/ lunes 22 de febrero de 2021

La importancia de intentarlo, a pesar de una pandemia


Natalia Patricia Mendoza Hernández*

Empecé a vender calcomanías de princesas en la primaria, mi mamá y yo las comprábamos en el Centro, las revendía en mi salón. Ojalá no lo hubiera gastado en frutsis congelados y papitas. Qué ironía: las princesas que hoy cuestiono tanto por cómo enseñan a las niñas a través de ellas la subordinación de las mujeres, me inspiraban a sacar un dinero extra sin algún tipo de vergüenza, esa que sentimos por todo, particularmente las mujeres. Sin embargo, fue el comienzo de saber lo bonito que es la libertad financiera. Hoy tengo 22 años, me gustan los negocios, pero me gusta más disfrutar de los resultados de mi emprendimiento.

El Covid-19 nos ha dejado claro (entre tantas cosas) que no es fácil emprender pero sí obligatorio para sobrevivir. Si estabas esperando una señal, esta es.

En los últimos años mucho se ha visto sobre la tendencia del emprendimiento, pero según el INEGI, el 99.8% de las unidades económicas son pymes (pequeñas y medianas empresas), con más de 4.1 millones de empresas que aportan el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan el 78% del empleo, lo que nos lleva a concluir que todas y todos tenemos alguna amistad y/o familiar con un negocio o empresa familiar. En México hemos sido emprendedoras/es desde más o menos siempre.

Oxford define al emprendimiento como: “Empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo, trabajo y cuando tiene cierta importancia”. Tal vez hemos emprendido más veces de las que imaginamos, tomando decisiones totalmente distintas a las tradicionales solo por curiosidad.

Si bien México afronta problemáticas de desigualdad estructural en donde millones de personas viven en condiciones de pobreza, tenemos que buscar alternativas; emprender es una de ellas. Sobran casos de éxito (y también de fracaso) de cómo ideas tan comunes se hacen realidad y, de un día a otro, cambian vidas drásticamente. La importancia de intentarlo es la posibilidad de tener una libertad financiera soñada, donde el dinero nunca sea tu preocupación, donde hagas lo que te apasiona y puedas realizar los viajes y/o sueños que te parezcan, hasta este momento, imposibles.

Emprender ha sido todo un proceso, es llevar un negocio de joyería que me encanta y que al mismo tiempo me permite dedicarme a otras pasiones, como son lo social y lo político. También es aprender a hacer sacrificios, trabajar los siete días de la semana, estudiar más, salir de mi zona de confort y vivir mini fracasos que me llenan de miedo a seguir cada vez que pasan; sin embargo, “Namena” es mi mayor orgullo. Es como una bebé que todos los días le tienes que dar de comer, cuidarle, investigar qué es mejor para ella. Sin tenerla en mi vida, las posibilidades de tener tiempo para la universidad y hobbies serían nulas. Tengan su propia bebé.

Emprender es meterte a clases de baile que siempre te gustaron, es crear contenido para redes sociales, es llenar tu casa de plantas arriesgándote a que se vayan a morir a los tres días. Emprendemos todos los días, emprende tus pasiones. No esperes a terminar la universidad, ni a que termine la pandemia. Inténtalo.

* Estudiante de Negocios Internacionales en la Universidad de Guadalajara.

IG: @natttaliamendoza

TW: @nataliamendozah


Natalia Patricia Mendoza Hernández*

Empecé a vender calcomanías de princesas en la primaria, mi mamá y yo las comprábamos en el Centro, las revendía en mi salón. Ojalá no lo hubiera gastado en frutsis congelados y papitas. Qué ironía: las princesas que hoy cuestiono tanto por cómo enseñan a las niñas a través de ellas la subordinación de las mujeres, me inspiraban a sacar un dinero extra sin algún tipo de vergüenza, esa que sentimos por todo, particularmente las mujeres. Sin embargo, fue el comienzo de saber lo bonito que es la libertad financiera. Hoy tengo 22 años, me gustan los negocios, pero me gusta más disfrutar de los resultados de mi emprendimiento.

El Covid-19 nos ha dejado claro (entre tantas cosas) que no es fácil emprender pero sí obligatorio para sobrevivir. Si estabas esperando una señal, esta es.

En los últimos años mucho se ha visto sobre la tendencia del emprendimiento, pero según el INEGI, el 99.8% de las unidades económicas son pymes (pequeñas y medianas empresas), con más de 4.1 millones de empresas que aportan el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan el 78% del empleo, lo que nos lleva a concluir que todas y todos tenemos alguna amistad y/o familiar con un negocio o empresa familiar. En México hemos sido emprendedoras/es desde más o menos siempre.

Oxford define al emprendimiento como: “Empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo, trabajo y cuando tiene cierta importancia”. Tal vez hemos emprendido más veces de las que imaginamos, tomando decisiones totalmente distintas a las tradicionales solo por curiosidad.

Si bien México afronta problemáticas de desigualdad estructural en donde millones de personas viven en condiciones de pobreza, tenemos que buscar alternativas; emprender es una de ellas. Sobran casos de éxito (y también de fracaso) de cómo ideas tan comunes se hacen realidad y, de un día a otro, cambian vidas drásticamente. La importancia de intentarlo es la posibilidad de tener una libertad financiera soñada, donde el dinero nunca sea tu preocupación, donde hagas lo que te apasiona y puedas realizar los viajes y/o sueños que te parezcan, hasta este momento, imposibles.

Emprender ha sido todo un proceso, es llevar un negocio de joyería que me encanta y que al mismo tiempo me permite dedicarme a otras pasiones, como son lo social y lo político. También es aprender a hacer sacrificios, trabajar los siete días de la semana, estudiar más, salir de mi zona de confort y vivir mini fracasos que me llenan de miedo a seguir cada vez que pasan; sin embargo, “Namena” es mi mayor orgullo. Es como una bebé que todos los días le tienes que dar de comer, cuidarle, investigar qué es mejor para ella. Sin tenerla en mi vida, las posibilidades de tener tiempo para la universidad y hobbies serían nulas. Tengan su propia bebé.

Emprender es meterte a clases de baile que siempre te gustaron, es crear contenido para redes sociales, es llenar tu casa de plantas arriesgándote a que se vayan a morir a los tres días. Emprendemos todos los días, emprende tus pasiones. No esperes a terminar la universidad, ni a que termine la pandemia. Inténtalo.

* Estudiante de Negocios Internacionales en la Universidad de Guadalajara.

IG: @natttaliamendoza

TW: @nataliamendozah