/ sábado 2 de noviembre de 2019

Relación ríspida del Presidente con la prensa

Durante sus campañas Obrador, mantuvo una actitud beligerante frente a los medios de comunicación, los señalaba de adversarios que tergiversaban la información, entonces reconocía a pocos medios como imparciales, Aristegui, La Jornada, El Reforma y la revista Proceso, ahora en el gobierno con excepción de Aristegui a quien le consiguió un espacio en radio, los demás ya son sus adversarios.

El fenómeno se explica, porque en la comodidad de ser oposición, le permitió hacer señalamientos al gobierno y difundir sus opiniones críticas que forman parte del equilibrio en el ejercicio del poder. Siendo ahora gobierno le resulta incomoda la crítica. Los medios de comunicación así como los reporteros y los comunistas tienen la función social de ejercer la crítica al gobierno, no siempre constructiva, cumple con la función de frenar los eventuales abusos del poder o del aparato burocrático y con ello hacer señalamientos que contribuyan al mejoramiento de la administración, evitando que se abuse del poder, no obstante, a pesar de su función, en el sexenio pasado se abusó del poder y hubo altísimos niveles de corrupción. Sin la participación de los medios de comunicación, el desorden seguramente habría sido peor.

Los medios de comunicación tienen como función primordial equilibrar el uso del poder del gobierno. Mantener en la medida de lo posible una actitud objetiva, señalar los aciertos del gobierno cuando los haya, sin llegar a la exageración, sin perder de vista que los aciertos, si los hay, son simplemente parte de la obligación de cumplir con su responsabilidad, pero ser implacable con los errores para que se corrijan. De ninguna manera esta en su función alabar y aplaudir al gobernante en turno, cuya obligación es hacer bien su trabajo, con y sin reconocimientos o aplausos.

De alguna manera los medios de comunicación, dan la voz a esa parte de los gobernados que no tienen posibilidades de hacerse escuchar.

Ahora las redes sociales significan una manera más rápida de expresar opiniones, incluyendo la manipulación con bots que también es evidente.

Los medios son el vehículo o herramienta de difusión del pensamiento o mensaje de una sociedad o de una parte de la sociedad, pero nunca son el origen ni emisores del mensaje, ese proviene de otras fuentes, por eso cuando vemos la irritación del presidente por una información que le resulta incómoda, evidencia el desconocimiento del origen, y cuando desata su ira, exhibe su ignorancia, en lugar de rescatar el mensaje de desaprobación que debe obligarle a corregir o al menos reflexionar, si se está en lo correcto o no.

El presidente Obrador ha insistido que la comunicación es de dos vías, quizá se refiera a la tesis de Francisco Huerta de periodismo civil, pero está confundido, es de dos vías porque el proceso de comunicación incluye un emisor y un receptor, que a su vez también, el receptor, se vuelve transmisor, cerrando el círculo de comunicación haciéndolo más fluido, enriquecido con la deliberación o confrontación de ideas, cosa que no le gusta al Presidente, pero Huerta se refería al pueblo común que no tenía manera de expresarse, ahora lo hace a través de las redes sociales, y aún así es cuestionable por los bots. Esta semana en el extremo de su ira, dijo a los periodistas que mordían la mano de quien les quitó el bozal, asumiendo que la libertad de expresión es un logro de él, comparando a la prensa con perros. La libertad de expresión siempre ha encontrado su cauce, es producto de quienes escriben sin censura, la cantidad de errores y horrores, según trasciende de su círculo cercano, se debe a su terquedad o necedad, como Obrador mismo lo dice, de no escuchar a quienes saben, ojalá que escuche a quienes siendo cercanos, simpatizantes y luchadores junto a el desde hace muchos años, conservan la ecuanimidad y autoridad moral para señalar fallas y le aconsejan como corregirlas.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot

Durante sus campañas Obrador, mantuvo una actitud beligerante frente a los medios de comunicación, los señalaba de adversarios que tergiversaban la información, entonces reconocía a pocos medios como imparciales, Aristegui, La Jornada, El Reforma y la revista Proceso, ahora en el gobierno con excepción de Aristegui a quien le consiguió un espacio en radio, los demás ya son sus adversarios.

El fenómeno se explica, porque en la comodidad de ser oposición, le permitió hacer señalamientos al gobierno y difundir sus opiniones críticas que forman parte del equilibrio en el ejercicio del poder. Siendo ahora gobierno le resulta incomoda la crítica. Los medios de comunicación así como los reporteros y los comunistas tienen la función social de ejercer la crítica al gobierno, no siempre constructiva, cumple con la función de frenar los eventuales abusos del poder o del aparato burocrático y con ello hacer señalamientos que contribuyan al mejoramiento de la administración, evitando que se abuse del poder, no obstante, a pesar de su función, en el sexenio pasado se abusó del poder y hubo altísimos niveles de corrupción. Sin la participación de los medios de comunicación, el desorden seguramente habría sido peor.

Los medios de comunicación tienen como función primordial equilibrar el uso del poder del gobierno. Mantener en la medida de lo posible una actitud objetiva, señalar los aciertos del gobierno cuando los haya, sin llegar a la exageración, sin perder de vista que los aciertos, si los hay, son simplemente parte de la obligación de cumplir con su responsabilidad, pero ser implacable con los errores para que se corrijan. De ninguna manera esta en su función alabar y aplaudir al gobernante en turno, cuya obligación es hacer bien su trabajo, con y sin reconocimientos o aplausos.

De alguna manera los medios de comunicación, dan la voz a esa parte de los gobernados que no tienen posibilidades de hacerse escuchar.

Ahora las redes sociales significan una manera más rápida de expresar opiniones, incluyendo la manipulación con bots que también es evidente.

Los medios son el vehículo o herramienta de difusión del pensamiento o mensaje de una sociedad o de una parte de la sociedad, pero nunca son el origen ni emisores del mensaje, ese proviene de otras fuentes, por eso cuando vemos la irritación del presidente por una información que le resulta incómoda, evidencia el desconocimiento del origen, y cuando desata su ira, exhibe su ignorancia, en lugar de rescatar el mensaje de desaprobación que debe obligarle a corregir o al menos reflexionar, si se está en lo correcto o no.

El presidente Obrador ha insistido que la comunicación es de dos vías, quizá se refiera a la tesis de Francisco Huerta de periodismo civil, pero está confundido, es de dos vías porque el proceso de comunicación incluye un emisor y un receptor, que a su vez también, el receptor, se vuelve transmisor, cerrando el círculo de comunicación haciéndolo más fluido, enriquecido con la deliberación o confrontación de ideas, cosa que no le gusta al Presidente, pero Huerta se refería al pueblo común que no tenía manera de expresarse, ahora lo hace a través de las redes sociales, y aún así es cuestionable por los bots. Esta semana en el extremo de su ira, dijo a los periodistas que mordían la mano de quien les quitó el bozal, asumiendo que la libertad de expresión es un logro de él, comparando a la prensa con perros. La libertad de expresión siempre ha encontrado su cauce, es producto de quienes escriben sin censura, la cantidad de errores y horrores, según trasciende de su círculo cercano, se debe a su terquedad o necedad, como Obrador mismo lo dice, de no escuchar a quienes saben, ojalá que escuche a quienes siendo cercanos, simpatizantes y luchadores junto a el desde hace muchos años, conservan la ecuanimidad y autoridad moral para señalar fallas y le aconsejan como corregirlas.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot