/ sábado 17 de noviembre de 2018

Plan de Seguridad y Pacificación con ley cancelada

Trascendió que en la Suprema Corte se alcanzaron los votos necesarios para declarar nula la Ley de Seguridad Interior, elaborada para regular la participación de las fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior, el argumento es que el Congreso Federal no está facultado para legislar en la materia. Como recordamos, la ley surge a petición del secretario de la Defensa para regularizar su participación en estas tareas, ahora, con el pretexto de un cambio de Gobierno y cambio de estrategia los ministros deciden cancelar la ley, no obstante que el mimo presidente de la República, Peña Nieto, nunca hizo uso de ella, inclusive así lo declaró cuando vio las controversias sobre la materia, sin embargo la necesidad de resolver el problema de la violencia y delincuencia en todo el país supuso una solución para el tema.

Esta semana también el presidente electo dio a conocer el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024. En él, se pretende explicar el diagnóstico de la violencia y delincuencia identificando sus causas y la manera de abordar el problema. Respecto a las fuerzas armadas y la promesa de regresarlos a los cuarteles y los barcos, nada mas cambian de uniforme, pero la actitud persiste, ahora sin la ley también sin regulación, sobre el argumento de que se crea una nueva estrategia.

Lo relevante en el Plan es el enfoque integral del problema, con el defecto de privilegiar como origen la corrupción, que si bien es una parte importante del problema no es el principal. La atención incluye políticas públicas que garanticen estabilidad entre los jóvenes que les desalienten a participar en la delincuencia o a consumir drogas, fortalecer un esquema de oportunidad y escuelas que les rescaten de los riesgos de formar parte de los grupos delincuenciales, la idea es buena, el problema surge cuando pensamos en jóvenes de menos de 23 años, que hoy traen camionetas del año, armas de alto calibre, dinero y esa sensación de sentirse poderosos que solo la fuerza de las armas les puede otorgar. Como convencer a esos jóvenes que depongan las armas y hagan algo que nunca han sabido hacer, trabajar honradamente, como convencerlos y sobre todo, en cuanto tiempo estarían en posibilidades -por la vía pacífica y honrada- de obtener una camioneta cara y del año dinero en grandes cantidades y poder.

El reto no es menor, convencer a esos jóvenes resulta un desafío, frente a tenerlo hoy y ahora o esperar a la incertidumbre, de lograrlo o no lograrlo nunca y no tener acceso a ello nunca, para ellos es mejor aunque arriesguen la vida que esperar toda una vida y no conseguirlo jamás.

El tema es desde luego de valores familiares y culturales pero, se está en el momento de lograr ese cambio de mentalidad, yo no estoy tan seguro, pero sí tengo claro que por algo debe empezarse.

El pueblo, pero sobre todo los jóvenes, rechazan las mentiras, lo que no sucede mucho con los adultos, por concupiscencia o complacencia -mezcla de complicidad y resignación- que no sucede con los jóvenes, y es a ellos a quienes habrá de dedicarse atención cultura y educación, no necesariamente consideraciones que rayen en alcahueterías que dañan más que educar. La estrategia con los coordinadores estatales o superdelegados y el presidente diario a las seis de la mañana, debe dar resultados, pero eso solo, que es mucho, no basta.


sadot16@hotmail.com


Trascendió que en la Suprema Corte se alcanzaron los votos necesarios para declarar nula la Ley de Seguridad Interior, elaborada para regular la participación de las fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior, el argumento es que el Congreso Federal no está facultado para legislar en la materia. Como recordamos, la ley surge a petición del secretario de la Defensa para regularizar su participación en estas tareas, ahora, con el pretexto de un cambio de Gobierno y cambio de estrategia los ministros deciden cancelar la ley, no obstante que el mimo presidente de la República, Peña Nieto, nunca hizo uso de ella, inclusive así lo declaró cuando vio las controversias sobre la materia, sin embargo la necesidad de resolver el problema de la violencia y delincuencia en todo el país supuso una solución para el tema.

Esta semana también el presidente electo dio a conocer el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024. En él, se pretende explicar el diagnóstico de la violencia y delincuencia identificando sus causas y la manera de abordar el problema. Respecto a las fuerzas armadas y la promesa de regresarlos a los cuarteles y los barcos, nada mas cambian de uniforme, pero la actitud persiste, ahora sin la ley también sin regulación, sobre el argumento de que se crea una nueva estrategia.

Lo relevante en el Plan es el enfoque integral del problema, con el defecto de privilegiar como origen la corrupción, que si bien es una parte importante del problema no es el principal. La atención incluye políticas públicas que garanticen estabilidad entre los jóvenes que les desalienten a participar en la delincuencia o a consumir drogas, fortalecer un esquema de oportunidad y escuelas que les rescaten de los riesgos de formar parte de los grupos delincuenciales, la idea es buena, el problema surge cuando pensamos en jóvenes de menos de 23 años, que hoy traen camionetas del año, armas de alto calibre, dinero y esa sensación de sentirse poderosos que solo la fuerza de las armas les puede otorgar. Como convencer a esos jóvenes que depongan las armas y hagan algo que nunca han sabido hacer, trabajar honradamente, como convencerlos y sobre todo, en cuanto tiempo estarían en posibilidades -por la vía pacífica y honrada- de obtener una camioneta cara y del año dinero en grandes cantidades y poder.

El reto no es menor, convencer a esos jóvenes resulta un desafío, frente a tenerlo hoy y ahora o esperar a la incertidumbre, de lograrlo o no lograrlo nunca y no tener acceso a ello nunca, para ellos es mejor aunque arriesguen la vida que esperar toda una vida y no conseguirlo jamás.

El tema es desde luego de valores familiares y culturales pero, se está en el momento de lograr ese cambio de mentalidad, yo no estoy tan seguro, pero sí tengo claro que por algo debe empezarse.

El pueblo, pero sobre todo los jóvenes, rechazan las mentiras, lo que no sucede mucho con los adultos, por concupiscencia o complacencia -mezcla de complicidad y resignación- que no sucede con los jóvenes, y es a ellos a quienes habrá de dedicarse atención cultura y educación, no necesariamente consideraciones que rayen en alcahueterías que dañan más que educar. La estrategia con los coordinadores estatales o superdelegados y el presidente diario a las seis de la mañana, debe dar resultados, pero eso solo, que es mucho, no basta.


sadot16@hotmail.com