/ lunes 26 de junio de 2023

Desde mi óptica | Que el tiempo no lo borre

Hay muchas expresiones respecto al concepto amor, se dice que es un sentimiento o emoción en algún momento a lo largo de nuestras vidas, que es de vivo afecto e inclinación hacia una cosa o persona a la que se le desea todo lo bueno con la que se quiere compartir una vida en común, desde luego con una intensa atracción emocional y sexual, que de no saberse cuidar puede llegar al fracaso.

En el gran universo del amor se encuentran los hijos, es instintivo y sin condiciones, ese amor que dura para siempre, el que no nos va a defraudar, que se encuentra disponible en todo momento, amor que se cultiva con atenciones que sólo los padres pueden brindar, apoyándolos en todo con un trato afable, sin dejar de lado su rol, la firmeza de las convicciones de los valores, ni la disciplina.

Si estamos receptivos al amor vemos que es el poder que puede influir en la salud física y mental siempre y cuando la relación sea todo un éxito, en caso contrario, puede ocasionar grandes problemas, que se ven reflejados en la conducta de niños, jóvenes o adultos. Quienes tienen algún tipo de vínculo sentimental estable se encuentran más sanos emocionalmente.

En el campo de la salud se ha comprobado que con un abrazo, una caricia o una pequeña muestra de amor, el estrés se reduce considerablemente cuando se dá este ingrediente de afectividad; se dice incluso que puede disminuir el riesgo de infartos; que los pacientes de cáncer pueden tener una mejor calidad de vida, con probabilidad de vivir más tiempo cuando se sienten amados.

Reflexionemos en lo siguiente: “La población envejece y la responsabilidad desaparece”, el amor es universal, lo necesitamos en todo tiempo y momento, no tiene fecha de caducidad, pero ¿qué pasa en algunas familias con los adultos mayores que con el paso de los años van perdiendo facultades de libertad de movimiento, es entonces que surge el desamor, la despreocupación y hasta el abandono por este sector de la población que llega a ser tan frágil como los niños, olvidamos que fueron ellos quienes nos dieron la vida o nos dieron todo cuanto pudieron o tuvieron a cambio de nada para ayudarnos a salir adelante.

Ahora bien, si bien es cierto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha decretado la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) ofrece la oportunidad de aunar a los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en torno a diez años de acción concertada, catalizadora y de colaboración para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

En otro orden de ideas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como organismo de las Naciones Unidas para la región, ha insistido en la necesidad de adaptar los objetivos del desarrollo y las prioridades de política convenidas a nivel mundial, a las realidades nacionales. Para ello, ha apoyado mecanismos, eventos y documentos que faciliten la comprensión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la luz de las necesidades de las personas mayores.

Desafortunadamente la familia y la sociedad no estima la problemática de los adultos mayores, su necesidad y urgencia que tienen de ser escuchados, no se percatan de que su salud ya no es óptima, que consideran que ya no pueden laborar, pero desconocen que pueden dar mucho todavía.

Finalmente, estimo que deberíamos meditar, pensar e intentar rectificar pues podemos estar a tiempo para darles amor y una vida digna y de calidad, si nos despreocupamos por nuestros adultos mayores, cuando lleguemos a esa edad tampoco nadie se preocupará por nosotros. Prediquemos con el ejemplo para que niños y jóvenes aprendan a venerar a nuestros ancianos. Viene a mi mente una frase de Gabriel García Márquez: “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”.

Respetable lector, considero que el hombre jamás puede dejar de amar, ya que es un don divino; gracias por el tiempo que dedica a mi aportación.

Correo. losdostraviesos@yahoo.com

Hay muchas expresiones respecto al concepto amor, se dice que es un sentimiento o emoción en algún momento a lo largo de nuestras vidas, que es de vivo afecto e inclinación hacia una cosa o persona a la que se le desea todo lo bueno con la que se quiere compartir una vida en común, desde luego con una intensa atracción emocional y sexual, que de no saberse cuidar puede llegar al fracaso.

En el gran universo del amor se encuentran los hijos, es instintivo y sin condiciones, ese amor que dura para siempre, el que no nos va a defraudar, que se encuentra disponible en todo momento, amor que se cultiva con atenciones que sólo los padres pueden brindar, apoyándolos en todo con un trato afable, sin dejar de lado su rol, la firmeza de las convicciones de los valores, ni la disciplina.

Si estamos receptivos al amor vemos que es el poder que puede influir en la salud física y mental siempre y cuando la relación sea todo un éxito, en caso contrario, puede ocasionar grandes problemas, que se ven reflejados en la conducta de niños, jóvenes o adultos. Quienes tienen algún tipo de vínculo sentimental estable se encuentran más sanos emocionalmente.

En el campo de la salud se ha comprobado que con un abrazo, una caricia o una pequeña muestra de amor, el estrés se reduce considerablemente cuando se dá este ingrediente de afectividad; se dice incluso que puede disminuir el riesgo de infartos; que los pacientes de cáncer pueden tener una mejor calidad de vida, con probabilidad de vivir más tiempo cuando se sienten amados.

Reflexionemos en lo siguiente: “La población envejece y la responsabilidad desaparece”, el amor es universal, lo necesitamos en todo tiempo y momento, no tiene fecha de caducidad, pero ¿qué pasa en algunas familias con los adultos mayores que con el paso de los años van perdiendo facultades de libertad de movimiento, es entonces que surge el desamor, la despreocupación y hasta el abandono por este sector de la población que llega a ser tan frágil como los niños, olvidamos que fueron ellos quienes nos dieron la vida o nos dieron todo cuanto pudieron o tuvieron a cambio de nada para ayudarnos a salir adelante.

Ahora bien, si bien es cierto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha decretado la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) ofrece la oportunidad de aunar a los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en torno a diez años de acción concertada, catalizadora y de colaboración para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

En otro orden de ideas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como organismo de las Naciones Unidas para la región, ha insistido en la necesidad de adaptar los objetivos del desarrollo y las prioridades de política convenidas a nivel mundial, a las realidades nacionales. Para ello, ha apoyado mecanismos, eventos y documentos que faciliten la comprensión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la luz de las necesidades de las personas mayores.

Desafortunadamente la familia y la sociedad no estima la problemática de los adultos mayores, su necesidad y urgencia que tienen de ser escuchados, no se percatan de que su salud ya no es óptima, que consideran que ya no pueden laborar, pero desconocen que pueden dar mucho todavía.

Finalmente, estimo que deberíamos meditar, pensar e intentar rectificar pues podemos estar a tiempo para darles amor y una vida digna y de calidad, si nos despreocupamos por nuestros adultos mayores, cuando lleguemos a esa edad tampoco nadie se preocupará por nosotros. Prediquemos con el ejemplo para que niños y jóvenes aprendan a venerar a nuestros ancianos. Viene a mi mente una frase de Gabriel García Márquez: “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”.

Respetable lector, considero que el hombre jamás puede dejar de amar, ya que es un don divino; gracias por el tiempo que dedica a mi aportación.

Correo. losdostraviesos@yahoo.com