/ lunes 29 de abril de 2019

Las cosquillas multifuncionales

El Diccionario de la Real Academia Española, define a las cosquillas como una excitación nerviosa acompañada de risa involuntaria, que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente. También se define como excitación o estimulación producida por el roce suave sobre algunas partes del cuerpo, que provoca sensaciones agradables o desagradables y, normalmente, risa involuntaria.

De varios estudios realizados de algunos orígenes de las cosquillas, se han determinado que no son un comportamiento exclusivo del ser humano, se presentan en diversos animales y son bastante comunes en los mamíferos, de lo cual cabría esperar que su origen es anterior al del hombre, y las peculiaridades en el mismo no se deberían al origen del mecanismo, sino a adaptaciones posteriores.

También se ha determinado que uno mismo no puede hacerse cosquillas y obtener como resultado la risa en virtud de que un mecanismo producido por el cerebelo, bloquea la sensibilidad que se provoca por esta acción, aunque en el futuro, por medio de la tecnología robótica, pudiera ser provocada esta autoinducción.

Las cosquillas, junto con la risa y las sensaciones que provocan, están relacionadas con un neurotransmisor que está presente en varias áreas del cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo, neurotransmisor que biológicamente se le conoce como dopamina y que se activa cuando nos tocan en algunas partes del cuerpo, es así como nuestro cerebro registra estas sensaciones teniendo como resultado la risa.

Ahora bien, las cosquillas tienen mucha importancia, estrechan una mejor relación entre padres e hijos en virtud de que el cosquilleo que mutuamente pueden proporcionarse hace sentir un mejor acercamiento y no digamos cuando los hijos son pequeños; cuando se identifica en nuestro cerebro las neuronas de las cosquillas, mejora nuestro estado de ánimo, cambiando nuestro humor en forma positiva, además que psicológicamente nos ayuda a bajar el estrés.

Pero, como todo, las cosquillas también pueden convertirse en procedimientos de tortura. La más popular es en la planta de los pies.

Históricamente se sabe que los romanos utilizaban grandes tablas de madera para sujetar a las personas por los tobillos, hecho lo anterior, les bañaban los pies con sal y arrimaban cabras que con sus lenguas rugosas lamían los pies de la víctima produciendo cosquillas en un principio, pero luego dejando marcas y ampollas.

En la Edad Media, las cosquillas se utilizaron como medio de castigo para la realeza o para personas importantes ya que no dejaba marcas ni heridas, en este sentido se utilizaban instrumentos como: plumas, plumeros, cepillos, las manos o cualquier objeto de terciopelo o algo que simplemente provocara las cosquillas, sobresaliendo de estos las plumas.

En otro orden de ideas, la psicóloga Christine Harris de la Universidad de California, sostiene que la parte del cuerpo más sensible que experimenta las cosquillas, son las axilas, enseguida la cintura, las costillas, los pies y las rodillas, todo en orden decreciente. A su vez con el investigador Chistenfeld, concluyeron que la risa producida por cosquillas, no refleja el mismo estado mental que la risa producida por la comedia, el teatro o el humor.

Finalmente, las cosquillas se pueden definir en débiles y fuertes, estas solo observadas en los primates. El origen de las cosquillas puede deberse a su operación como un mecanismo que afianza los vínculos familiares, sociales y su función como un estímulo sexual, aunque esta última función se ha relegado en estos tiempos a un papel más discreto de una connotación sensual y no directamente sexual.

Apreciable lector, seguro estoy que muchos hemos pasado por estos aspectos y nos damos cuenta que las cosquillas son multifuncionales ya que nos ayudan a mejorar en varios estados biológicos y psicológicos por los que pasamos en la vida, también vemos como en la historia se le ha dado otro uso a esta sensación, gracias y hasta la próxima edición, saludos.


*Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu,mx

El Diccionario de la Real Academia Española, define a las cosquillas como una excitación nerviosa acompañada de risa involuntaria, que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente. También se define como excitación o estimulación producida por el roce suave sobre algunas partes del cuerpo, que provoca sensaciones agradables o desagradables y, normalmente, risa involuntaria.

De varios estudios realizados de algunos orígenes de las cosquillas, se han determinado que no son un comportamiento exclusivo del ser humano, se presentan en diversos animales y son bastante comunes en los mamíferos, de lo cual cabría esperar que su origen es anterior al del hombre, y las peculiaridades en el mismo no se deberían al origen del mecanismo, sino a adaptaciones posteriores.

También se ha determinado que uno mismo no puede hacerse cosquillas y obtener como resultado la risa en virtud de que un mecanismo producido por el cerebelo, bloquea la sensibilidad que se provoca por esta acción, aunque en el futuro, por medio de la tecnología robótica, pudiera ser provocada esta autoinducción.

Las cosquillas, junto con la risa y las sensaciones que provocan, están relacionadas con un neurotransmisor que está presente en varias áreas del cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo, neurotransmisor que biológicamente se le conoce como dopamina y que se activa cuando nos tocan en algunas partes del cuerpo, es así como nuestro cerebro registra estas sensaciones teniendo como resultado la risa.

Ahora bien, las cosquillas tienen mucha importancia, estrechan una mejor relación entre padres e hijos en virtud de que el cosquilleo que mutuamente pueden proporcionarse hace sentir un mejor acercamiento y no digamos cuando los hijos son pequeños; cuando se identifica en nuestro cerebro las neuronas de las cosquillas, mejora nuestro estado de ánimo, cambiando nuestro humor en forma positiva, además que psicológicamente nos ayuda a bajar el estrés.

Pero, como todo, las cosquillas también pueden convertirse en procedimientos de tortura. La más popular es en la planta de los pies.

Históricamente se sabe que los romanos utilizaban grandes tablas de madera para sujetar a las personas por los tobillos, hecho lo anterior, les bañaban los pies con sal y arrimaban cabras que con sus lenguas rugosas lamían los pies de la víctima produciendo cosquillas en un principio, pero luego dejando marcas y ampollas.

En la Edad Media, las cosquillas se utilizaron como medio de castigo para la realeza o para personas importantes ya que no dejaba marcas ni heridas, en este sentido se utilizaban instrumentos como: plumas, plumeros, cepillos, las manos o cualquier objeto de terciopelo o algo que simplemente provocara las cosquillas, sobresaliendo de estos las plumas.

En otro orden de ideas, la psicóloga Christine Harris de la Universidad de California, sostiene que la parte del cuerpo más sensible que experimenta las cosquillas, son las axilas, enseguida la cintura, las costillas, los pies y las rodillas, todo en orden decreciente. A su vez con el investigador Chistenfeld, concluyeron que la risa producida por cosquillas, no refleja el mismo estado mental que la risa producida por la comedia, el teatro o el humor.

Finalmente, las cosquillas se pueden definir en débiles y fuertes, estas solo observadas en los primates. El origen de las cosquillas puede deberse a su operación como un mecanismo que afianza los vínculos familiares, sociales y su función como un estímulo sexual, aunque esta última función se ha relegado en estos tiempos a un papel más discreto de una connotación sensual y no directamente sexual.

Apreciable lector, seguro estoy que muchos hemos pasado por estos aspectos y nos damos cuenta que las cosquillas son multifuncionales ya que nos ayudan a mejorar en varios estados biológicos y psicológicos por los que pasamos en la vida, también vemos como en la historia se le ha dado otro uso a esta sensación, gracias y hasta la próxima edición, saludos.


*Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu,mx