Independientemente de que el terrorismo la guerrilla y la delincuencia organizada sean de origen distinto y tengan objetivos diferentes, los tres son dañinos para la sociedad. A grandes rasgos y sin entrar a un análisis profundo puede decirse que; terrorismo y guerrilla tienen origen dogmático, político y hasta religioso, el de la delincuencia básicamente es económico.
El presidente Trump, de acuerdo a sus leyes – y capricho – pretende clasificar a la delincuencia organizada de México como terrorismo. Ello justificaría, solo desde su perspectiva, la participación de tropas americanas en cualquier lugar del mundo, incluido México, donde se deba combatir este flagelo, pero comparar a la delincuencia organizada mexicana como terrorismo, es otra cosa y tiene varias aristas, una de ellas, es que se pueda utilizar de pretexto para que ingresen tropas en Territorio Nacional, atropellando la soberanía. El punto al que se ha llegado, es producto de la tibieza de las autoridades mexicanas en el combate a la delincuencia. El pretexto ha sido la agresión en los límites de los estados de Chihuahua y Sonora contra la familia LeBaron, donde lamentablemente, fallecieron niños y mujeres. Todos ellos ciudadanos mexicanos, pero también con ciudadanía de los Estados Unidos de Norteamérica. La declaración de Trump se da en el Marco de la campaña presidencial en la que está inmerso nuestro vecino del norte, pero su repercusión hacia México entre sus muchas aristas, una apunta directamente al corazón del sentimiento de los mexicanos. Se puede considerar como una afrenta a México. Todos los mexicanos debemos estar unidos entre nosotros y con nuestras instituciones, incluida la presidencia, frente a esta reacción del gobierno de Trump, pero tampoco perdamos de vista la oportunidad que encuentra Trump, por las facilidades que el gobierno actual le ha dado, en función de su tibieza en las decisiones. Ojalá esto se resuelva favorablemente a México y para los mexicanos, pero también debe de marcar un parte aguas en la lucha contra la delincuencia y el tráfico de drogas.
El tema señala el mercado de consumidores de droga en los Estados Unidos que nos afecta y la costumbre de los países, de alimentar cualquier conflicto extranjero para vender armas, también tiene repercusiones en México.
Ellos consumen la droga que pasa por nuestro territorio, pero cuando el mercado se satura, se promueve el consumo entre nuestros jóvenes. A la delincuencia la arman los grandes fabricantes de armas y nosotros ponemos los muertos. La solución debe aplicarse de manera inmediata, no solo con una política a largo plazo, el problema requiere de inmediatez, hay que brindarle soluciones a la ciudadanía que la están matando y una de ellas puede ser aprovechando la cercanía de los censos económicos tanto de Estados Unidos como de México que se busque la manera – muy difícil parece – que incluya preguntas que discretamente, arrojen datos que ayuden a construir soluciones. Hacer una evaluación de cuántos mexicanos están involucrados como consumidores vendedores o trabajadores en la industria del narcotráfico y la delincuencia, se antoja difícil, por las trabas de los Derechos Humanos, pero sin duda, es un tema necesario que debemos de tener claro todos. Si pudiéramos saber, cuántos mexicanos están dedicados a la delincuencia en todas sus manifestaciones, podríamos tener un dato sólido para buscar soluciones realistas prácticas y viables, no basados en ocurrencias y percepciones. Ahora sí, la cancha está en el lado de los expertos, los profesores sabemos como elaborar un examen para obtener la información necesaria en nuestras materias, el censo 2020, elaborado por expertos de todas las materias que se requieran, con cuidado, talento, sumados al censo mundial pueden obtener la mayor cantidad de información que represente una fotografía y radiografía fiel de quienes somos y que hacemos, para saber a donde vamos o a donde queremos ir, evitando la clásica, chocante y engañosa frase de “yo tengo otros datos”.
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