/ jueves 3 de junio de 2021

¿Y después de las elecciones qué?

Abel Campirano

Una vez que pase la elección, se hagan los conteos, se lleven a cabo los procesos de impugnaciones que seguramente habrá y se declaren finalmente quienes son los vencedores y se les otorguen las constancias de mayoría, vendrá lo bueno.

Dos retos formidables: el primero, restañar las heridas. Limar las asperezas, olvidarse de los rencores.

El segundo, ponernos a trabajar todos, sumarnos vencidos, vencedores y ciudadanos a la tarea en pro del bien común.

Suena simple, pero es extremadamente complejo porque hay obstáculos igual de tremendos; no resulta fácil olvidar las campañas llenas de acusaciones y descalificaciones; tampoco es tarea sencilla quitarse el uniforme del partido postulante para ponerse el overol y trabajar en bien de los demás.

Pero por el bien de todos hay que hacerlo. Una analogía nos puede ayudar a clarificar la idea.

El Campeonato mexicano de futbol recién acaba de terminar. Se coronó campeón el Cruz Azul después de disputar la final con el Santos de Torreón.

Quedaron en el camino el América, el Guadalajara, los Tigres y otros quince equipos que disputaron a lo largo de 17 jornadas igual de extenuantes y emocionantes. Finalmente uno solo quedó campeón.

Los otros 17 equipos, cada uno con sus propios seguidores fieles y apasionados tendrán que esperar otro torneo más para ver realizados sus sueños, y sí, ya sé que usted está pensando en que uno de ellos tiene más de 70 años esperando volver a ser campeón. Pero bueno, se acabó el torneo y la disputa.

Pero todos los aficionados, sean del Guadalajara, del Atlas, del América, del Cruz Azul del Toluca o de cualquiera, se olvidan de sus colores cuando de la selección se trata; juega la selección mexicana y todos nos unimos al equipo porque es el equipo de todos.

Pues lo mismo debería suceder cuando concluyen las campañas electorales; ahí termina el torneo. Entonces, tendremos que unirnos en torno al proyecto ganador hayamos votado por él o no, porque lo que realmente interesa es el bien común, independientemente de las filias y las fobias. Todos estamos en el mismo barco.

Los favorecidos con el voto tendrán que trabajar no para los partidos que los postularon sino para trabajar en pro de la ciudadanía en general independientemente del número de electores que no votaron por ellos.

Los elegidos, deben entender bien que llegaron para ocupar un cargo público, por el honor de servir a los ciudadanos; no llegan para despacharse con la cuchara grande, para servirse del puesto; ya no juegan para el equipo sino para la selección, es decir no trabajarán para su instituto político ahora trabajarán para la comunidad que habrán de Gobernar.

Esa es la mentalidad que deben asumir los ganadores una vez concluido el proceso electoral y no se trata de hablar dogmáticamente sino de actuar con sentido común, con lógica elemental; te elegimos para que gobiernes para todos, no para tu partido, para ti o en beneficio de tu familia o de tus amigos; tu responsabilidad es enorme y tienes en tus hombros el peso y la vergüenza de honrar tu palabra empeñada en la contienda electoral.

Suerte a todos y cada uno de los candidatos y a los que ganen solo les pediremos que honren su palabra.

* Doctor en Derecho

Abel Campirano

Una vez que pase la elección, se hagan los conteos, se lleven a cabo los procesos de impugnaciones que seguramente habrá y se declaren finalmente quienes son los vencedores y se les otorguen las constancias de mayoría, vendrá lo bueno.

Dos retos formidables: el primero, restañar las heridas. Limar las asperezas, olvidarse de los rencores.

El segundo, ponernos a trabajar todos, sumarnos vencidos, vencedores y ciudadanos a la tarea en pro del bien común.

Suena simple, pero es extremadamente complejo porque hay obstáculos igual de tremendos; no resulta fácil olvidar las campañas llenas de acusaciones y descalificaciones; tampoco es tarea sencilla quitarse el uniforme del partido postulante para ponerse el overol y trabajar en bien de los demás.

Pero por el bien de todos hay que hacerlo. Una analogía nos puede ayudar a clarificar la idea.

El Campeonato mexicano de futbol recién acaba de terminar. Se coronó campeón el Cruz Azul después de disputar la final con el Santos de Torreón.

Quedaron en el camino el América, el Guadalajara, los Tigres y otros quince equipos que disputaron a lo largo de 17 jornadas igual de extenuantes y emocionantes. Finalmente uno solo quedó campeón.

Los otros 17 equipos, cada uno con sus propios seguidores fieles y apasionados tendrán que esperar otro torneo más para ver realizados sus sueños, y sí, ya sé que usted está pensando en que uno de ellos tiene más de 70 años esperando volver a ser campeón. Pero bueno, se acabó el torneo y la disputa.

Pero todos los aficionados, sean del Guadalajara, del Atlas, del América, del Cruz Azul del Toluca o de cualquiera, se olvidan de sus colores cuando de la selección se trata; juega la selección mexicana y todos nos unimos al equipo porque es el equipo de todos.

Pues lo mismo debería suceder cuando concluyen las campañas electorales; ahí termina el torneo. Entonces, tendremos que unirnos en torno al proyecto ganador hayamos votado por él o no, porque lo que realmente interesa es el bien común, independientemente de las filias y las fobias. Todos estamos en el mismo barco.

Los favorecidos con el voto tendrán que trabajar no para los partidos que los postularon sino para trabajar en pro de la ciudadanía en general independientemente del número de electores que no votaron por ellos.

Los elegidos, deben entender bien que llegaron para ocupar un cargo público, por el honor de servir a los ciudadanos; no llegan para despacharse con la cuchara grande, para servirse del puesto; ya no juegan para el equipo sino para la selección, es decir no trabajarán para su instituto político ahora trabajarán para la comunidad que habrán de Gobernar.

Esa es la mentalidad que deben asumir los ganadores una vez concluido el proceso electoral y no se trata de hablar dogmáticamente sino de actuar con sentido común, con lógica elemental; te elegimos para que gobiernes para todos, no para tu partido, para ti o en beneficio de tu familia o de tus amigos; tu responsabilidad es enorme y tienes en tus hombros el peso y la vergüenza de honrar tu palabra empeñada en la contienda electoral.

Suerte a todos y cada uno de los candidatos y a los que ganen solo les pediremos que honren su palabra.

* Doctor en Derecho