasados, el presidente López Obrador caracterizó los constantes fallos de la Suprema Corte de Justicia en contra de acciones, obras y reformas de su gobierno como un golpe de estado técnico. Analizar este concepto da pie a interpretar el actuar de los ministros de la suprema corte en un sentido más amplio.

La SCJN exhibe un patrón de oponerse a las medidas del poder ejecutivo por sistema. La argumentación jurídica es tan flexible que permite casi cualquier cosa, así que confiar en que los jueces “defienden la constitución” como si hubiera un criterio de interpretación único de constitucionalidad, un criterio verdadero, es un falso entendimiento de cómo funciona el poder judicial. En realidad, dentro del poder judicial se libran batallas de interpretación, debido a que los jueces vienen de distintas tradiciones ideológicas. No en vano los presidentes nombran candidatos a la SCJN afines a su ideología política, sea de derecha o izquierda. Ahora mismo, cualquier análisis arroja que la SCJN tiene una mayoría conservadora.

Esto significa que ahora es el poder judicial es el poder más retardatario de los 3 poderes en México, el único que ha cambiado en el sentido inverso al sentido social, al sentido común. El único poder más retardatario que el poder judicial está fuera de los instrumentos de Estado y es el poder económico, como ejemplifican las negociaciones entre el Gobierno de México y Germán Larrea, una encarnación de ese poder fáctico y corrupto que y tiene la suficiente fuerza para forzar a una negociación.

Este golpe de estado técnico no tomará por sí solo el poder. El golpe de estado técnico solo tiene los medios para sustituir la acción ejecutiva y legislativa por parálisis. Su defensa es positivista, no defiende nada, solo defiende la existencia del derecho. Para la SCJN y en particular para Norma Piña, la sociedad no existe, solo la constitución. Es el thatcherismo llevado al derecho.

Este golpe de la SCJN es solo una parte de un golpe de estado en cámara lenta, un golpe más amplio que seguramente fallará en el 2024 y se convertirá en un putsch, es decir, en un intento fallido y reaccionario de tomar el poder en México. La SCJN prepara en cámara lenta un terreno jurídico que le da a la oposición la alternativa de perder en las urnas, carecer de mandato democrático e incluso de representación formal y seguir atacando el proyecto democráticamente electo de López Obrador y su sucesor/a. La comprobación de ello es que los recursos tramitados por opositores al gobierno han encontrado rapidez y prioridad en la SCJN. Las resoluciones de la SCJN favorecen a la oposición. En resumen, el criterio jurídico de la SCJN coincide con el criterio político de la oposición.

El golpe de estado técnico es un golpe impotente, es un golpe conservador en el sentido más puro de la palabra. El golpe de estado técnico es una estrategia paralizante. Nace también del voluntarismo que es el centro de la doctrina jurídica de Norma Piña. En sus “Líneas generales de trabajo” que propuso antes de ser electa, se lee la siguiente declaración de guerra a la sociedad: Estoy convencida de que la independencia judicial no sólo se alcanza a través del diseño legal e institucional, sino que brota, nace, de la conciencia del juzgador.

Para Norma Piña, la única persona que puede decirle al juez cómo oponerse a la sociedad o colaborar con ella es el juez mismo. La ministra Piña ya ha tomado su decisión y su conciencia le dicta ir en contra del mandato democrático del presidente López Obrador. No por nada, fundamentó su plan de trabajo en el eje de la “independencia judicial” y seleccionó una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos donde se protegen los derechos individuales de un juez en contra de la judicatura de Chile. Para Norma Piña lo más importante de la justicia, es proteger a los jueces y nada más.