/ jueves 11 de febrero de 2021

Al rescate de nuestro patrimonio

El Puente de las Damas es uno de los múltiples vestigios de la magnífica ciudad criolla en la que se convirtió la ciudad de Guadalajara en los primeros siglos de su fundación. La mayoría de los barrios más tradicionales tienen bajo su suelo múltiples ejemplos de esa aculturación. No sólo me refiero a las hermosas edificaciones como San Sebastián de Analco o la Basílica de Huentitán así como la propia Catedral metropolitana y el Liceo de Varones hoy museo de Antropología e Historia, sino a esa infraestructura que seguramente existió y hoy sólo escudriñando en nuestro subsuelo podríamos redescubrir.

De ahí la importancia de todo tipo de investigación documental como la realizada por Enrique Vázquez para Milenio en la cual escribe que “El puente de Las Damas, edificado entre 1791 y 1792 y que ha permanecido en la parte subterránea de la calle Colón esquina con La Paz, en el barrio de Mexicaltzingo quedará habilitado para su apertura a finales de febrero como museo de sitio”, basándose, Vázquez, en lo informado por Ignacio Gómez Arriola, perito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quien cuenta con la experiencia de haber asesorado desde la proyectación de su restauración.

Este sitio se podría concatenar a otros que merecen el mismo tratamiento para su rescate, restauración y entrega a la cultura de los jaliscienses que va más allá del futbol, las ahogadas y las jericallas. Tan sólo los túneles existentes entre los primeros templos católicos y la Catedral metropolitana con vestigios hispánicos, serían una excelente oportunidad empezando por las obras menores pero trascendentes como otro puente relativamente abandonado y que todavía se mantiene de pie en el cruce de la Avenida Montevideo y Américas y que permitió el paso de ese río hoy entubado y que cruza el terreno arbolado del Guadalajara Country Club.

Al respecto de estos pendientes en nuestra enorme ciudad histórica, el Dr. Alfredo Alcántar Director del Instituto de Estudios sobre Centros Históricos de la Universidad de Guadalajara, señala que “La ubicación de Guadalajara en el Valle de Atemajac a partir de 1542, hizo necesario dotarla de infraestructura vial para la adecuada comunicación primero con las planicies contiguas, separadas por afluentes naturales y con los pueblos de indios, fuente de abasto de servicios, además de puntos de arranque con caminos importantes. Una serie de puentes conectores entre la ciudad la parte oriente del cauce del río San Juan de Dios se hicieron presentes a lo largo del periodo colonial, los cuales fueron apareciendo conforme se iba incrementando la superficie urbana, algunos muy modestos y otros de gran importancia como el de Medrano, conector con el pueblo indígena de Analco, la Garita de San Pedro y el camino Real a México. Otras vialidades fueron también importantes, sin embargo se mantenían interrumpidas por arroyos de temporal, como fue la conexión con el sur de la ciudad, obstaculizada por el arroyo del Arenal, proveniente de derivaciones procedentes del bosque de La Primavera y del cerro del Cuatro, con aterrizaje en el río San Juan de Dios; el mencionado escurrimiento provocaba complicaciones de comunicación entre la ciudad y el pueblo vecino de Mexicaltzingo y por ende con el Camino Real a Colima.”

Tanta riqueza patrimonial, nos permite establecer los necesarios museos de sitio para reforzar nuestra cultura tapatía al superarnos como cuna de la mexicanidad y recuperar la aculturación de la que somos producto con españoles y mano de obra nativa con casi 500 años de historia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com

El Puente de las Damas es uno de los múltiples vestigios de la magnífica ciudad criolla en la que se convirtió la ciudad de Guadalajara en los primeros siglos de su fundación. La mayoría de los barrios más tradicionales tienen bajo su suelo múltiples ejemplos de esa aculturación. No sólo me refiero a las hermosas edificaciones como San Sebastián de Analco o la Basílica de Huentitán así como la propia Catedral metropolitana y el Liceo de Varones hoy museo de Antropología e Historia, sino a esa infraestructura que seguramente existió y hoy sólo escudriñando en nuestro subsuelo podríamos redescubrir.

De ahí la importancia de todo tipo de investigación documental como la realizada por Enrique Vázquez para Milenio en la cual escribe que “El puente de Las Damas, edificado entre 1791 y 1792 y que ha permanecido en la parte subterránea de la calle Colón esquina con La Paz, en el barrio de Mexicaltzingo quedará habilitado para su apertura a finales de febrero como museo de sitio”, basándose, Vázquez, en lo informado por Ignacio Gómez Arriola, perito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quien cuenta con la experiencia de haber asesorado desde la proyectación de su restauración.

Este sitio se podría concatenar a otros que merecen el mismo tratamiento para su rescate, restauración y entrega a la cultura de los jaliscienses que va más allá del futbol, las ahogadas y las jericallas. Tan sólo los túneles existentes entre los primeros templos católicos y la Catedral metropolitana con vestigios hispánicos, serían una excelente oportunidad empezando por las obras menores pero trascendentes como otro puente relativamente abandonado y que todavía se mantiene de pie en el cruce de la Avenida Montevideo y Américas y que permitió el paso de ese río hoy entubado y que cruza el terreno arbolado del Guadalajara Country Club.

Al respecto de estos pendientes en nuestra enorme ciudad histórica, el Dr. Alfredo Alcántar Director del Instituto de Estudios sobre Centros Históricos de la Universidad de Guadalajara, señala que “La ubicación de Guadalajara en el Valle de Atemajac a partir de 1542, hizo necesario dotarla de infraestructura vial para la adecuada comunicación primero con las planicies contiguas, separadas por afluentes naturales y con los pueblos de indios, fuente de abasto de servicios, además de puntos de arranque con caminos importantes. Una serie de puentes conectores entre la ciudad la parte oriente del cauce del río San Juan de Dios se hicieron presentes a lo largo del periodo colonial, los cuales fueron apareciendo conforme se iba incrementando la superficie urbana, algunos muy modestos y otros de gran importancia como el de Medrano, conector con el pueblo indígena de Analco, la Garita de San Pedro y el camino Real a México. Otras vialidades fueron también importantes, sin embargo se mantenían interrumpidas por arroyos de temporal, como fue la conexión con el sur de la ciudad, obstaculizada por el arroyo del Arenal, proveniente de derivaciones procedentes del bosque de La Primavera y del cerro del Cuatro, con aterrizaje en el río San Juan de Dios; el mencionado escurrimiento provocaba complicaciones de comunicación entre la ciudad y el pueblo vecino de Mexicaltzingo y por ende con el Camino Real a Colima.”

Tanta riqueza patrimonial, nos permite establecer los necesarios museos de sitio para reforzar nuestra cultura tapatía al superarnos como cuna de la mexicanidad y recuperar la aculturación de la que somos producto con españoles y mano de obra nativa con casi 500 años de historia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com